La máquina del mundo

El ciclo de la evaporación no sólo reúne la “secuencia en progreso” de escritura poética que Álvaro García ha desarrollado los últimos 15 años, constituida por sus cuatro libros anteriores —Caída (2002); El río de agua (2005); Canción en blanco (2012) y Ser sin sitio (2014)—, sino que, sometida a un proceso de maduración y de montaje, la reordena, recompone y reescribe en una “versión íntegra final” que alcanza a ser la representación de una operación unitaria: “Así una vida, así la eternidad” de “un mundo que en sí empieza” y que “en sí termina”. Si algo hace este largo y gran poema único, es imitar la vida reproduciendo sus medios y procesos, dando presencia al ser mismo de la existencia. La posible trama que alimenta la escritura no es otra que el recurrente drama humano, las voces y los actos de esa tragedia vital contados por la voz que escribe este poema, que quiere “ser sólo / canción, respiración de la memoria”.

La vida y los hechos exteriores (de la caída de las Torres Gemelas a la guerra de Irak) coexisten con la sustancia interior del ser, pues la clave está en lo cercano, en sentimientos y detalles mínimos, puesto que “El amor y la música reordenan el mundo / mientras parece que lo desordenan”. La organicidad del libro, esa implícita estructura narrativa casi cinematográfica, nace de una escritura en silva libre y verso blanco, de su sintaxis yuxtapuesta y de una certera sucesión dinámica de imágenes que, como la “maquinaria del dulce despropósito”, emulan la presencia del mundo. Es el vértigo de lo épico recuperado por el “sol vivo” de lo lírico.

El ciclo de la evaporación. Álvaro García. Pre-Textos, 2016. 54 páginas. 11 euros