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Soleá Morente debuta con rock andaluz

Aunque encierra mucha belleza y temas poderosos, sobran referentes trillados y falta carácter propio, originalidad

Tras foguearse junto a Los Evangelistas, Soleá Morente debuta en solitario con un álbum que se imbrica en la meritoria saga del rock andaluz (con ecos de Triana, Alameda, Cai), según la relectura que está realizando en los últimos tiempos la escuela noise granadina, recurriendo también al espíritu del descomunal y rompedor Omega de su padre (en los temas de Leonard Cohen, en los coproducidos por Antonio Arias), pero corriendo el riesgo de convertirse en mero satélite impersonal de Los Planetas, cuyos logros, a estas alturas, están plenamente amortizados, caducos.

Y aunque encierra mucha belleza, temas poderosos (los de La Bien Querida, los producidos por ella misma, los coproducidos con Miguel Martín, David Rodríguez o Sergio Pérez) y sobre todo la hermosura de una voz conmovedora y sentida que se desenvuelve entre el pop y el pellizco flamenco con cintura y naturalidad, sobran referentes trillados y falta carácter propio, originalidad.

El título, después de todo, se antoja esclarecedor: tendrá que haber un camino, pero Soleá Morente debería buscarlo por ella misma (en esos apuntes y texturas dance en convivencia con lo acústico de ‘Tonto’ puede haber uno), que este, en gran parte de sus vericuetos, es el allanado con insistencia por terceros. Un disco muy agradable, bien realizado y por momentos vibrante, pero que queda como la promesa de lo bueno que puede estar por llegar.

Tendrá que haber un camino. Soleá Morente. El Volcán / Octubre / Sony

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