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Muere Arno Penzias, el físico que detectó el eco del Big Bang

Galardonado con el Nobel en 1978 junto a su compañero Bob Wilson, ha muerto a los 90 años de edad en San Francisco (EE UU)

El físico Arno Penzias, ganador del Premio Nobel de Física de 1978, en una imagen de archivo.
El físico Arno Penzias, ganador del Premio Nobel de Física de 1978, en una imagen de archivo.Bettmann (Bettmann Archive/Getty Images)

Arno Penzias, el descubridor del eco del Big Bang junto a Robert Wilson, murió ayer a los 90 años de edad, en San Francisco, después de varios años sufriendo alzhéimer. El físico, nacido en la Alemania nazi en 1933, acabó en EE UU después de ser evacuado de Europa, como muchos otros niños judíos, en los meses previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Su descubrimiento, como a veces sucede en la ciencia, se produjo cuando él y su compañero Wilson buscaban otra cosa. En 1964, utilizaban una sensible antena para detectar la línea de hidrógeno, una señal con la que conocer la estructura de la Vía Láctea. Para capturar aquella señal tan débil, tenían que descartar todo tipo de interferencias, desde cables mal aislados a excrementos de paloma que producían ruido en su gigantesca antena. La más extraña de todas esas interferencias era una señal de microondas de radio que parecían llegar desde todo el cielo, sin importar donde se dirigiese la antena, y que era poco energética.

Arno Penzias (izquierda) y Robert Wilson, en 1993, frente a la antena de los Laboratorios Bell con la que descubrieron, en 1964, la radiación cósmica de fondo.
Arno Penzias (izquierda) y Robert Wilson, en 1993, frente a la antena de los Laboratorios Bell con la que descubrieron, en 1964, la radiación cósmica de fondo.roger ressmeyer (corbis)

Cuando se convencieron de que la señal era real, comentaron sus hallazgos con otros cosmólogos que le pudiesen dar sentido. Fue Robert Dicke, de la Universidad de Princeton, que llevaba tiempo intentando capturar aquella señal, quien planteó que aquello era la radiación de fondo de microondas: un eco radiactivo de la gran explosión con la que comenzó todo. Aquella observación supuso que la idea del Big Bang, hasta ese momento una cuestión más filosófica que real, contase con una comprobación experimental y se impusiese a la idea, muy extendida aún entonces, de que el cosmos era algo estable, que siempre había sido y siempre sería. Por aquel hallazgo que cambió nuestra forma de entender el universo, Penzias y Wilson recibieron el Nobel de Física en 1978.

“El universo surge de la nada en un instante y, como astrónomo, observo que seguirá expandiéndose para siempre, con un poco más de materia que de antimateria... Por razones que no entendemos. Para mí no es necesaria la existencia de la materia oscura; dejo la inflación cósmica y esas cosas para los físicos teóricos”, dijo en una entrevista con EL PAÍS hace 30 años, en 1994, cuando se cumplían tres décadas de su hallazgo.

El descubrimiento de Penzias es uno de los más importantes de la historia de la cosmología y uno de los que más se ha filtrado en la cultura popular. Aquel gran estallido, que sucedió hace casi 14.000 millones de años, es una forma de explicar el origen del universo atractiva para millones de personas y que cuenta con evidencias científicas. Lo que recogió aquel telescopio en Nueva Jersey eran los restos radiactivos de aquella inflación primigenia, y observaciones posteriores de aquel fenómeno han permitido, entre otras cosas, conocer con bastante precisión la edad del universo y proponer algunas ideas sobre cuál será su destino.

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