La cartografía de muerte de la Legión Cóndor
Un atlas muestra a través de reveladores mapas la historia y el rastro de destrucción de la unidad nazi en la Guerra Civil. “Qué habría hecho Franco sin ellos”, se pregunta el autor
La Legión Cóndor te borraba una ciudad del mapa en un plis plas. Poner a la unidad en mapas ha costado dos años de trabajo, una investigación concienzuda y una virtuosísima labor de síntesis y diseño, incluidos minuciosos iconos de cada tipo de avión. El atlas La Legión Cóndor (editorial Dau), del historiador y cartógrafo Jordi Barra, muestra cronológicamente en medio centenar de elocuentes mapas, complementados con textos, la historia del siniestro contingente alemán (que incluyó más de 800 aeroplanos, la mayoría modelos de última generación) cuya actuación en la Guerra Civil fue decisiva para la victoria de los sublevados.
El resultado es asombroso y esclarecedor. Permite entender de un vistazo la destrucción de Gernika, arroja luz sobre acciones como la masacre de la carretera de Málaga (la desbandá), las 23 pasadas sobre Albacete o el bombardeo de Jaén –aviones alemanes pero tripulaciones españolas- detalla el sistema de comunicaciones de la Cóndor e indica el lugar y causa de la muerte de cada uno de los 299 legionarios alemanes caídos en España. Barra reivindica la aportación que puede hacer la moderna cartografía a la comprensión de la historia. El atlas, con diseño de mapas de Marc Ancochea, forma parte de una colección sobre la Guerra Civil desde la cartografía –ideada por el historiador y especialista en cartografía histórica Víctor Hurtado- y lo han precedido sendos tomos sobre La sublevación y Las brigadas internacionales.
“Los mapas son una estupenda herramienta divulgativa, potencian la memoria visual y permiten no pensar solo en abstracto”, explica Barra, que ha participado con una ponencia sobre cartografía histórica en el reciente congreso dedicado a la Guerra Civil celebrado en Santiago de Compostela. “Hemos avanzado mucho desde los de colorines de la editorial Vicens Vives, ahora se evitan los coloreados excesivos y se persigue una claridad formal que favorece la comprensión”. Los mapas, recalca, fundamentalmente se han de entender, pero han de tener también una calidad estética. Se han trabajado minuciosamente todos los detalles y cada mapa se acompaña de “microhistorias” de interés humano (como la de la ambulancia canadiense en la carretera de Málaga), para hacerlo más atractivo.
El primer mapa muestra el viaje en un Junkers de Lufthansa de la carta de Franco a Hitler del 26 de julio de 1936 pidiendo ayuda a Alemania. La porta Johannes Bernhardt, empresario nazi instalado en Larache y que se convertirá en el hombre de Goering en España. En el mapa un avioncito sigue una línea de puntos desde Tetuán hasta Bayreuth, donde Hitler recibe la misiva y toma su trascendental decisión. El mapa siguiente muestra los envíos clandestinos de los hombres y material solicitados a través de empresas y organismos tapadera y el trayecto del buque Usaramo, con soldados y aviones. El paso del estrecho de Gibraltar de las tropas del Ejército de África a bordo de Junkers Ju-52 alemanes, el primer puente aéreo de la historia, se ilustra con otro mapa que incluye el accidente mortal de los alféreces Schiulze y Zech, tras realizar varios vuelos, al tomar tierra en el aeródromo de Jerez de la Frontera el 15 de agosto: son las primeras bajas mortales de las tropas alemanas en España. En un recuadro en el mapa figuran unas palabras de Hitler: “Franco debería erigir un monumento a la gloria de los Ju-52. Es a este avión que la revolución española debe agradecer su victoria”. Todos los mapas además de la información incluyen frases de personajes de la contienda que añaden “espíritu” a la cartografía.
Siguen mapas sobre la generalización de la presencia de combatientes del III Reich en todos los frentes, el rescate fallido de José Antonio Primo de Rivera, la llegada de los tanques de Von Thoma y la peripecia del as de la aviación Rudolf von Moreau, artífice del ataque al acorazado Jaime I, del lanzamiento de víveres en el Alcázar de Toledo y del bombardeo de del Ministerio de la Guerra de Madrid. A doble página, uno de los mapas más interesantes permite observar de un vistazo la creación de la Legión Cóndor en su contexto, en noviembre de 1936, tras la decisión de Hitler de aumentar cualitativamente la presencia militar alemana en paralelo a la ayuda de Stalin a la República y la fundación de las Brigadas Internacionales.
La situación sobre el terreno de la unidad, fundamentalmente aérea y el bombardeo de Cartagena (“las cuatro horas”), preceden a una de las virguerías del atlas: el desplegable del bombardeo de Gernika. Se visualizan en él los diferentes ataques del 26 de abril de 1937 y sobre todo el último, masivo, de las escuadrillas de Ju-52, en alfombra a través de un corredor, lanzando 40 toneladas de bombas explosivas e incendiarias. La cartografía demuestra claramente la intencionalidad aniquiladora del bombardeo más allá de los objetivos militares: un ensayo táctico para la II Guerra Mundial. “Iban a por el puente, sí, y a por el resto”, resume Barra. Es imposible no sentirse impresionado ante la escena de horror que evoca el mapa. Muy interesante es el siguiente, que muestra el largo viaje del cuadro de Picasso sobre la destrucción de la ciudad, incluyendo las giras a fin de recoger fondos para los refugiados españoles. Otros mapas detallan la participación de la Cóndor en las batallas de Brunete, Teruel (con la prueba de los nuevos bombarderos en picado Stukas) y el Ebro. El que recrea la base de hidroaviones en Pollença –incluida su famosa grúa- es uno de los mapas preferidos de Barra.
Los homenajes, el adiós oficial a la unidad y la gran parada aérea de Barajas del 12 de mayo de 1939, que sitúa minuciosamente los 227 aviones de la fuerza española, los 76 de la Cóndor y los 146 de la Aviación legionaria italiana que participaron en el acto, dan paso al gran mapa sobre los muertos de la unidad alemana y la lista de todas las bajas. Es uno de los “rastros de muerte” de la Cóndor, señala Barra. No son muchos muertos, 299. “Es el 1,5 % de los que vinieron. En Teruel, donde hay 20.000 muertos por bando, de la Cóndor mueren 7. En el Ebro, 11, de los cuales 6 en accidente, uno ahogado en la playa. Fueron muy activos pero cayeron muy pocos. La División Azul en un solo día paga esa deuda de sangre”.
Hay más mapas: la visita de Himmler, al que seguimos en su recorrido por Madrid, incluida la corrida de toros y el museo del Prado y luego al monasterio de Montserrat atraído por la leyenda del Grial; y el pago por la Cóndor en forma de la División Azul (incluidas las escuadrillas Azules, bajo el mando de Wolfram von Richthofen, lo que cierra el círculo) en la II Guerra Mundial. Muy interesante es también el mapa del final de los buques alemanes de superficie y submarinos que participaron en la Guerra Civil (el Usaramo, por ejemplo, se muestra hundido en la costa francesa por un ataque aéreo en 1944, y el Deutschland, en el 45 por la RAF en la costa báltica).
¿Qué revelan los mapas acerca de la Legión Cóndor? “Ves claramente que eran unos tipos eficaces, asquerosamente eficaces. Brutales. Su capacidad y su empeño en destruir eran tremendos. Ves a gente fría, que iban directos al grano. Con mucha planificación. Y te preguntas qué habría hecho Franco sin ellos”.
Babelia
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