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China y EE UU se comprometen a “colaborar estrechamente” en la lucha climática a pesar de las diferencias

Tras casi un año de conversaciones moribundas, el enviado especial de Washington, John Kerry, pide tratar la “amenaza universal” del medio ambiente de forma separada a otros asuntos diplomáticos

U.S. Special Presidential Envoy for Climate John Kerry and Chinese Premier Li Qiang attend a meeting at the Great Hall of the People in Beijing, China
El primer ministro chino, Li Qiang (derecha), conversa con el enviado especial estadounidense para el clima, John Kerry, durante un encuentro en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el martes.FLORENCE LO (REUTERS)
Guillermo Abril

Aún quedan enormes diferencias por pulir. Pero el diálogo en materia medioambiental entre los dos mayores emisores de CO2 del planeta ha vuelto. La visita de cuatro días a China del enviado especial de Estados Unidos para asuntos climáticos, John Kerry, ha resucitado las relaciones entre las dos potencias, rotas hace casi un año. Aunque no hay grandes avances tras las entrevistas de alto nivel del norteamericano, los canales de comunicación reabiertos marcan ya en sí un paso hacia delante.

“Nos comprometemos a colaborar estrechamente [...] para ayudar a que nuestros presidentes puedan producir resultados reales”, le ha trasladado este miércoles Kerry al vicepresidente chino, Han Zheng, con quien se ha entrevistado por la mañana (hora local). También le ha recordado que el cambio climático es una “amenaza universal” que debe tratarse de forma separada a otros asuntos diplomáticos, según ha recogido Reuters.

La agenda del norteamericano ha estado cargada: el martes se reunió con el primer ministro chino, Li Qiang, y con el jefe de la diplomacia del Partido Comunista, Wang Yi; y el lunes se entrevistó con su homólogo en China, el enviado especial Xie Zhenhua.

Las conversaciones han sido constructivas, pero complicadas, y con ambas partes lidiando con “externalidades” políticas, incluido el siempre espinoso asunto de Taiwán, según ha confesado Kerry a la prensa. “Solo estamos reconectando”, ha dicho. “Estamos reestableciendo el proceso que hemos trabajado durante años”. El ambiente de las reuniones, tal y como lo ha definido, ha sido “muy, muy positivo”.

“Si somos capaces de unirnos en los próximos meses hasta la COP 28 tendremos la oportunidad de marcar una profunda diferencia en la cuestión climática”, ha añadido el estadounidense en su encuentro con el vicepresidente chino en referencia a la próxima Conferencia de Naciones Unidas en la que se negociarán medidas clave para limitar el aumento de la temperatura global. La cita, que arranca en noviembre en Dubái, será la más “importante” desde la cumbre de París, en 2016, ha asegurado Kerry en su última jornada en la capital china.

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El deshielo en materia de clima —que coincide con una bochornosa ola de calor en China y el registro de la temperatura más alta del país, 52,2ºC el domingo— suma otro punto de reconexión política en unas relaciones que han tocado fondo este año. Kerry es el tercer alto funcionario estadounidense que visita Pekín en el último mes. Los lazos en caída libre lograron estabilizarse primero con la visita a Pekín del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a mediados de junio, seguida del viaje a la capital china la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, hace dos semanas.

“El fortalecimiento de la cooperación entre ambos países no sólo beneficiará a cada uno, sino también al mundo entero”, le trasladó el martes el primer ministro chino, Li Qiang, a Kerry. Li pidió actuar con urgencia para “formar una fuerza conjunta” que haga frente al cambio climático. “China está dispuesta a reforzar el diálogo y la comunicación con Estados Unidos para explorar una cooperación mutuamente beneficiosa y abordar conjuntamente el cambio climático”, añadió el jefe de la diplomacia Wang, en otro gesto de buena voluntad hacia la sutura de las heridas.

El cambio climático se convirtió en agosto del año pasado en un campo de batalla más de la dura pugna geopolítica entre Pekín y Washington. El Gobierno chino decidió romper el diálogo con Estados Unidos en diversos frentes tras la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán, la isla autogobernada que el gigante asiático considera una parte irrenunciable de su territorio.

El presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, anunciaron tras un encuentro en noviembre en la cumbre del G-20 de Bali que retomarían las comunicaciones en asuntos de medio ambiente. Y Kerry y su contraparte china, Xie, se vieron las caras justo después en la COP 27 de noviembre de 2022, pero el derribo en febrero de un supuesto globo espía chino por parte de Estados Unidos arrastró las relaciones a cotas mínimas en décadas.

En este complejo contexto internacional, el objetivo de la vista de Kerry ha sido “rescatar la relación climática de un punto de ruptura”, asegura en conversación telefónica Li Shuo, asesor de política global de Greenpeace para Asia oriental. La visita no ha descendido tanto al detalle concreto sino que buscaba ”recomenzar la conversación”, con el objetivo de llegar con capacidad de diálogo a dos eventos claves de otoño: el Foro de Cooperación Asia Pacífico, que se celebra en Estados Unidos y en cuyos márgenes podría darse un encuentro entre Xi y Biden, y la COP 28.

Li cree que los encuentros se han producido en un ambiente “cordial” y “constructivo” y considera un síntoma positivo el trato que Pekín le ha conferido a Kerry, a la altura de la secretaria del Tesoro Yellen, y por encima del vicepresidente ejecutivo y encargado de asuntos medioambientales de la Comisión Europea, Frans Timmermans, quien pasó por Pekín a principios de julio.

Para el Gobierno chino, en cualquier caso, hablar de clima supone negociar también sobre cadenas de suministro y las tecnologías relacionadas con las nuevas energías y la transición energética, por lo que “la cooperación climática sólo podrá avanzar cuando las relaciones generales entre China y Estados Unidos vayan en una dirección positiva y cuando [Washington] ponga fin a la contención industrial y tecnológica de China”, señalaba el martes, citando a expertos, el diario oficialista Global Times. En palabras de Li Shuo, de Greenpeace: “Todo está conectado”.

Para la Casa Blanca resultan clave asuntos como el compromiso efectivo de Pekín en la reducción del consumo de combustibles altamente contaminantes como el carbón. China es a la vez el mayor emisor de CO2 del planeta (en términos absolutos, no per capita) y el mayor inversor en energías limpias. Mientras, Estados Unidos ha sido considerado por expertos como el mayor contaminante de la historia en términos acumulados de este gas de efecto invernadero.

El riesgo de incomunicación entre estos colosos del humo tiene efectos nocivos para el resto del globo. “La falta de cooperación por parte de EE.UU. y China provocará ambigüedad entre todos los demás actores y podría interrumpir las cadenas de suministro de energías renovables”, señala Dimitri de Boer, responsable para Asia de la organización Client Earth. “Esto podría retrasar innecesariamente la transición energética mundial en un momento en que debemos acelerarla”.

Christoph Nedopil Wang, director del Centro de finanzas y desarrollo verde de la Universidad de Fudan, en Shanghái, añade que el diálogo entre ambos tiene por delante abordar numerosos puntos relevantes, como el grado de ambición y las “normas técnicas” sobre el clima, lo cual incluye concretar las formas de medir los tipos de emisiones y la atribución a diferentes fuentes, además de las vías de cooperación en materia de financiación medioambiental y el despliegue de energías renovables en las economías emergentes.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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