Un año sin George Michael
La ausencia del músico británico recuerda que pocos artistas tienen su magnetismo pop
Hace justo un año falleció uno de los últimos grandes iconos del mundo del pop: George Michael. Tras todo el revuelo que tuvo su muerte, con el trasfondo del abuso de las drogas, la ausencia del músico británico nos recuerda que pocos artistas actuales tienen su magnetismo pop, esa mezcla de poderosa estética con un fuerte simbolismo en la psicología de las personas.
Michael, que saltó a la fama por su participación en el grupo Wham! entre 1982 y 1986, vendió más de 100 millones de discos en una trayectoria de casi cuatro décadas, pero su valor cultural iba más allá de los números que le convirtieron en uno de los diez cantantes más ricos de Reino Unido.
Desde que en 1987 arrasase con Faith, un álbum que le catapultaron como un imponente baladista pop, el músico supo moverse como pez en el agua en lo más alto de la fama en la época de Michael Jackson, Madonna y Prince. Su propuesta era simple y directa, con ese perfil impregnado de funk blanco que represento con soltura. Fue una estrella incluso combatiendo a las grandes discográficas en una época de vacas gordas en el mundo del disco.
No fue su única cruzada desde lo alto de la fama. También se convirtió en un referente mediático por defender sin tapujos su modo de ser: defendía el sexo anónimo a campo abierto y en lugares públicos, su gusto por el cannabis y sus experiencias con drogas como el crack. Protagonizó otros escándalos sonados, como detenciones policiales.
Pero lo más importante es que dejó una larga lista de temas que le encumbraron al olimpo del pop, tales como Praying for Time, Wake Me Up Before You Go-Go, Careless Whisper, Freedom!90’, One more try, Faith, Jesus to a child, Fast Love y Outside. Canciones que a pesar del tiempo transcurrido continúan sonando de manera habitual en las radiofórmulas. No muchos pueden decir lo mismo.
Babelia
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