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“Nunca me he sentido tan cerca de lo sagrado como al leer a Helder”

El escritor colombiano William Ospina contesta al carrusel de preguntas de este diario

El escritor colombiamo William Ospina, en Barcelona en 2013.
El escritor colombiamo William Ospina, en Barcelona en 2013.consuelo bautista

Escritor, traductor, poeta. William Ospina (1954, Colombia) no imaginaba cuando era niño que estas palabras fueran a definirle en un futuro, pero sabe que ese niño "estaría orgulloso" de ver lo que es hoy. En su última novela, El año del verano que nunca llegó, se aleja del camino histórico que había recorrido con su anterior trilogía sobre la conquista de América y sumerge al lector en un mundo fantástico en el que Drácula y Frankenstein comparten escenario.

Pregunta. ¿Qué libro regalaría a un niño para iniciarlo en la lectura?

Respuesta. La Odisea, de Homero, porque tiene sirenas, naufragios, cerdos que se convierten en hombres... Todo lo que un niño necesita para ser feliz.

P. ¿Qué le da miedo?

R. Ciertos costados de la condición humana, como el odio y la crueldad.

P. ¿Dónde no querría vivir?

R. En los suburbios de las ciudades industriales.

P. ¿Cuál fue el último libro que le hizo reír a carcajadas?

R. Los libros me arrancan más sonrisas que carcajadas, pero con los que he estado más cerca de reírme siempre han sido irlandeses, como Oscar Wilde.

P. ¿Algún sueño recurrente?

R. Cada cierto tiempo, visito Londres en sueños y es mucho más fastuosa que cuando la visito en la vigilia. Parece reunir los atributos de muchas ciudades.

P. ¿Cuál es su lugar preferido?

R. La Tierra Caliente, en Colombia.

P. Si pudiera tener un superpoder, ¿cuál sería?

R. El de acompañar oportunamente a los demás.

P. ¿Qué no puede faltar nunca en su nevera?

R. Queso, y ojalá Emmental.

P. ¿Cuál es su especialidad en la cocina?

R. El ajiaco colombiano.

P. ¿Lo último que compró y le encantó?

R. Tengo más en mente lo próximo que quiero comprar: un tornamesa.

P. ¿Qué libro le cambió la vida?

R. La poesía de Helder. Nunca me he sentido tan cerca de lo sagrado y lo divino como cuando la leo.

P. ¿Qué música le gusta oír?

R. Cualquiera, siempre y cuando aparezca la voz humana.

P. ¿Cuál es su rutina para escribir?

R. No tengo. Lo que hace que yo acabe los libros es la obsesión, no la disciplina.

P. ¿Qué cambiaría de usted mismo?

R. Yo creo que uno tiene virtudes porque tiene defectos, y si cambia uno de sus defectos también cambiaría una virtud.

P. ¿Con qué personaje literario se siente identificado?

R. Con Don Quijote. Por esa locura por los libros y esa generosidad, rayana por supuesto en la demencia.

P. ¿Qué le reprochan sus amigos?

R. Nada. Mis amigos tienden a silenciar mis defectos.

P. ¿Cuál es el mejor consejo que le dieron sus padres?

R. Tratar de ser lo más independiente del mundo, no depender nunca de la voluntad de otro.

P. ¿Su olor preferido?

R. Lo primero que se me vino a la mente es el sándalo, pero no sé si me gusta el olor o la palabra.

P. ¿Cómo fue su primera borrachera?

R. En un viaje que hice con mi familia cuando tenía 14 años. Fuimos al río Magdalena y necesitamos usar cuatro medios de transporte para llegar. Y, en todo el recorrido, los adultos no se dieron cuenta de que los niños también tomábamos. Lo recuerdo no tanto por el placer que me produjo como por las consecuencias.

P. ¿Qué considera un buen fin de semana?

R. Buena conversación, buena comida, buena música y un buen paseo.

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