El aroma torero de la noble bondad
Pepe Moral y Javier Jiménez cortaron sendas orejas en una corrida plagada de matices
Quizá, las dos orejas que se cortaron no reflejan los buenos momentos de interés que ofreció la torería de oro y plata ante una corrida mansa, con muy pocas fuerza y exceso de bondad en algunos toros.
Destacaron el aroma torero de un Pepe Moral recuperado, que debería tener mejor suerte, y la serenidad templada de un juvenil Javier Jiménez; pero no deben quedar atrás los arrestos de Miguel Ángel Delgado, que se jugó el físico ante un toro violento y bronco al que plantó cara con gallardía. Los tres toreros, además, protagonizaron instantes mágicos con el capote: Delgado, ante ese primero, al que recibió con una larga cambiada de rodillas en los medios, y continuó con una tanda de verónicas airosas que cerró con una media de categoría; Moral veroniqueó con mucha clase a sus dos toros, y Jiménez dibujó un precioso quite de verónica y media ante el quinto.
Torrestrella/Delgado, Moral, Jiménez
Toros de Torrestrella, correctos de presentación, mansos y justos de fuerza; nobles tercero, quinto y sexto; descastados segundo y cuarto y violento el primero.
Miguel Ángel Delgado: pinchazo y estocada (ovación); cinco pinchazos y casi entera (silencio).
Pepe Moral: pinchazo y casi entera tendida (silencio); estocada (oreja).
Javier Jiménez: media estocada _aviso_ _2º aviso_ y dos descabellos (ovación); estocada (oreja).
Plaza de la Maestranza. Tercera corrida de feria. 5 de abril. Media entrada.
Los tres, además, coincidieron en los errores: alargaron innecesariamente las faenas, y Jiménez pagó su error con una oreja que tenía ganada en su primero; y los tres citan siempre al hilo del pitón, un error moderno que ejercitan todas las figuras.
Y hubo más. Las cuadrillas brillaron a gran altura con capote y banderillas. Miguel Martín se jugó el físico en un par arriesgadísimo en el primero; Curro Robles y Fernando Sánchez saludaron en el cuarto; otro que se vino arriba y destacó con los palos fue Vicente Varela, ante el segundo, y también saludó; y, por último, Lipi y Rafael Limón también se desmonteraron tras parear al sexto.
Los toros nobles facilitaron el toreo de Moral y Jiménez, y ambos mostraron sus buenas maneras con muletazos suaves, templados y ligados. El problema es que un toro simplemente noble es un toro simplemente tonto. Y la frase es de Fernando Cuadri, un ganadero sabio. Tontos y a las puertas de la muerte, pero permitieron toreo de calidad, ayuno de emoción, pero con aroma. Quizá, lo mejor de uno y otro torero fue su capacidad para conjuntar tandas de buen trazo y mejor final con largos pases de pecho.
El triunfo de Moral llegó ante el quinto, porque su primero se comportó de forma tan descastada y apagada que resultó imposible el lucimiento. Y Jiménez toreó mejor, con honda elegancia, a su primero, pero no encontró la manera de acabar, y pagó su error de bulto con dos avisos y una oreja perdida. A pesar de todo, y en el colmo del desatino pretendió dar una vuelta al ruedo, y desistió cuando vio la cara de un par de buenos aficionados que había en la sombra. Bajó la calidad de su labor ante el sexto, plagada de buenos detalles y un trazo correcto, pero se le aplicó la ley de la compensación y paseó la oreja que antes perdió.
Delgado se encontró con un toro violento y con genio al que picaron poco, y asentó las zapatillas, lo citó con el cartucho de pescao y dibujó naturales de poca hondura pero desbordantes de pasión. Fue una pelea con tintes heroicos. Se le nota necesitado, pero también inconformista y con arrestos. Hizo un esfuerzo encomiable que no demostró con la espada. Su poca puntería la ratificó ante el deslucido cuarto.
La corrida de hoy. Miércoles, 6 de abril. Cuarta corrida de feria. Toros de Las Ramblas, para Miguel Abellán, Manuel Jesús El Cid y Joselito Adame
Babelia
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