Chile de exportación: la ballena jorobada que engulle a un hombre
Ha sido una noticia viral, la más leída de la semana. Hay escenas extraordinarias que quedan en la memoria colectiva
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Hola queridos lectores, ¿cómo están?
Espero que todo en orden en sus vidas. Que sigan disfrutando de las vacaciones, porque aún quedan días de este febrero hermoso, o del encanto de las ciudades medio vacías, como comentamos la semana pasada en este mismo espacio. Aquí, en la redacción de EL PAIS-Chile, desde la comuna de Providencia, seguimos funcionando como si marzo ya hubiese llegado. Como si fuéramos ya el retail que tiene uniformes escolares desde diciembre (qué pesados).
Hoy nuestro boletín hablará sobre lo que ha sido el fenómeno de la semana: la noticia de que una ballena jorobada engulló a un joven de 24 años en el mar de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, y luego lo expulsó. Todo grabado, por cierto, por el padre del joven, en un registro gráfico que, de no haber existido, habría hecho de esta historia un mito poco creíble. Les cuento: fue la noticia más vista de EL PAIS-Chile en la semana y, por momentos, la más vista de todo el periódico. Es decir, la historia de la ballena y del joven venezolano engullido capturó la atención de los lectores globales, más incluso que cualquier otra del mundo. Increíble. Miles de personas leyendo en paralelo la misma noticia. La entrevista que la periodista Maolis Castro le hizo al muchacho, técnico informático y músico independiente, fue un puntazo: “Cuando estuve dentro de ella, me acordé de Pinocho”, le dijo.
¿Por qué hay historias que interesan de manera tan masiva a la globalidad de los lectores? Es difícil una respuesta cerrada, pero ensayemos. Porque es profundamente humana: ¿quién no ha estado por ahí nadando en el mar abierto? Nos ponemos en el pellejo del muchacho y, en mi caso, sobre todo del padre. ¿Nos podría pasar? Claro. ¿Es probable que nos ocurra? Mucho más difícil. Aquí un segundo punto: es una historia extraordinaria, porque solo la creíamos posible en la literatura o en las lecturas religiosas, con la historia de Jonás (quien pasó tres días y tres noches en el interior de una ballena, para luego ser expulsado).
Cada país y cada región tiene sus propios problemas, dramas, desafíos y felicidades -y vaya que el mundo está movido en esta época-, pero de repente aparece de sorpresa una ballena, engulle a un ser humano que hace deporte en los mares gélidos del sur de Chile, lo expulsa, y el relato de no ficción está en las tabletas, celulares y, sobre todo, en las conversaciones de medio mundo. No estamos acostumbrados a los finales felices. Y este nos gusta.
Para finalizar: el periodista Aldo Schiappacasse, fiel y rapidísimo columnista de este diario, el otro día -en medio del patio de cemento caluroso que separa la radio ADN de la oficina de EL PAIS- me preguntó así, a la pasada, si yo prefería ser comida o vomitada por una ballena. Yo, pensando en mis hijos, dije: vomitada. A él le sorprendió mi respuesta. Aldo prefería ser comido. Y me dejó pensando...
Otras historias:
- Volvamos a la realidad. Este perfil que hizo la periodista Antonia Laborde a Johannes Kaiser, el presidenciable que corrió los márgenes de la extrema derecha chilena, está buenísimo. Con solo 49 años y una vida bastante inusual, el diputado libertario irrumpe en los sondeos con un discurso antimigratorio y a favor de la tenencia de armas y la pena de muerte. Les recomiendo leerla, si no lo han hecho.
- Ana María Sanhueza entrevistó a Eduardo Labarca, el biógrafo de Allende, que acaba de publicar sus memorias, a sus 86 años. “Todos los seres humanos somos santos y demonios a la vez”, le dijo a Ana María. La entrevista está muy interesante, porque es un recorrido no solo a su vida, sino al último siglo de Chile.
- La polémica por la ubicación del monumento al general Baquedano está que arde. Hay un debate técnico, pero sobre todo político, muy interesante. ¿Devolverla a su lugar original? ¿O buscarle otro sitio? No es un asunto tan fácil de resolver sobre esta pieza artística que apareció a ojos de los santiguinos -vaya paradoja- tras el estallido social de 2019.
- Les recomiendo otro hit: las reseñas literarias de Joaquín Castillo Vial, que son muy leídas en Chile, pero muchísimo también fuera de estas fronteras. Escribió -lo hace cada dos semanas- sobre Los nombres de Feliza (Alfaguara, 2025), de Juan Gabriel Vásquez. Tan seguido, o más, que la famosa ballena.
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