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“Leonard Cohen es un muermo que solo gusta a las tías”

José María Pallardó, gurú de la radio musical de los años setenta y ochenta, sigue en activo e igual de vitriólico

José María Pallardó en los estudios de RKBR.
José María Pallardó en los estudios de RKBR.m. Minocri

Su imagen es anónima, como la de los radiofonistas de antes, pero cuando abre la boca, su voz enraíza emocionalmente los recuerdos de aquellos con edad para haberlo escuchado en la radio, bien en Radio Juventud o, más tarde, en Radio Cadena Española. Continúa con el cabello en su lugar y sólo parecen faltarle aquellas gafas de cristal degradado marrón que ocultaban parcialmente una mirada tan inquisitiva como descreída. Es José María Pallardó, el locutor que pautó el consumo musical en la ciudad durante los años setenta y ochenta, el gran gurú de programas musicales como Al Mil Por Mil y El Clan de la Una, que abrían la ventana a la música internacional en tiempos en los que sólo la radio saltaba fronteras. Hoy sigue en activo, y cada domingo abre su Clan del Domingo en RKBR. "Lo hago porque puedo, leí en alguna parte que hay que hacer lo que se pueda hacer, y si puedo hacer radio la haré", afirma.

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El tiempo se acumula pero Pallardó sigue igual, vitriólico, irónico y en las antípodas de la corrección política: "Me enviaron a una de las primeras ediciones del Sónar para ver qué era eso de la electrónica, la última maravilla, la música excelsa, el milagro de los dioses, decían. Y resulta que eran melodías tipo "tiro, riro, riro-rá" con muchos jóvenes bailando y haciendo así con la manita. Lo comprendí, era una perfecta mierda". Cuatro frases enlazadas en una persona asertiva y sin freno que habla como si hiciese radio, por lo general con frases cortas, cortantes y categóricas. "Es verdad, no debemos pensar que lo pasado fue mejor, pero tampoco los cambios traen siempre mejoras", sostiene. Aunque hay cosas de antes que ahora no pasan, tal y como rememora: "El verdadero impulsor de la música en Barcelona, el padrino de Gay, fue Oriol Regàs, quien además de promover conciertos como los de Sandy Denny o Vinegar Joe, nos pagó a varios locutores musicales el viaje al festival de Wight porque quería que Barcelona estuviese informada de un acontecimiento así". Y fue precisamente allí donde nació el celebérrimo "hoooola pops" con el que Pallardó iniciaba sus programas. “El presentador del festival dijo algo así como "hola wightis", y pensé que adaptada sería una excelente salutación".

Pallardó no recuerda aquellas épocas como grises, o pintadas en blanco y negro, todo y trabajar en una emisora del Movimiento como Radio Juventud: "Entonces el Movimiento ya estaba parado y como la frecuencia modulada era nueva, se convirtió en el rincón donde a los jóvenes nos dejaban hacer cosas para jóvenes. Eran tiempos de ebullición, comenzaba la música, movimientos juveniles, gente que se hacía oír y protestaba, pelos largos. Leo en los artículos que hablan de la España en blanco y negro y resulta que había un millón de grupos tocando. ¿Esa era la oscuridad?, ¡anda no me fastidies! Ahora ya no quedan ni cantautores, que eran un latazo, por cierto".

No soporta la radio actual. "Un señor o señora se sienta ante el micro a las 06:00h y no lo deja en toda la mañana y para rematarlo, la tele ha hecho que la gente de radio la abandone".

oldeador de gustos al programar músicos que no se oían en España, Pallardó quita hierro a su papel: "No sé, no éramos tan conscientes de nuestro poder. ¡Coño! es como quien hace bastones y los hace bien y la gente pregunta y responden Peláez , y Peláez comienza a hacerse popular. Ya está". La cuestión es que Pallardó decidió que Felicia fuera el single del Powerful people de Gino Vanelli en contra del criterio de la discográfica…y la discográfica acabó rectificando. Eran otras épocas.

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¿Y cómo se trabajaba entonces? "Pues no sé, pero cuidaba mucho el inicio y el final del programa, eran los puntos clave. Una frase lapidaria de inicio, ¡qué profundo!, debían pensar y un buen final. Una canción me sugería algo para el siguiente, y así sucesivamente. Tenía una base, escribía unas líneas antes de presentar el siguiente tema y listo". Por debajo de sus palabras hay mucho oficio y respeto al mismo, y una veneración absoluta por el medio, la radio: "De pequeño ya me gustaba la radio, de hecho he sido más radiofonista que periodista. Prefiero incluso antes la radio que la música. Hay especialistas en pelis del oeste, pero saben hacer de otros géneros, así es la radio, puedes hacer muchas cosas diferentes." Pero no soporta la radio actual. "Un señor o señora se sienta ante el micro a las 06:00h y no lo deja en toda la mañana y para rematarlo, la tele ha hecho que la gente de radio la abandone".

Él sigue fiel al medio en el que sigue poniendo mucha música internacional. "En los 70 y 80 sólo programábamos ese tipo de música, queríamos que los jóvenes de aquí supiesen que escuchaban lo mismo que un chaval de Londres o París". Creador de El sacapuntas, programa humorístico irreverente y pionero donde coincidieron Josep María Bachs, Montesol, Jordi Estadella y Miquel Arguimbau, Pallardó sólo lo recuerda, como casi todo, con distancia e ironía. "No conseguimos ni un solo anunciante". Es José María Pallardó, aún en activo tras jubilarse en Radio Nacional de España, colaborador en Radio Marca de uno de sus amigos de entonces, Albert Maya, y aún sin asomo de corrección "Scott Walker era un gilipollas, y su hermano un tonto del culo; en comparación con Dylan, Cohen es un muermo que sólo gusta a las tías; fui el primero en entrevistar a Ramoncín, y nunca me arrepentí lo suficiente", dice antes de asegurar que "eso de la corrección lo inventaron los socialistas, Catalunya Ràdio y TV3". Genio y figura.

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