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Una feria del libro para ir con carrito

Los volúmenes de la 67ªFira del Llibre d'Ocasió Antic i Modern visten el paseo de Gràcia de Barcelona

Carles Geli

Pocos son los que acuden a la Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern del paseo de Gràcia de Barcelona sin pertrecharse antes con una bolsa, mochila o, incluso, un carrito de compra, como se presentó una joven ayer a la inauguración de la 67ª edición de la que es la feria de calle en activo más antigua de Europa y que, hasta el 7 de octubre, reúne a 36 casetas. Y hacen bien, porque entre la oferta de más de 50.000 volúmenes y documentos hay de todo y tan diverso que el visitante no sabe al final qué acabará encontrando y, por tanto, llevándose. La sorpresa está garantizada.

Puede ser una bula papal de Pío VII (950 euros), expuesta cerca de los libros (sus páginas ya bastante tostadas por el ácido) de la vieja colección Austral, a tres euros, como los históricos de la colección de bolsillo de Alianza; pero eso si se mira bien: al menos hay un euro de diferencia entre un puesto y otro. Algo parecido ocurre con los inconfundibles tomos rojos de la obra completa de Josep Pla (un clásico de la feria), donde las oscilaciones son de hasta cinco euros (de 10 a 15).

Cartel de la feria, realizado por Kap.
Cartel de la feria, realizado por Kap.

Un amante de las publicaciones periódicas puede tener un ejemplar del Diario de Barcelona de 1827 o un Patufet de 1937, con portada ilustrada por Junceda, por tres euros, mientras un cartel original de la rúa de Carnaval de Barcelona de 1930 ya llega a los 600 euros.

Para los más bibliófilos, hay tentaciones de ediciones con tiradas de 20 ejemplares, iluminados a mano y firmados por el autor, a 2.800 euros. Hay uno en la librería de la presidenta del Gremi de Llibreters de Vell de Catalunya que organiza el evento, Patricia Camiño, que admite que cada vez quedan menos compradores de piezas así. “La bibliofilia languidece: las generaciones jóvenes ya no buscan estas cosas”, admite. Eso explica, en buena parte, que la mayoría de las paradas sean de libro de ocasión más que de viejo y que hasta haya tres de saldistas (compran directamente restos de ediciones). Pero hasta los libreros de ocasión tienen problemas: “Las editoriales cada vez más deciden quemar los ejemplares de los almacenes que venderlos para que no puedan reaparecer al cabo de poco en el mercado de segunda mano; hay que jugar con lo que la gente se deshace”, admite Camiño.

La suma de todo es que la feria tiene un 14% menos de casetas que en 2013 (42). “Las librerías de viejo cierran más por falta de generaciones que sigan con la tienda que no porque no sea negocio”, defiende la presidenta, que cree que Internet es positivo para su sector: “Viene menos gente a la tienda y contrastan precios, pero se compensa al permitirnos vender mucho en línea y al extranjero”.

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De la práctica de las editoriales de hacer de los restos pasta de papel se hizo eco en su irónico pregón Olga Xirinacs, que se autodefinió “gran generadora de libros de segunda mano” y elogió a los libreros de viejo por “alargar la vida de los libros”, poco antes de estampar su firma en el monumento al libro de Joan Brossa que preside el cruce de Gran via con el propio paseo de Gràcia.

La novedad de la incorporación de charlas (sobre Manuel de Pedrolo y Pompeu Fabra) y una exposición de la obra gráfica de Joan Josep Tharrats completan la oferta de la feria.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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