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Anatomía de una calima histórica: así se pulverizaron los registros de concentración de partículas

En el 23% de las estaciones de la red de control del Ministerio para la Transición Ecológica se han alcanzado niveles récord de PM₁₀. En El Ejido la concentración fue 40 veces superior a lo recomendado por la OMS

Calima en la localidad almeriense de Lucaneida de las Torres, el 15 de marzo.Foto: Paco Puentes | Vídeo: EPV

El episodio de intrusión de polvo sahariano que ha vivido gran parte de la Península y de las Baleares durante esta semana, con los picos más fuertes durante el martes y el miércoles, ha sido realmente extraordinario por su intensidad y por su extensión geográfica. Así lo atestiguan los datos de la red de control de la calidad del aire del Ministerio para la Transición Ecológica: en 107 de las 471 estaciones de España que miden la presencia de partículas PM₁₀ (aquellas de un diámetro menor de 10 micras) se han detectado concentraciones diarias nunca antes registradas. Es decir, este fenómeno extremo ha supuesto registros récord en el 23% de las estaciones del país, según el análisis elaborado por EL PAÍS de estos datos.

El polvo sahariano ha impactado de lleno sobre la Península y ha dejado un reguero de marcas históricas en Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León, País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Pero la palma se la lleva una estación de Almería: en El Ejido se registró el 15 de marzo una concentración media de 1.779 microgramos por metro cúbico (µg/m³). Para entender qué supone esto es útil conocer que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó como límite de seguridad una exposición media diaria de 45 μg/m³ en su última guía de calidad del aire. El martes en El Ejido la concentración de partículas fue casi 40 veces mayor. Se trata de la mayor concentración recogida en cualquiera de las 471 estaciones con las que trabaja el ministerio y cuyas mediciones se remontan en algunos casos, como el de El Ejido, hasta principios de este siglo.

“Aquí, ni los más viejitos recuerdan nada igual”, señala Pilar Bellido, una farmacéutica almeriense que vive en Aguadulce y trabaja en El Ejido. Y eso que en Almería estos episodios no son extraordinarios. “Estamos acostumbrados a calimas que duran dos horas, cuatro horas, pero a esto, y en invierno, jamás”, afirma. “Es como una niebla densísima, pero naranja, parece el apocalipsis”, indica sobre el peor episodio de calima que ha vivido en sus 65 años.

Si en El Ejido se llegó a esa concentración media de 1.779 microgramos por metro cúbico, en la estación vecina más próxima —ubicada en Almería capital y llamada Mediterráneo— el equipo no dio más de sí el martes y, cuando llegó a una concentración de alrededor de 1.000 microgramos, no siguió midiendo. “Varias estaciones han colapsado en este episodio”, explica Sara Basart, investigadora del Barcelona Supercomputing Center–Centro Nacional de Supercomputación.

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Las marcas históricas no se limitaron solo a Almería o Murcia. A medida que la nube de polvo sahariano avanzaba —“hay estudios que apuntan a que el polvo se desplaza a unos 50 kilómetros por hora”, señala Basart—, las estaciones de medición que se encontraba por el camino veían cómo se disparaban las concentraciones de PM₁₀, como ocurrió por ejemplo en Villanueva del Arzobispo (Jaén), donde se superaron los 1.000 μg/m³. Esta estación comenzó a acumular datos sobre estas partículas en 2004. Y la mayor media diaria que el ministerio tiene registrada en Villanueva del Arzobispo databa hasta ahora de enero de 2007; y fueron de 268 microgramos, cuatro veces menos que ahora.

La OMS, en su última guía sobre contaminación, señala que las intrusiones de polvo sahariano son uno de los factores que contribuyen a empeorar la calidad del aire. Y advierte: “Existe una estrecha correlación cuantitativa entre la exposición a altas concentraciones de materia particulada y el aumento de la mortalidad o morbilidad diaria y a largo plazo”. En España hay estudios que relacionan el incremento de los ingresos hospitalarios y este tipo de episodios de calima.

Todavía es pronto para sacar conclusiones sanitarias sobre el fenómeno vivido en España este marzo y que aún permanece activo, pero en algunas provincias ya están ofreciendo datos. En Almería, según la Junta de Andalucía, hasta este jueves se había atendido a 250 personas en urgencias de los hospitales por dolencias relacionadas con la calima. Paradójicamente, en el Hospital de Poniente de El Ejido no se ha registrado una explosión de casos: entre el lunes y la mañana del jueves habían acudido 24 pacientes como consecuencia de la calima, explica una portavoz del centro. “Son pacientes con cuadros respiratorios previos (asma o EPOC) que, tras atención en consulta, ajuste de tratamiento y recomendaciones útiles, no han precisado de ingreso”, añade. También ha habido casos de afecciones leves en ojos y la piel. Para Miguel Ángel Baena, subdirector médico del centro, que no haya existido una explosión de casos tiene una razón clara: “Estamos convencidos de que la población ha tomado medidas de prevención, reforzando el uso de mascarillas y ha evitado salir a la calle”.

Durante el martes y el miércoles, el polvo sahariano se fue adentrando más y más en la Península, hasta el punto de que la totalidad de las estaciones de medición de partículas PM₁₀ de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y Castilla y León superaron los 100 microgramos, más del doble de lo recomendado por la OMS. En las de Madrid, se superaron holgadamente los 300 e, incluso, los 400.

Y, más al noroeste, la situación no mejoró: en la estación de medición de Ávila, por ejemplo, se alcanzaron los 861 μg/m³, la mayor marca sin duda de las registradas en la década que lleva funcionando esta instalación. Este medidor figura entre los 10 del país que han marcado una concentración mayor durante este fenómeno, según se desprende de los datos facilitados por el ministerio.

“Este ha sido un episodio excepcional para la península Ibérica, sobre todo en el sudeste, donde los datos son históricos”, asegura en un análisis preliminar de las cifras que aporta la Agencia Europea de Medio Ambiente un “sorprendido” Carlos Pérez García-Pando, también del Barcelona Supercomputing Center–Centro Nacional de Supercomputación. “En la España peninsular, los años 2021 y 2022 se han producido dos entradas muy fuertes de polvo en suspensión, aunque la del año pasado no fue tan extensa, ya que afectó al este y los Pirineos”, añade García-Pando.

La red de estaciones de las que dispone España, y que reportan a la Agencia Europea del Medio Ambiente, sirve para monitorear la calidad del aire en el país y para que la Comisión Europea también pueda hacer un seguimiento. Actualmente, la normativa europea establece un límite de concentración media diaria de 50 μg/m³. Pero, para que se considere una infracción, se requiere que ese valor se supere 35 días al año. Además, según explica Marta Muñoz Cuesta, subdirectora de Aire Limpio y Sostenibilidad Industrial del ministerio, las intrusiones de polvo sahariano no cuentan cuando Bruselas analiza el incumplimiento de las normas sobre contaminación.

En estos momentos, el Ministerio para la Transición Ecológica está ultimando la aprobación de un real decreto en el que, entre otras cosas, se fijarán los umbrales de superación para las partículas contaminantes, apunta Ismael Aznar, director general de Calidad y Evaluación Ambiental. Esto servirá para que las administraciones locales puedan alertar a la población cuando se detecten episodios de este tipo para que tomen medidas, como reducir el deporte al aire libre o, como ha ocurrido con esta calima extrema, se utilicen mascarillas. Además, Aznar recuerda que su ministerio acaba de lanzar un nuevo visor digital que no solo permite comprobar la calidad del aire en tiempo real en la red de estaciones de medición del país, sino acceder a la previsión para las próximas horas para tomar precauciones.

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