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Ultraderecha
Tribuna
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La paradoja del ascenso de la ultraderecha en América Latina

Aun cuando no parecen haber indicios de que el electorado esté girando hacia la derecha, sí observamos que fuerzas de ultraderecha están expandiendo su peso electoral

José Antonio Kast y Javier Milei
José Antonio Kast y Javier Milei, en una imagen compartida en sus redes sociales.CORTESÍA
Cristóbal Rovira Kaltwasser

América Latina está experimentado un nuevo ciclo político. El giro a la izquierda de la primera década de los 2000 es materia del pasado y no en pocos países de la región están ganando terreno fuerzas electorales de ultraderecha. El reciente triunfo de Javier Milei en Argentina es un claro ejemplo de esta nueva tendencia, dentro de la cual además cabe registrar los cuatro años de la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil (2019-2022) y la actual administración de Nayib Bukele en El Salvador. También hay casos de fuerzas de ultraderecha que no han conquistado el Poder Ejecutivo, pero que sí han logrado hacerse un espacio en la arena electoral: Cabildo Abierto en Uruguay, el Partido Republicano en Chile y Renovación Popular en Perú.

Una prueba de la similitud entre estas distintas fuerzas de ultraderecha a lo largo de América Latina es que quienes las lideran mantienen una relación de amor mutuo. Jair Bolsonaro fue el primer invitado internacional confirmado a la asunción de Javier Milei y Rafael López Aliaga condecoró recientemente con la medalla de Lima a José Antonio Kast. En el plano ideológico, no obstante, las ultraderechas latinoamericanas ponen énfasis diferentes: algunas son enérgicas defensoras del libre mercado, otras articulan una particular animosidad hacia la izquierda y no pocas desarrollan un discurso populista para atacar a “la elite corrupta” y defender al “pueblo puro”. ¿Cuál es entonces el común denominador entre estas formaciones? Un estudio de la Fundación Friedrich Ebert (FES) del Partido Socialdemócrata de Alemania permite identificar dos los rasgos más comunes: Por un lado, la defensa de políticas de “mano dura” para enfrentar la criminalidad, lo cual usualmente pasa no solo por demandar un aumento en las penas legales y facilitar el acceso ciudadano a las armas, sino que también la militarización de las policías. Por otro lado, la adopción de posturas sumamente conservadoras frente a temáticas sexuales, lo cual incluye cuestiones como el aborto, el matrimonio igualitario y los derechos LGTBQ+.

Si somos testigos del ascenso de la ultraderecha en la región, cabe pensar que el electorado latinoamericano se está volviendo más conservador. En otras palabras, lo que explicaría el apoyo a la ultraderecha sería que los votantes son hoy más de derecha que antes. La evidencia empírica disponible, sin embargo, revela que esta tesis es poco plausible. A continuación, presento tres gráficos que avalan este escepticismo; cada uno de ellos se construye con datos agregados para el conjunto de América Latina (desde Chile hasta México) provenientes del Barómetro de las Américas.

Aprobación del matrimonio

igualitario

América Latina, en %

100%

80

60

38,7

37,2

40

30,9

30,2

27,5

20

0

2010

2012

2014

2016

2018

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

Aprobación del matrimonio

igualitario

América Latina, en %

100%

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38,7

37,2

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30,9

30,2

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2010

2012

2014

2016

2018

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

Aprobación del matrimonio igualitario

América Latina, en %

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80

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30,9

30,2

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20

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2010

2012

2014

2016

2018

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

El primer gráfico muestra el promedio para toda Latinoamérica de quienes se muestran a favor del matrimonio igualitario y se puede observar un gradual aumento para esta medida a lo largo del tiempo.

A favor del aborto cuando la salud

de madre está en peligro

América Latina, en %

100%

80

65,9

60,9

57,2

56,0

60

40

20

0

2012

2014

2016

2018

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

A favor del aborto cuando la salud

de madre está en peligro

América Latina, en %

100%

80

65,9

60,9

57,2

56,0

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2012

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Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

A favor del aborto cuando la salud de madre está en peligro

América Latina, en %

100%

80

65,9

60,9

57,2

56,0

60

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20

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2012

2014

2016

2018

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

El segundo gráfico presenta el promedio para toda la región de quienes justifican el aborto cuando la salud de la madre está en peligro y, al igual que en la figura anterior, vemos que ha venido creciendo el apoyo a esta postura.

Posicionamiento ideológico

América Latina, en %

2004

2010

2018

35

30

20

10

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Izquierda

Centro

Derecha

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

Posicionamiento ideológico

América Latina, en %

2004

2010

2018

35

30

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Izquierda

Centro

Derecha

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

Posicionamiento ideológico

América Latina, en %

2004

2010

2018

35

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0

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7

8

9

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Izquierda

Centro

Derecha

Fuente: Barómetro de las Américas (Lapop)

Por último, en el tercer gráfico se puede ver el auto-posicionamiento del electorado en una escala desde la izquierda a la derecha para los años 2004, 2010 y 2018. Acá queda en evidencia que no hay cambios significativos que permitan pensar que ha ido aumentando el número de personas que se definen de derecha; en efecto, hay un leve crecimiento de quienes se definen de izquierda.

Tomando en consideración esta evidencia empírica puede pensarse que estamos frente a una paradoja: aun cuando no parecen haber indicios de que el electorado latinoamericano esté girando hacia la derecha, sí observamos que fuerzas de ultraderecha están expandiendo su peso electoral. ¿Cómo se explica? Es cierto que necesitamos investigaciones para poder ofrecer respuestas empírica y teóricamente sólidas a esta pregunta, pero por ahora me parece importante desarrollar una línea argumentativa. Gran parte del éxito de la ultraderecha latinoamericana obedece a un castigo a los incumbentes: así como no podemos comprender el triunfo de Milei sin tener en cuenta la dramática situación económica de Argentina, tampoco podemos entender el ascenso de Bolsonaro sin tomar en consideración los escándalos de corrupción que sacudieron Brasil (la operación Lava Jato). Visto así, muchos de quienes apoyan a la ultraderecha no lo hacen porque comulgan del todo con sus ideas, sino que sobre todo porque quieren mostrar su rechazo hacían quienes están en el poder.

El problema es que cuando las ultraderechas conquistan el Poder Ejecutivo, las instituciones de la democracia (liberal) terminan sufriendo. Hungría bajo el mandato de Viktor Orbán es un ejemplo paradigmático de esta situación. Brasil y Estados Unidos están por ahora a salvo porque ni Bolsonaro ni Trump lograron ser reelectos, pero ambos casos revelan un problema más profundo: la práctica desaparición de la derecha convencional.

Lamentablemente, hay motivos de sobra para pensar que algo similar podría pasar a lo largo de América Latina. Así como Mauricio Macri demoró 24 horas en dar su apoyo a Milei, la derecha convencional en Chile tardó lo mismo en adherir a José Antonio Kast, el candidato de la ultraderecha, en la segunda vuelta electoral del año 2021. En resumen, el riesgo que trae el ascenso de la ultraderecha no es solo su ataque hacia las instituciones de la democracia liberal, sino que sobre todo la fagocitación de la derecha convencional. La evidencia comparada revela que sin esta última es imposible la perduración del sistema democrático. Esta es una mala noticia para América Latina, en donde ha costado mucho tiempo que se consoliden fuerzas políticas de derecha convencional, dispuestas a respetar las reglas del juego democrático. La historia nos terminará contando si resistieron el embate de la ultraderecha, pero por ahora todo indica que no están resistiendo.

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