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MARCELO BIELSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bielsa, en los ojos de sus amigos

La podóloga y el pastelero; los directores de cine y el escritor; el verdulero y muchos personajes más que dejaron de ser anónimos al asociarse amistosamente con el exseleccionador reviven en un libro los vínculos y reflotan una gran historia de amor

Marcelo Bielsa, exentrenador de la selección chilena de fútbol.
Marcelo Bielsa durante el partido final de la Copa del Rey contra el FC Barcelona en Madrid.DANIEL OCHOA DE OLZA (AP)

Del Partido Revolucionario Bielsista (PRB) quedan pocas señas. También de la imagen sacra que se hizo viral del rosarino elevado a condición de santo. En la elección presidencial del 2009 en Chile, que consagraría a Sebastián Piñera como el primer mandatario de derecha desde la dictadura, el PRB ganó notoriedad internacional y consagró la figura de Marcelo Bielsa como un fenómeno masivo y popular. Norman Varas, uno de los creadores de la plataforma, rememora esa época que cristalizaría, poco después, en el bicampeonato de América, la Generación Dorada y la sensación de vacío materializada en Las viudas de Bielsa, concepto acuñado por su sucesor, Claudio Borghi, para definir el fenómeno.

Quince años han transcurrido desde que El Loco se hizo cargo de la selección chilena para conducirla al Mundial de Sudáfrica. La nostalgia aún perdura. Para dar testimonio del encantamiento inagotable, el periodista Carlos Serrano lanzó Bielsa. Los años chilenos (Planeta, 2024) para reconstruir la apasionante historia de un enamoramiento mutuo, donde el personaje se reconstruye a partir de los testimonios de sus impensados amigos o colaboradores, para recrear desde la intimidad la arrasadora estada del entrenador en Chile.

Mario Riquelme, el verdulero de Macul, le proveía las frutas y verduras, pero terminaron haciéndose amigos. A tal punto que Bielsa lo comisionó para que asistiera en su reemplazo a recibir el premio del Círculo de Periodistas Deportivos vestido de terno y corbata. El pecado de ingenuidad cometido por Riquelme fue hablar desaprensivamente con uno de los asistentes que —obvio— resultó un cronista ansioso por plasmar la historia, la que apareció publicada al día siguiente. Y el vínculo se rompió porque, para Bielsa, lo fundamental era la lealtad expresada en el silencio. Eran historias que no debían ver la luz.

“Fue una de las dificultades para escribir el libro”, confiesa Serrano, “porque, pese al tiempo transcurrido, hay códigos que se mantienen. Personajes que no quisieron develar secretos. Pero el factor común es que el contacto se mantuvo y la admiración también”.

Bielsa dejó su huella en las dulcerías. La Hildegard, cerca del Estadio Nacional, o la Manantial, a pocos metros del lugar de entrenamientos de La Roja en Juan Pinto Durán. Y estuvo siempre ávido de aprender y conocer de las costumbres y la historia del país expresada en el cine. Luis Vera y Sebastián Araya, cineastas nacionales, lo acogieron y se convirtieron en guías y confidentes, al igual que el crítico Miguel Ángel Fredes, quien recibía llamadas al amanecer para que le diera señas de alguna cinta, especialmente sudamericanas, para alimentar su segunda pasión.

Casi siempre encuentros casuales, imprevistos. Como con el actor Paulo Brunetti, rabioso futbolero, que no se conmovió demasiado cuando le dijeron que el exentrenador de Argentina venía a la obra. Incapaz de olvidar el desastre del Mundial del 2002, tomó el hecho con desdén para, tras un par de minutos de charla, convertirse en un gran amigo.

No hay olvido con Bielsa, como lo demuestra Nora Aguilera, su podóloga durante sus días en Chile. Con un modesto local en una galería de Providencia, atendió las necesidades del seleccionador hasta su salida, en 2011. La pandemia la golpeó duro pues no pudo seguir atendiendo y apareció en la televisión asumiendo su drama. Enterado de la situación, recibió un llamado de su antiguo cliente a los pocos días.

La galería de personajes rescatados por Carlos Serrano para Planeta es vasta y variada, y también, aunque no se crea, figuran periodistas, que bien supieron respetar los códigos exigidos para la relación. Como el relator Ernesto Díaz, quien religiosamente era encargado de recibir la formación del seleccionado antes de los partidos, “para que la comparta con sus colegas”. Nunca una fuente tan confiable.

Serrano, periodista andaluz avecindado en Chile desde el 2010, desempolva un amor que parece inextinguible y que, cada tanto, parece reavivarse en las grandes historias futbolísticas. Pero que permanece incólume en el relato humano de una amistad que no se olvida.

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