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ESPECIAL: SARA MONTIEL
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fúmame, fúmame

De María Antonia se me vienen a la cabeza muchos recuerdos, pero sobre todo el de una persona cálida, un ser humano sencillo, de trato directo, cordial, en donde también a veces asomaba en clave casi de parodia su estela de gran superestrella. Me viene a la cabeza la Sara Montiel que me llama a las 10 de la mañana casi madrugando para pedirme: “Cari, me tienes que hacer una canción, para hacerla juntos, para cantarla juntos, cari…”. Eso ocurrió en la primavera de 1988, no me lo podía creer, la mismísima Sara Montiel me llamaba para pedirme a mí una canción. ¡A mí! No me lo podía creer. Le dije: “María Antonia, querida Sara mía, déjame que le dé un par de vueltas”. Y así fue, le di un par de vueltas y le llamé a mi querido y admirado Joaquín Sabina. Y Joaquín, divertido y fascinado, me dijo que sí, que la hacíamos. Una canción que se llamaría Fúmame, fúmame, con mucho humo y todo eso… una especie de bolero pop que yo canté con mi querida Sara a dúo bajo la atenta mirada de nuestro querido Joaquín y también de la de nuestro recordado Pepe Tous. Pepe, que con la batuta inteligente de Oscar Gómez produjo este disco que recuperaba de nuevo a nuestra Sara Montiel en plena efervescencia de los ochenta.

Sara una vez más estaba con nosotros, estaba con las nuevas generaciones, no quería bajarse del carro. Carro maravilloso que sirvió para inaugurar una estupenda relación de colegas y amigos que ha perdurado a lo largo de estos 25 últimos años. Hace dos semanas cantaba yo con ella su canción Lover en una radio, a capella, como en los viejos tiempos de la radio con mayúsculas que ella también conoció.

Yo le dediqué el Happy birthday to you ya que celebrábamos su 85 cumpleaños. Cómo nos reíamos de todo, de la actualidad, de una película sin estrenar que tenemos hecha en su tierra, y que se titula Abrázame, donde ella es la amante de un muerto y yo su enterrador. Me viene ahora a la memoria también cuando en mi programa de fin de año La última cena, en TVE, ella salía fumándose un puro de dos metros con Sabina después de haberse dicho lo suyo. Era muy graciosa, hablaba siempre que podía de sus orígenes humildes, de sus padres, de su hermana Elpidia, de su familia en general, de su tierra, de México también... sus seguidores mexicanos, cuando se enteraron de que iba a grabar de nuevo con ella una canción —Smoking no smoking— se morían de envidia. “¿La conoces? ¿Has trabajado con la novia de México?”, preguntaban. Y yo les decía que era la novia de un montón de generaciones, de admiradores, de un tipo de cine y de un tipo de propuesta escénica que cada vez más hoy echamos de menos.

Se nos ha ido una estrella, una estupenda actriz, cantante y sobre todo mujer, cariñosa, cercana, solidaria. María Antonia Abad siempre estará en mi corazón, echando humo y fumándose un puro enorme... esperando “al hombre que yo quiero”.

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