_
_
_
_
_

Nostalgia ochentera para combatir las vacaciones de los hijos

TNT emite 'Yo fui a EGB', un concurso que reivindica la televisión de los 80' y 90'

De entre toda la maraña de siglas que dejan de residuo siete leyes educativas siempre destacan tres letras igual, y tal vez por la misma razón, por la que de entre todas las canciones de series de infancia siempre acabas cantando Óliver y Benji, Los mosqueperros o Fraggle Rock; tres letras: EGB. La nostalgia de los que fueron al cole en los setenta y ochenta alimenta el concurso que emite TNT este miércoles 21 a las 22.30 Yo fui a EGB, basado en una serie de libros que ya lleva cuatro títulos, basados a su vez en una página de Facebook en la que la gente compartía fotos de Espinete o Fido Dido y comentarios de: ¿te acuerdas de…?

La presentadora, Anabel Alonso, arranca el programa saltando en una rayuela, confesando que de pequeña su sueño era alquilar un loft en Barrio Sésamo, donde aceptaban, dice, a erizos, panaderos sobreexcitados, a Don Pimpón y hasta a una naranja y un plátano homosexuales casados —peras con manzanas, peras con peras, que diría Ana Botella—. Tres parejas competirán en pruebas en las que bailarán el hula-hoop respondiendo a preguntas sobre Steve Urkel o El coche fantástico, intentarán completar eslóganes de anuncios de la época, rebobinar casetes con un boli o reconocer sabores ya extintos (de cuando se salía al patio con un Bollycao). A cada respuesta acertada, Alonso grita: ¡Efectivi Wonder!

Juan Zavala, responsable de programación de Turner, dice que el especial con idéntica temática del año pasado funcionó y que, por eso, este año probaron la versión concurso, que no descarta seriar, si la respuesta es positiva. Cuestión que apenas duda Alonso: “La EGB y con ella todos estos recuerdos están asociados a la generación del Baby boom y hoy somos una buena porción de la población”.

Anabel Alonso, el día que se votaba la Constitución, estaba en el cine viendo Grease. Desde pequeña estuvo tan absorta por la pantalla que en el colegio se hizo popular imitando a quienes salían en los programas de la noche anterior. Ahora, teniendo que encarnar a una presentadora de cuando ella fue ferviente espectadora, tiene claro el modelo a seguir: Mayra Gómez Kemp, la conductora del Un, dos tres. Eso, sí, una versión descocada, apunta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_