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Lírico se va de casa

El rapero zaragozano, miembro de la mítica banda Violadores del Verso, se estrena en solitario con 'Un antes y un después'

Ana Marcos
El rapero Lírico.
El rapero Lírico.

“Con la que está cayendo…” –nuevo dicho popular- y David Gilaberte, Lírico para los seguidores del rap y, en concreto, para los fieles de Violadores del Verso, se independiza de la formación más exitosa y longeva de la escena española, solo por un rato. Un antes y un después propone un relato por compartimentos estancos, musicalizado con hip hop clásico y ciertas licencias rítmicas que retan a la rima elegante de este MC zaragozano. “Tenía una deuda pendiente conmigo mismo, con el grupo y con mis seguidores”, dice al otro lado del teléfono Lírico. “He hecho un esfuerzo por triplicado que ha merecido la pena porque he podido mostrar más de mí”.

Gilaberte ha tardado dos años y medio en producir un disco capaz de diferenciarse de lo que llevaba haciendo años en Violadores y que a la vez fuera capaz de sortear los pasos de los proyectos de sus compañeros, Kase.O, en Jazz Magnetism y Sho hai en Doble Vida. “Por suerte, el resultado tiene mucho que ver con el planteamiento inicial”, aclara el rapero. Las letras mantienen la abundancia habitual de metáforas, hipérboles y símiles en un recorrido por las escenas cotidianas pasan por la cabeza del MC: “Hay reflexión, ligoteo, desamor, fiesta, un tema más vacilón y otros más serios que retratan la situación actual”. Parece que se confirma que la escena hip hop perdonó hace tiempo a los que se atrevían a hablar de amor.

Las bases instrumentales que acompañan al lenguaje medido de Lírico –“digo los tacos justos y necesarios como en la vida real. Se puede ser elegante y rapero, una cosa no quita la otra”- salen de las mentes de productores como R de Rumba, Focus, El Cerebro, Cookin Soul, Hazhe, Sid Roams y Griffi. “He intentado ajustar las inquietudes musicales de un ramillete de productores a la esencia del rap”. En la voz le acompañan sus compañeros Kase.O y Sho Hai, con los que retomará el proyecto Violadores del Verso después de la gira que prepara a partir de febrero. “Me gusta enseñar mi trabajo una vez que está terminado, pero en muchos momentos he contado con su opinión y la mayoría de las veces ha sido positiva”, relata. Aunque lo que más ilusión parece causarle según se intuye al otro lado del auricular es la participación de Evidence de Dilated Peoples. “Lo más puntero en rap underground en Estados Unidos”, apuntilla con orgullo.

Las hojas del calendario caen, pese a los mayas, y emergen como setas las listas de lo mejor del año. No importa la nacionalidad o el público de la publicación, parece que 2012 termina dominado por el rap sin tregua para respirar de Kendrick Lamar y el elegante flow de Frank Ocean. La escena española bulle en paralelo con el rencuentro magistral de los hermanos sevillanos Toteking y Shotta, la rebeldía adolescente de Porta y ahora el estreno en solitario de Lírico. Aún así, ni rastro de rimas en lo mejor del año en castellano. El denominado indie gana por goleada al rap, pese al nutrido público que arrastra. “La cultura musical de un país se dicta desde la radio y la televisión”, dice Gilaberte. “Violadores del Verso menea a mucha gente, hemos sido disco de oro, número 1 en Afyve, y sin sonar en la radio. Si tuviéramos la oportunidad, en vez de llenar pabellones, llenaríamos estadios”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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