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El ‘marketing’ de un conflicto global

El arte que acompañó a la Guerra de Sucesión Española, en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid

Joseph van Bredael, La batalla de Oudenaarde [11 de julio de 1708], 1716.
Joseph van Bredael, La batalla de Oudenaarde [11 de julio de 1708], 1716.

Carlos II al que llamaban el Hechizado llega al trono español con tan solo cuatro años —su madre Mariana de Austria actúa como regente hasta que este monarca con reputación de debilucho alcanza la mayoría de edad—. Su muerte a los 38 sin descendientes desata una tormenta por la sucesión que duró desde 1701 a 1715, que había comenzado en secreto desde su infancia, y que trastocó muchas, muchas cosas: entre ellas se produjo en España el cambio dinástico entre los Austrias y los Borbones, procedentes de Francia; se perdió Menorca a manos de los británicos por casi un siglo y Gibraltar hasta nuestros días; Felipe V, duque de Anjou, nieto de Luis XIV, y pretendiente victorioso, terminó con los Decretos de Nueva Planta de 1716 con las instituciones de los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y el Principado de Cataluña, integrados en la Corona de Aragón, y que habían apoyado al otro candidato al trono, el archiduque Carlos, más tarde Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El 11 de septiembre de 1714, ahora el de la Diada o Día Nacional de Cataluña, Barcelona cae después de largos meses de asedio ante las tropas borbónicas.

La exposición En nombre de la paz. La Guerra de Sucesión Española y los Tratados de Madrid, Utrecht, Rastatt y Baden (1713-1715) que estos días se exhibe en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid hasta el 23 de febrero y que también organiza Acción Cultural Española AC/E sitúa el peso de este conflicto con ocasión del aniversario de su resolución en su dimensión “verdaderamente internacional”. No fue solo una guerra civil, señala su comisario, el profesor titular de Historia de la Universidad Complutense de Madrid Bernardo J. García García, que se prolongó por 14 años. La manera de repartir la herencia de Carlos II pone en juego el equilibrio de poder en Europa y el acceso a las riquezas y al mercado de las colonias españolas.

La paz se logró tras la firma de más de veinte tratados bilaterales firmados en Madrid, Utrecht, Baden y Rastatt entre 1713 y 1715. Un óleo sobre lienzo de Adriaen Honich en que se representa al Ayuntamiento de la ciudad holandesa encarna lo que supuso dar a cada cual su lugar, y que este fuera simétrico; así, explica el comisario, se debió crear una absoluta igualdad entre los espacios dedicados a las distintas partes que habían estado en conflicto. Para los organizadores de la muestra, que forma parte de un proyecto de cooperación cultural y científica financiado por el programa cultural 2007-2013 de la Comisión Europea, la mejor lección de esta parte de la historia es que la cesión es necesaria para que existan soluciones que perduren. Así, las paces de Utrecht suponen un progreso en el trabajo de la diplomacia y la aceptación de la diversidad religiosa en el continente. Europa tras estos eventos permaneció en paz 25 años.

Juan Carreño de Miranda, Carlos II, con armadura, 1681.
Juan Carreño de Miranda, Carlos II, con armadura, 1681.

El arte sirve en la Carlos de Amberes para relatar de qué manera la propaganda también se hizo protagonista del conflicto. Las campañas de entonces se ejecutaban por medio de grabados, almanaques o retratos. Las 74 obras expuestas proceden de veinte instituciones europeas Austria, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Francia y España y llevan al visitante por tres partes diferenciadas. La primera sección Vísperas de sucesión. La conservación de la Monarquía de Carlos II frente a las ambiciones del Rey Sol (1659-1700) muestra los antecedentes de la guerra y a algunos de los personajes centrales. La imagen distinguida de Carlos II gracias al aura de poder de una armadura en el óleo de Juan Carreño de Miranda del Museo del Prado nos da una nueva perspectiva del enfermizo Austria. “Carlos II es un monarca que resiste, mucho más sólido de lo que lo han presentado. El sistema no languidece y la diplomacia española lo consigue sustentar”, asegura el profesor García.

La segunda parte de la muestra La Guerra de Sucesión (1701-1710). Una herencia de intereses globales en disputa guía al que la visita por los escenarios de cruentas batallas y la maquinaria de los poderosos al servicio de sus causas. Como por ejemplo El descanso de Jean Antoine Watteau, que retrata la retirada de las tropas francesas tras la batalla de Malplaquet de 1709, derrotadas por la Alianza compuesta por Austria, Inglaterra y Holanda. La popular canción Mambrú se fue a la guerra, ya que ahí se dio por muerto al Duque de Marlborough, nace del cruento enfrentamiento. La tercera parte se centra en La balanza de las potencias. La búsqueda del equilibrio y el reparto final de la herencia española en el tablero del mundo (1711-1725): grabados que plasman las últimas batallas del conflicto y planos que muestran la disposición de los ejércitos, un óleo de Vanvitelli con la dársena de Nápoles de la Colección Carmen Thyssen Bornemisza o grabados y medallas conmemorativas de las paces de Utrecht, Rastatt y Baden dan cuenta de los últimos compases de la guerra.

Romeyn de Hooghe, Alegoría de la situación política en Europa en 1702.
Romeyn de Hooghe, Alegoría de la situación política en Europa en 1702.

En nombre de la paz. La Guerra de Sucesión Española y los Tratados de Madrid, Utrecht, Rastatt y Baden (1713-1715) es una exposición con un núcleo central de piezas y distintas versiones que se acomodan a los espacios en los que se celebra. Desde abril a septiembre se ha mostrado en el Centraal Museum de Utrecht (Países Bajos); En Rastatt (Alemania), otra de las ciudades de la paz, estará de marzo a junio de 2014. El Historisches Museum Baden (Suiza) tomará el testigo desde septiembre de 2014 a marzo de 2015. Este proyecto hunde sus raíces en la experiencia de exposiciones anteriores por la conmemoración de la Paz de Westfalia (el final de la guerra de Flandes) en 1998, y a las paces que vivió Europa a principios del siglo XVII, realizada en 2010. Y también en un programa de actividades coordinadas desde la Universidad de Utrecht que arrancó con una serie de seminarios internacionales.

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