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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Wynton Marsalis repasa en dos horas la historia del jazz en el Palau

Después de no actuar durante siete años en la ciudad cerró el Festival de Jazz de Barcelona

La banda, durante su actuación en el Palau.
La banda, durante su actuación en el Palau.Lorenzo Duaso

Hacía siete años que Wynton Marsalis no pisaba un escenario barcelonés, demasiado tiempo para un nombre de tanto calado como el suyo y más presentándose al frente de la orquesta del Jazz at Lincoln Center neoyorquino que dirige desde 1991. Por esa razón, para poder incorporarlo, el Festival de Jazz barcelonés decidió alargar su programación un par de meses más de lo habitual y cerrar su edición 51 con el trompetista y director de Nueva Orleans. Y el público respondió con un lleno hasta el órgano, se acabaron las entradas con meses de antelación.

Y el concierto no defraudó. Ni siquiera los detractores de Marsalis, que los tiene, se atreverían a ponerle un pero a las dos horas de un jazz intenso, cambiante y lleno de colores que llenaron el escenario del Palau. La orquesta de Jazz at Lincoln Center es una maquinaria perfectamente engrasada que puede acometer sin miedo cualquier estilo jazzístico, hacerlo suyo y servirlo en bandeja de plata. Los quince músicos suenan compactos, dominantes y con un ritmo que cala hondo y más en esta época en que, por evidentes problemas económicos, no abundan las big bands.

FESTIVAL DE JAZZ DE BARCELONA

Jazz at Lincoln Center Orchestra with Wynton Marsalis.

Palau de la Música, 28 de febrero

En sus más de tres décadas de vida esta orquesta neoyorquina se ha dedicado a repasar toda la historia del jazz con un sonido denso, sin fisuras, espléndidos arreglos siempre de nueva factura y grandes solistas. Y así sucedió en su nueva visita. A pesar de que su último disco recién aparecido se centra en la música de Wayne Shorter, su actuación fue un compendio de casi toda la historia del jazz (solo les faltó entrar de lleno en el siglo XXI), desde los primeros escarceos de cuando el jazz todavía no se llamaba jazz (un alegre blues dedicado al primer trompetista de la especialidad, Buddy Bolden que nunca llegó a grabar un disco) hasta composiciones del mencionado Shorter o de algunos miembros de la orquesta, magníficos los temas de Carlos Henríquez o Ted Nash. Así fueron desfilando Dizzy Gillespie, Dave Brubeck o Thelonious Monk y para concluir, no podía ser de otra manera, un tema de Duke Ellington.

Wynton Marsalis se movió siempre con discreción. Apenas abandonó su pupitre, prácticamente nunca actuó como director, lo dejó en manos de los distintos arreglistas de cada tema, y no ejecutó más solos que alguno de sus compañeros. En uno de los temas de Shorter invitó a realizar la parte solista al saxofonista Lluc Casares y el barcelonés la bordó con calor y pasión.

Marsalis no solo tuvo ese detalle con Casares, también cedió el escenario para que la Sant Andreu Big Band abriera la velada. Tres temas en los que Joan Chamorro, su fundador y director, pudo volver a demostrar el enorme trabajo pedagógico realizado en estos últimos quince años. Da gusto ver a estos jovencitos tocando con tanto entusiasmo y dedicación. Una maravilla.

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