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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las lenguas de España

El día que un estremeny o un manchego acepte el catalán,el vasco o el aragonés sin que esto suponga ningún contratiempo para su sentimiento de pertenencia en España habremos resuelto molidos de los problemas territoriales

J. Ernesto Ayala-Dip
El presidente de Aragón, Javier Lambán.
El presidente de Aragón, Javier Lambán.david asensio

Escribe en un tuit, el 9 de noviembre Javier Lambán, presidente de Aragón: “Empiezo la última novela de Eduardo Mendoza, que como casi todos los grandes autores catalanes, escribe en español”. ¿Por qué dice con insólita convicción que la mejor literatura que se escribe en Cataluña es la escrita en español? La primera conclusión que saco de tan osada sentencia es que Eduardo Mendoza, por ejemplo, escribe libros muy superiores a las novelas de Mercè Rodoreda, Llorenç Villalonga o Josep Pla, por citar sólo algunos de los grandes autores catalanes del siglo XX. Me inclino a creer que el señor Javier Lambán no quiso llegar tan lejos. Y mucho menos, hacer tan inapropiada comparación que ni al mismo autor de La verdad sobre el caso Savolta, estoy casi seguro, le habrá hecho mucha gracia. Quiero decir con esto que no quiso, quiero creer, entrar en terrenos tan resbaladizos como son opinar sobre quién es mejor que quién entre autores correspondientes a la literatura catalana y la castellana escrita en Cataluña. (Me parece que ignora Lambán que Mendoza escribió también teatro en catalán, circunstancia de la que podemos extraer, siguiendo el razonamiento del político aragonés, que Mendoza es mejor cuando escribe en “español” que cuando lo hace en catalán).

Es evidente que Lambán nunca quiso decir lo que dijo. ¿Entonces qué quiso decir? Para responder a esta pregunta, primero tenemos que recordar el largo y agotador contencioso entre Cataluña y España, un asunto que me recuerda a los perversos y distorsionadores efectos que tuvo en su momento, bajo el gobierno del Partido Popular, el Plan Ibarretxe en la política española, e incluso fuera del ámbito de la política. También tenemos que recordar que el señor Lambán tiene una idea muy cercana a partidos como Ciudadanos o Partido Popular en materia lingüística en Cataluña, y especialmente sobre el papel del catalán en sus escuelas. No es menos necesario recordar que el señor Lambán es un firme defensor de la unidad de España y que cuando se terció, no ocultó, no hace mucho, sus críticas a la política de Pedro Sánchez respecto a Cataluña y a los puentes que nunca deja de tender entre España y Cataluña el mandatario español. Por tanto, ha lugar a suponer que la sensibilidad con la que afronta Javier Lambán cualquier asunto, por ejemplo la literatura, que tenga que ver con Cataluña o lo catalán, se pueda percibir como impregnado y a la vez lamentablemente distorsionado por el contencioso territorial.

Como soy de los que prefiere ver la botella medio llena a la medio vacía, quiero pensar que imprudencias de este tenor como las que cometió Javier Lambán, no deberíamos desaprovecharlas en beneficio de algunas reflexiones. Una de ellas podría ser la cuestión de las lenguas de España y la urgente necesidad de abordar una ley que las haga visibles en las escuelas. Hacerlas visibles en este contexto supone hacerlas visibles en toda la sociedad española. Si las lenguas de España en vez de verse como un peligro para la unidad de España y para la convivencia, como se quiere hacer ver la mayor parte de las veces, se la viera como una oportunidad para estrechar lazos entre territorios con lenguas propias, nos ahorraríamos agravios comparativos y esa sensación de monolingüismo empobrecedor, cuando no directamente agresivo. Ahora mismo muchos de los jóvenes que van de Erasmus a otros países de la Comunidad Europea, suelen aprender las lenguas de los países que los acogen. Así tenemos que no son pocos las chicas y chicos españoles, que además del inglés que ya dominan, se van de esos países sabiendo italiano, francés o portugués.

El día que un habitante de Extremadura o de Castilla la Mancha o Andalucía, un habitante corriente, vea que en la lista de materias que su hija o hijo cursarán, hay como lenguas optativas, además del inglés y el francés, también el euskera, el astur, el aragonés, el catalán y el gallego, sin que ello suponga ningún contratiempo para su sentimiento de pertenencia a España, ese día habremos resuelto muchos de los problemas territoriales que este país arrastra desde hace mucho tiempo innecesariamente.

No obstante todo lo dicho, celebro que el presidente de Aragón lea. Y lo invito a que un día se atreva con alguna de las novelas en catalán escritas en su propio territorio. Las hay excelentes de Mercè Ibarz, Francesc Serés o Jesús Moncada (con el Premio de las Letras Aragonesas).

Ernesto Ayala-Dip es crítico literario.

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