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CÁMARA OCULTA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cerrando cines

Cerraron para siempre los cines Renoir de Zaragoza tras 26 años como “valioso exponente cultural de la ciudad”, según se reconoce en el sentimental homenaje que les ha rendido la televisión local. “Es una pena que los que ahora se quejan no hubieran ido antes más a los cines”, replica dolido Enrique González Macho, propietario de las salas. Lo peor es que otros amenazan igualmente con cerrar sus puertas, si no lo han hecho ya (Bilbao, Cuenca, Palma, Valladolid, Alicante…). No es de extrañar que así ocurra dadas las bajas recaudaciones que están teniendo algunas películas notables. En la última semana, por ejemplo, Los niños salvajes, de Patricia Ferreira, gran triunfadora en el último festival de Málaga, o Miel de naranjas, de Imanol Uribe, triplemente premiada en el mismo festival, no han despertado en taquilla el interés que sin duda merecen. ¿Qué ocurrirá a partir de hoy con la estremecedora Evelyn, magnífica ópera prima de la salmantina Isabel de Ocampo, que se estrena sin promoción previa en festivales? En todo caso, ¿sirven realmente los festivales de cine como plataforma de lanzamiento? Muchas películas festivaleramente galardonadas también han pasado en versión original sin romperlas ni mancharlas por las pantallas de los Renoir de Zaragoza sin que hayan podido evitar su cierre.

Es curioso el contraste entre el público español y el francés. En Cannes, un día después de acabar su festival de cine, había colas para ver en una sala comercial De óxido y huesos, la última de Jacques Audiard que ni siquiera había recibido premio alguno. Mientras tanto, en España, alguien en la radio decía con evidente mala leche que habría que darle un premio Goya a Francisco Franco por haber inspirado con la guerra civil tantas películas españolas, aludiendo a Miel de naranjas, y dejando en evidencia que no había visto la película, ya que se trata de un thriller ambientado en los años cincuenta. Miel de naranjas había despertado algunas reacciones en contra incluso antes de estrenarse, solo por la posibilidad de que se mencionara la guerra. Los directores franceses han hablado de su guerra y de la resistencia sin repartos ni censuras, incluido Jacques Audiard; excepcional es el director que no tiene alguna película sobre el tema. Nosotros somos un país raro… que se va quedando sin casi todo. Hasta sin cines.

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