_
_
_
_
_

La cultura independiente de Barcelona lanza un SOS

La compañía de danza Sol Picó, la Nau Bostik y la librería Calders, entre el medio centenar de entidades del colectivo Cultura de Base que piden más recursos públicos

Los convocantes de la rueda de prensa en la 'performance' del inicio
Los convocantes de la rueda de prensa en la 'performance' del inicioAlessia Bombacci

Una cuarentena de personas restan adormecidas en las gradas del Antic Teatre de Barcelona. De repente, se despiertan y alzan las pancartas de las entidades que representan como metáfora de su situación de emergencia. Con esta performance empezaron la rueda de prensa de ayer poetas, actores, libreros, bailarines, músicos callejeros y otros personajes del mundo cultural independiente barcelonés que conforman el colectivo CdB (Cultura de Base) y que, ante la situación de precariedad en la que se encuentran, demandan de las instituciones públicas más recursos para sobrevivir.

Los convocantes del particular SOS, algunos de reconocidos centros de Barcelona como la librería Calders, el Centre de Cultura de Dones Francesca Bonnemaison, el festival sostenible Drap-Art, la compañía de danza contemporánea Sol Picó o la Nau Bostik, presentaron un manifiesto en el que denuncian la “insostenible situación económica” que atraviesan desde hace unos años y que provoca que algunas entidades tengan que prescindir de algunos de sus espacios y que otras vean amenazada su existencia. “Tenemos que hacer obras para que nuestra galería de arte siga adelante: costarían unos 25.000 euros y toda la dotación económica del Consistorio destinada a las entidades culturales para hacer reformas es de 75.000”, ilustró Jordi Ras, presidente de la Asociación Cultural Espai Poètic. En esa línea, CdB también pidió mayor transparencia sobre los 4,2 millones de euros (de los 200 millones que el Ayuntamiento confiere a Cultura) que se reparten en concursos públicos entre los proyectos de la ciudad, sean éstos macrofestivales o del entorno del CdB.

Problemas con el alquiler

Otra de las quejas fue la “dificultad de tener espacios de trabajo donde realizar nuestra actividad: en un centro de la ciudad con locales cuyos alquileres cuestan 2.000 euros, una pequeña librería nunca va a poder sostenerse”, afirmó Ángel Tijerín, librero de On the road. La subida de esos alquileres, unida a la gentrificación, hace insostenible la permanencia de algunas entidades culturales, como el espacio de danza La Poderosa, actualmente sin sede estable. Asimismo, el propio Antic Teatre de Barcelona que acogió el acto podría tener problemas si no llegan a acuerdos con la propiedad.

Los organizadores del acto lamentaron que la administración pública divida la actividad económica entre proyectos públicos y privados, terminología que “fomenta la confusión entre los conceptos privado e independiente”, en tanto que los proyectos independientes de CdB, en su opinión, no se rigen por la lógica de empresa, “ni piensan en las personas como usuarios o clientes” y “tratan la cultura como un derecho y no como una actividad que tan solo busca lucro".

Por todo ello, apuntaron como flotador vital para afrontar su precariedad el incremento de las subvenciones que reciben del Consistorio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_