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El experimento que revela la gran memoria de los chimpancés: “Es impresionante que recuerden dónde están las hormigas”

Un estudio del Instituto Jane Goodall España y la Universidad de Barcelona demuestra que estos simios recuerdan la localización exacta de hormigueros ocultos bajo las hojas

Simios Africa
Un grupo de chimpancés cruza una carretera en Bossou, Guinea.Kimberley Hockings
Laura Camón

La cámara trampa se activa, señal de que un animal salvaje ha pasado frente a ella. Es temporada seca e Hiila, una chimpancé de sabana, camina con determinación hacia su objetivo. Se detiene, aparta con la mano una capa de hojas secas, acerca la nariz al suelo e introduce un dedo en un pequeño agujero. Mala suerte, esta vez no hay hormigas. Entonces, ¿cómo sabía que ahí había un hormiguero?

Un estudio del Instituto Jane Goodall España (IJGE) y la Universidad de Barcelona (UB) recientemente publicado en la revista Communications Biology, aborda esta cuestión. Desde 2009, en Dindefelo, Senegal, el equipo ha instalado cámaras trampa para conocer mejor a los chimpancés que intentan proteger. Uno de los principales objetivos de esta investigación es comprender cómo estos animales logran sobrevivir en un entorno tan variable como el de Dindefelo.

Aunque solemos asociar a los chimpancés con densas selvas tropicales, en las sabanas de África occidental las condiciones son muy diferentes. Durante siete meses, apenas cae una gota de lluvia. Los amplios pastizales se secan y los árboles que no están cerca de fuentes de agua pierden las hojas. Es un lugar de calor y polvo, donde solo los bosques de galería ofrecen un pequeño refugio. Cuando por fin llegan las lluvias, muchas zonas se inundan y el amarillo deja paso al verde. En cuestión de pocos días, el paisaje se transforma por completo.

En la estación seca, los chimpancés aprovechan cualquier recurso disponible, aunque acceder a ellos pueda ser complicado o incluso doloroso, como ocurre con las hormigas legionarias. A diferencia de las termitas, que construyen visibles montículos de tierra, estas hormigas viven en hormigueros subterráneos, lo que las hace difíciles de localizar. Además, tienen una particular afición por trepar por cuerpos cálidos hasta alcanzar los genitales. Para cuando propinan el primer mordisco, el animal ya está cubierto por cientos de hormigas desatando su furia.

En Dindefelo, los hormigueros son escasos y, en su mayoría, se encuentran en los bosques de galería. El IJGE había instalado algunas de sus cámaras trampa en estas zonas, logrando grabar por primera vez a los chimpancés alimentándose de hormigas legionarias. Esto dio lugar a una pregunta clave: ¿cómo lograban explotar un recurso tan arriesgado?

Andreu Sánchez Megías viajó a Dindefelo para investigar esta cuestión como parte de su trabajo de fin de máster. Según explica a EL PAÍS, el uso de herramientas es clave: “Fabrican herramientas con ramas que deshojan. En ocasiones, también modifican los extremos arrancando la corteza con la boca. Una vez que obtienen el palo perfecto, lo introducen en el agujero donde están las hormigas. Lo meten y lo sacan repetidamente hasta que un número suficiente de hormigas sube por el palo. Luego lo retiran y se comen las hormigas”.

El estudio permitió al equipo investigador observar que algunos chimpancés visitaban los mismos hormigueros repetidamente a lo largo del tiempo. Hiila fue una de las chimpancés más insistentes. Durante los cinco años que duró el estudio, acudió 25 días al mismo hormiguero. “En ocasiones, las hormigas permanecen durante días en el mismo sitio, pese a que los chimpancés han ido en días sucesivos a comérselas”, dice Sánchez Megías. “Se arriesgan a que los chimpancés las ataquen, pero prefieren quedarse en ese sitio porque cuesta encontrar otro. Tienen que estar constantemente haciendo el balance”, abunda.

Sin embargo, también es habitual que estos insectos abandonen su hogar temporalmente. Por ejemplo, durante la estación húmeda, los hormigueros pueden inundarse, obligando a las hormigas a desplazarse. Al año siguiente, es posible que regresen al mismo lugar. A pesar de estos cambios, los chimpancés vuelven una y otra vez a los hormigueros. “Es impresionante que recuerden los puntos exactos donde están las hormigas, porque no son visibles a simple vista”, destaca Adriana Hernández-Aguilar, codirectora de investigación del IJGE y profesora Serra Húnter de la UB.

En varios vídeos, Hiila acude al hormiguero acompañada de su cría. Según Hernández-Aguilar, el aprendizaje social podría desempeñar un papel crucial en este comportamiento. “Aunque es muy difícil demostrar que las madres enseñan de manera activa, sí lo hacen de forma pasiva, haciendo el comportamiento para que sus crías lo observen. Del mismo modo que las crías aprenden cuáles son los mejores lugares para dormir, podrían también aprender dónde están las hormigas y cómo obtenerlas”.

En algunos casos, los chimpancés llegaban al hormiguero llevando en la boca la herramienta que iban a usar. Según Josep Call, catedrático de Orígenes Evolutivos de la Mente en la Universidad de St. Andrews, este detalle es particularmente interesante: “Por un lado, el transporte anticipado de herramientas sugiere que no solo recuerdan que hay comida en ese lugar, sino también el tipo de comida que van a encontrar. Esta habilidad se ha demostrado en múltiples ocasiones en cautiverio, pero es menos frecuente observarla en libertad”.

Estas observaciones son relevantes para comprender la evolución de la inteligencia, incluida la humana. Se cree que los primeros homínidos habitaron entornos similares al de Dindefelo, y precisamente estos hábitats estacionales suelen asociarse con el desarrollo de capacidades cognitivas complejas en los primates. “Es posible que cambios sustanciales en el entorno dificulten la tarea de recordar los lugares donde se ha encontrado comida en el pasado. Ello tal vez llevaría a las especies a desarrollar una memoria más invariante. Por ejemplo, basada en aspectos espaciales (derecha/izquierda) más que figurativos (verde/marrón), que no se vea tan afectada por cambios externos traídos por cambios climatológicos”, explica Call.

Según Hernández-Aguilar, el estudio resalta la importancia de la dieta insectívora en el desarrollo cognitivo de los primates, especialmente aquellos que habitan en la sabana. “Los chimpancés de Dindefelo cazan monos, aunque no es algo habitual. La mayor parte de su proteína proviene de los insectos. Estas fuentes de alimento son esenciales para ellos, no solo por el aporte proteico, sino también por su contenido en minerales. Durante la estación seca, las temperaturas son muy altas y necesitan minerales tanto como nosotros”, señala.

El principal objetivo del IJGE en Senegal es evitar la extinción de los chimpancés. Las investigaciones realizadas en Dindefelo no solo aportan información sobre el comportamiento y la cognición de estos primates, sino que también ayudan a identificar los recursos clave que necesitan para sobrevivir en este hábitat tan extremo. Esto es de vital importancia para enfocar las labores de conservación.

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Laura Camón
Es comunicadora científica, graduada en Biología por la Universidad de Salamanca y Máster en Primatología por la Universitat de Girona.
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