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El arte como mecanismo de lucha contra el cambio climático

La muestra ‘Eco-visionarios’, en Matadero, reflexiona sobre la salud del planeta

Propuesta del arquitecto Andrés Jaque, del estudio Office for Political Innovation, para actuar en las islas de Laguna Grande, en Texas.
Propuesta del arquitecto Andrés Jaque, del estudio Office for Political Innovation, para actuar en las islas de Laguna Grande, en Texas.

El cambio climático no es solo una cuestión medioambiental, política o socioeconómica, sino también cultural. Un problema que nos afecta a todos, y cuya solución parte de la cooperación entre varios agentes. Esta es la premisa de la exposición Eco-visionarios. Arte para un planeta en emergencia, en Matadero Madrid.

“[El cambio climático] No debe ser solo una prioridad para la comunidad científica, la ciudadanía también tiene que implicarse”, dice Rosa Ferré, directora de Matadero. “Para ello hay que acercar esta realidad a la gente, no solo a través de datos, y ¿qué mejor que el arte para hacerlo?”, se pregunta Ferré. Eco-visionarios es una exposición-manifiesto que aborda los efectos de las transformaciones ecológicas que se están viviendo actualmente y causadas, principalmente, por la acción del ser humano: el calentamiento global, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar, las sequías que afectan a algunas regiones del mundo, el agotamiento de recursos, la extinción de especies…

De la mano de 40 artistas internacionales, esta muestra —dividida en cuatro partes: Desastre, Extinción, Coexistencia y Adaptación y que estuvo esta temporada en el reseñable museo MAAT de Lisboa— busca concienciar sobre la necesidad de actuar de manera urgente frente a estos cambios. “Es una selección multidisciplinar de obras que tratan de conectar con el espectador y explicarle cómo hemos llegado hasta aquí y qué podemos hacer a partir de ahora”, explica Ferré, que ejerce también de comisaria de la exposición, junto a Ana Ara, Pedro Gadanho y Mariana Pestana.

Arquitectos, diseñadores y otros actores culturales cuestionan estas transformaciones ecológicas que sufre la Tierra, señalan sus causas, ponen de relieve sus aspectos menos visibles y anticipan planteamientos alternativos de respuesta y de adaptación a sus consecuencias.

Algunos de los artistas participantes ya habían trabajado con Matadero Madrid, otros han sido invitados para esta muestra. “No es que hayamos tenido que excavar mucho para encontrar artistas que hablen de este tema en sus discursos. Desgraciadamente, es una cuestión que nos afecta como sociedad y que atraviesa transversalmente el mundo del arte contemporáneo por su relevancia”, apunta la comisaria.

'Diseños para la sexta extinción', de Alexandra Daisy Ginsberg.
'Diseños para la sexta extinción', de Alexandra Daisy Ginsberg.
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Eco-visionarios trata también de reflexionar sobre la noción de la propiedad para denunciar la actitud del ser humano frente a otras especies. “Plantear modos de coexistencia con la naturaleza es una manera de aceptar que esta situación es irreversible, pero que podemos al menos no empeorarla”, dice Ferré, que considera la adaptación otra forma de aceptar la realidad ecológica contemporánea.

Para conseguirlo, en la muestra se presentan una serie de propuestas innovadoras: desde investigaciones sobre el control del clima y las formas orgánicas de producción de energía, hasta ficciones especulativas que abordan la manera de reinventar nuestra biología y nuestras estructuras sociales.

Matadero Madrid lleva más de un año trabajando en esta línea artístico-ecológica. Además de Eco-visionarios, la dirección del centro cultural ha creado el Instituto Mutante de Narrativas Ambientales —en colaboración con la red de trabajo interdisciplinar Plataforma-A—, un espacio desde el que conectar el arte con otras ramas como la ciencia, el periodismo, las humanidades, las ciencias sociales y la investigación tecnológica.

Un jardín cyborg

“Matadero es un enclave muy importante para la ciudad de Madrid”, explica su directora. “Su construcción y su ubicación, próxima al río, nos permite probar cómo podríamos mejorar las condiciones y los retos medioambientales que se dan en las urbes”, añade. El resultado es el Jardín Cyborg, situado también en las instalaciones de Matadero, y en el que un grupo de artistas y técnicos de distintas disciplinas han desarrollado diferentes procesos creativos que intentan mejorar la calidad del aire, bajar las temperaturas del espacio e integrar la fauna y flora del río Manzanares. “Son todavía prototipos, pero si demuestran su eficacia, se pondría en marcha su instalación definitiva”, aclara Ferré.

Eco-visionarios (que se puede ver en la Nave 16 de Matadero Madrid hasta el 6 de octubre) retomará en septiembre su programa de actividades paralelo a la muestra (que se puede ver hasta el 6 de octubre) con talleres sobre cambio climático, recitales de poesía, mesas redondas con expertos y un programa de radio dedicado a la extinción de especies. Debido a su temática y trascendencia internacional, la muestra viajará a la Royal Academy of Arts de Londres en noviembre.

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