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Pinturas falsas como duros sevillanos

El Museu d’Art de Girona analiza en una exposición el fenómeno del engaño en el mundo del arte

José Ángel Montañés
'Predicación de San Juan Bautista', de Pere Mates, la tabla original y la falsa, juntas en la expo de Girona.
'Predicación de San Juan Bautista', de Pere Mates, la tabla original y la falsa, juntas en la expo de Girona.Toni Ferragut

Si hay una frase relacionada con la falsificación de monedas es la de “eres más falso que un duro sevillano”; en referencia a unas excelentes acuñaciones falsas, imposibles de detectar a simple vista, que circularon de mano en mano en la España de finales del siglo XIX. Algo parecido les ocurrió a los responsables del Museu d’Art de Girona tras salir a subasta en 2010 tres tablas atribuidas al pintor renacentista Pere Mates (1490-1558) del retablo de San Juan Bautista datado en 1536. El museo, que posee el conjunto más amplio y significativo de este artista, las compró por 2.400 euros cada una. Pero la alarma saltó cuando en octubre de 2016, salieron a subasta en Madrid seis tablas más atribuidas al pintor, y dos de ellas, El Bautismo de Jesucristo y Predicación de San Juan Bautista, eran, sorprendentemente, iguales a las compradas en 2010, mostrando que en algún momento alguien las duplicó.

La obra atribuida a Lluís Borrassà que compró el Ministerio y depositó en el MNAC, que es falsa.
La obra atribuida a Lluís Borrassà que compró el Ministerio y depositó en el MNAC, que es falsa.

Como con los duros, a simple vista era imposible determinar su falsedad, solo fue posible hacerlo con análisis científicos realizados en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña; sobre todo de los pigmentos que determinaron que las tablas compradas en 2010 se pintaron con posterioridad a 1921, año en el que comenzó a comercializarse el blanco de titanio, presente en las tablas.

“Fue un golpe muy duro”, calificaron los responsables del museo de Girona de entonces. Tras airearse el engaño, consiguieron que se les devolviera el importe pagado (9.457 euros incluyendo comisión e IVA); aunque todavía no se sabe quién y con qué finalidad se realizaron; si solo se copiaron o se hicieron para engañar. Tampoco si solo se duplicaron estas tablas o todo el retablo. Tras asimilarlo y acabar comprando las auténticas tablas (por 36.500 euros), desde el museo han sabido rentabilizar el llamado caso Pere Mates como punto de partida para la exposición Falsos verdaderos. El arte del engaño (comisariada por los historiadores del arte Joan Bosch y Francesc Miralpeix) en la que se plantean los fraudes en el mundo del arte a partir de otras falsificaciones conocidas, analizando y meditando las motivaciones —codicia, vanidad, burla y juego intelectual—, los principales casos y sus protagonistas, a la vez que permite ver juntas, y establecer un juego de miradas entre obras auténticas y falsas, que, la mayoría de las veces, engañan.

Junto a las piezas de Pere Mates se pueden ver un total de 15 obras falsas. Como las dos tablas del caso Solsona que sufrió el Museo Diocesano de Solsona en 1970 cuando dos pinturas del Maestro de la Dormición del siglo XVI fueron copiadas durante su restauración para sustituirlas por las auténticas, un engaño que también se conoció cuando las originales se pusieron a la venta en un anticuario. Tras el juicio, las cuatro volvieron al museo en 1985 y ahora pueden verse juntas.

Obras de Braque, Degas y Picasso, reproducidas por el falsificador hungaro, Elmyr de Hory.
Obras de Braque, Degas y Picasso, reproducidas por el falsificador hungaro, Elmyr de Hory.Toni Ferragut
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Otros falsos catalanes que se exponen son piezas como Un desnudo femenino atribuido a Picasso y una naturaleza muerta con frutas a la manera de Pierre Bonnard, del Museu d’Art de Sabadell; un típico jardín, copia, de Santiago Rusiñol, del mismo Museu d’Art de Girona; un retrato de mujer con sombrero como lo pintaría Ramon Casas, del Museu de Valls; una deliciosa y pequeña Virgen atribuida a Matteo di Giovanni, del Museo de Montserrat y una exquisita tabla de Lluís Borrassà que en realidad pintaron los, hasta el momento, falsarios más conocidos de Cataluña: los hermanos Sebastià y Carlos Junyer i Vidal. Esta pintura es solo una de las alrededor de 50 que los expertos han conseguido establecer que pintaron en su taller de Barcelona a mitad de los años treinta del siglo pasado y que han acabado en manos de coleccionistas privados y museos como el Metropolitan de Nueva York, el Museo de Peregrinaciones y de Santiago, el Museo de Peralada y el MNAC, que ingresó tras comprarlo el Ministerio de Cultura. Nunca se había expuesto hasta ahora. Era tal la producción de los hermanos que daban trabajo de artistas del momento como Togores. “Su negocio se movía en el mayor silencio y misterio. La preocupación por los conocimientos técnicos de Sebastián y su afán de restaurar las tablas mucho influyó en que algunas piezas de su colección se hayan puesto en tela de juicio respecto a su autenticidad”, escribió de ellos el coleccionista Frederic Marès.

El caso Solsona: 'Virgen de la leche' y 'Dominacion de la Virgen', del S. XVI, junto a sus falsas reproducciones.
El caso Solsona: 'Virgen de la leche' y 'Dominacion de la Virgen', del S. XVI, junto a sus falsas reproducciones.Toni Ferragut

La muestra también permite repasar algunos de los libros publicados sobre el tema y conocer la pericia técnica de grandes falsificadores internacionales como el italiano Icilio Federico Joni, autor de Vírgenes que vendió al Metropolitan; el virtuoso Eric Hebborn, que creó un millar de dibujos de maestros antiguos que acabaron en el British Museum; a Wolfgang Beltracchi, autor de cuadros a la manera de Ernst o Léger que legitimaba mostrando fotos antiguas con ellos en las paredes; los van gogh de Otto y Leonhardt Wacker inventaban y distribuían como auténticos y Tom Kesting, autor de excelentes obras a la manera de Goya y Degas. Ninguno como Elmyr de Hory, que falsificó obras de Matisse, Modigliani, Brache y Picasso como las que pueden verse en la exposición proveniente de Es Baluard y del Museo de Arte de Eivissa, la isla donde residió los últimos años de su vida. “Nunca he copiado ninguna obra, porque no me interesa. Me dejo inspirar por un pintor, penetro en su espíritu… y de esta manera prolongo su arte”, declaró en 1973 el que fue protagonista de la película F for Fake de Orson Wells en 1973. Hory se suicidó tres años más tarde cuando estaba a punto de ser extraditado a Francia.

“No es fácil hacer una exposición sobre este tema tan delicado; es un mundo muy complejo con muchas ramificaciones. Hemos trabajado más de dos años en ella”, explica Miralpeix.

El 'caso Pere Mates'. Unos Visitantes inspeccionan diminutas muestras junto a la verdadera obra de Pere Mates, 'Bautizo de Cristo', 1536, y su falso realizado después de 1921.
El 'caso Pere Mates'. Unos Visitantes inspeccionan diminutas muestras junto a la verdadera obra de Pere Mates, 'Bautizo de Cristo', 1536, y su falso realizado después de 1921.Toni Ferragut

“La exposición muestra como el ojo del historiador del arte no es suficiente, porque está sujeto a la habilidad del falsificador; pero la ciencia tampoco lo es todo, porque no se pueden analizar todas las obras que entran en el mercado cada mes. Es imposible. Además, los anacronismos no los puede detectar la ciencia y si el historiador. Donde no llega uno llega la otra”, prosigue el experto, que mantiene que son muchas las obras falsas que permanecen en colecciones y que pueden aflorar cuando vayan saliendo al mercado del arte.

En cuanto a la resolución del caso Pere Mates, asegura: “Tenemos una idea de dónde salieron las obras, también el momento en que se produjeron: en 1925, cuando las pinturas se vendieron de la colección Estruch a la colección Josep Jover. También el tipo de pintor; muy hábil en el ámbito de la restauración, que entendía de pigmentos y de composición y que tenía acceso a las obras, e incluso las llegó a calcar. Todo eso reduce mucho el círculo, pero es demasiado arriesgado. Es solo una conjetura que no podemos convertir en una hipótesis”, remacha Miralpeix.

Han van Meegeren, el artista que engañó a los nazis

Van Meegeren ha pasado a la historia de las falsificaciones como autor de copias de Vermeer que acabaron comprado museos como el Boijmans y el Rijksmuseum y clientes como el mariscal nazi Hermann Goering, que le compró en 1942 Cristo y la mujer adúltera. Tras la guerra, fue juzgado en 1947 por vender a los nazis elementos preciosos del tesoro nacional holandés. Acorralado, admitió que tanto esta como otras atribuidas a Frans Hals y Pieter de Hooch, las había pintado él: "Yo no entregué ningún Vermeer a los alemanes, sino un Van Meegeren". El tribunal para acabar de creerlo le obligó a pintar en la sala un Cristo entre los doctores. Al final, solo fue condenado por fraude y no a pena de muerte.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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