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¿Por qué son maestras estas 50 obras del IVAM?

El museo inicia una colección de libros sobre sus fondos con una selección de piezas realizadas entre 1900 y 1950

Ferran Bono
Cartel del acorazado Potemkin de Rodchenko de 1926.
Cartel del acorazado Potemkin de Rodchenko de 1926.

No son obras canónicas, ni suelen figurar en los manuales de arte al uso, aunque sí muchos de sus autores. Son, sin embargo, relevantes y reveladoras, anticipan y explican la evolución posterior del arte. No en vano, la mayoría de piezas reunidas en el libro 50 obras maestras 1900-1950 Colección IVAM, presentado este lunes, fueron elaboradas en las llamadas vanguardias de entreguerras de la primera mitad del siglo XX. Y ahí, el museo valenciano supo atesorar, sobre todo en los ochenta y principios de los noventa, una notable selección de papeles, libros y fotografías de aquel fecundo periodo, con un presupuesto muy limitado. El paso del tiempo ha revalorizado el interés de esos fondos.

Por eso no es extraño que la profesora de la Universidad Complutense y responsable de la selección del nuevo libro, Rocío Robles, destaque la cubierta del libro, del diseñador gráfico soviético Solomon Telingater sobre las 50 obras que ella misma ha elegido para la publicación. Es un perfecto ejemplo de cómo aunar el diseño gráfico, el fotomontaje y la tipografía. "La cubierta ya te cuenta todo el contenido del interior", apuntó. También resaltó el libro para niños Panorama de la costa, de la vanguardista Alexandra Exer, cuya vida transcurrió entre Moscú, San Petersburgo, Kiev y París. Una obra desplegable e innovadora en formato acordeón, convertida en objeto artístico y herramienta de aprendizaje.

Cubierta de Telingater.
Cubierta de Telingater.

En el libro, cada reproducción de la pintura, escultura, fotografía o cartel va acompañada de una sucinta explicación de su interés y contexto histórico en que se creó. "Están los grandes nombres", pero "la historia del arte no se construye solo con ellos y los menos conocidos también están", señaló.

En esta línea, el libro "se ha hecho desde otro punto de vista", desde "la pluralidad y riqueza en lo estético, en lo plástico y en lo político". "Son unas décadas en las que no se puede obviar el posicionamiento político, las guerras, el exilio... Sus biografías están atravesadas por el momento político". Además, comentó que "desde el diseño a los textos ponen sobre la mesa cosas que hacen que las obras estén en una cosmogonía, algo que hace que las obras no sean independientes ni autorreferenciales". "Abre muchas posibilidades de leer el arte de la primera mitad del siglo XX", agregó. Aunque el este catálogo "permite hacer lecturas mucho más complejas", aseguró que "es accesible a todos los públicos".

Escultura automática de Arp, entre 1938 y 1947.
Escultura automática de Arp, entre 1938 y 1947.
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El director del IVAM, José MIguel G. Cortés, anunció que a este libro le seguirán otras obras que recogerán periodos y etapas posteriores a través del repertorio de este museo valenciano. Recordó que aquello que "da identidad y sello a un museo es su colección" y su "capacidad de crear relatos". "En este caso, del último siglo", puntualizó el director del IVAM, que valoró "la coherencia y el sentido" del conjunto de obras del centro. De no tener estos valores, el museo valenciano de arte moderno "sería una sala de exposiciones sin más".

Obras seleccionadas

Entre las obras de arte moderno que conforman esta selección, elegidas de entre las cerca de 12.000 que componen la colección del IVAM, se resalta la importancia de los conjuntos de obras tanto de Ignacio Pinazo (1849-1916), de quien se destaca Anochecer en la escollera III, como de Julio González (1876-1942), con Mujer ante el espejo.

Un móvil de Calder sin título de 1934.
Un móvil de Calder sin título de 1934.

Uno de los principales ejes iniciales del IVAM comprende obras plasmadas en distintas técnicas, procedentes del espíritu radical de las vanguardias no objetivas --negadoras de la representación directa y figurativa de la realidad y por ende exploradoras de formas abstractas--. Así, vinculadas al movimiento futurista, se ha seleccionado La taberna fantástica de Iliazd o Las palabras en libertad futurista, de Marinetti.

Al mismo tiempo, se observa en la colección un deseo de abarcar las distintas variantes de los lenguajes rompedoras de la abstracción analítica, innovadora y experimental, como la surgida en contextos tan diferentes como el holandés, el ruso, el francés o el alemán. En este sentido, pueden encontrarse aportaciones de artistas como Delaunay Terk/Cendrars (La prosa del Transiberiano y de la pequeña Jehanne de Francia), Francis Picabia (Cortadora) o Marcel Duchamp (Discos ópticos. Rotorrelieve), entre otros.

Cartel de MIró de 1919.
Cartel de MIró de 1919.

La visión constructivista también está presente en un buen número de obras, como por ejemplo en las pinturas del húngaro Lászlño Peri (Construcción espacial nº 7) o de artistas con "desigual fortuna crítica", como Naum Gabo (Relieve cuadrado), así como obras que entroncarían con distintas manifestaciones constructivistas procedentes de Rusia, como las de El Lissitzky (Sobre dos cuadrados).

Alemania también ha sido fuente de inspiración de quienes han ido ideando y fraguando la colección del IVAM, con piezas tan relevantes del ámbito dadaísta como Cabeza dada, de Hans Richter, o Dibujo Merz plástico, de Kurt Schwitters), o de la crítica social en el periodo de la República de Weimar --por ejemplo, las acuarelas Ecce Homo, de Gerorge Grosz--. También en esta línea, destaca en España la obra rupturista de Nicolás de Lekuona, con su collage Sin título.

Otra de las líneas centrales de la colección reside en aquellas proposiciones y poéticas que a lo largo de algunas décadas han hurgado en dominios del inconsciente, en el terreno de lo onírico y de la fantasía, buscando de ese modo una diferente posición ante el mundo, con artistas como Man Ray y su Integración de sombras o Joan Miró y su Aviat. L'instant.

Asimismo, se incluyen en este catálogo disciplinas centradas en el territorio industrializado como eje principal de la modernidad y de los tiempos actuales. Es el caso de las obras de Germaine Krull (Métal), Paul Schuitema (Sindicato Central 30.000 trabajadores del transporte) o las muy numerosas de George Grosz. También puede observarse esta fascinación por lo urbano en la fotografía de Horacio Coppola sobre Buenos Aires (Nocturno).

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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