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“Antes de ir a Marte debemos arreglar nuestro planeta”

El físico Pere Puigdomènech presenta el libro ‘Desafíos del futuro’, una síntesis de los debates que vienen

Josep Catà Figuls

En un futuro no muy lejano, la especie humana se verá obligada a lidiar con dilemas sobre su relación con el mundo que ya empiezan a ser objeto de debate en el presente. El físico Pere Puigdomènech ha sintetizado estas problemáticas en su libro Desafíos del futuro (editorial Crítica) mediante doce grandes cuestiones: desde la relación del ser humano con los robots hasta la necesidad de controlar la demografía, pasando por la posibilidad de controlar la reproducción de la especie y mutar los genes de los recién nacidos para mejorar las condiciones de vida. Los dilemas del futuro conllevan grandes problemas éticos, pero Puigdomènech, en el diálogo que ha mantenido con el periodista Lluís Bassets en la presentación del libro en el CosmoCaixa de Barcelona, ha aclarado que su ambición se limita a abrir un espacio de reflexión y a ser conscientes de las realidades que vienen.

Investigador incansable, Puigdomènech ha destacado que los estudios sobre genética indican que la evolución de la especie humana, aunque a pasos muy cortos, no se para. Los humanos seguimos adaptándonos a nuestro ambiente, y el científico ha puesto como ejemplo la mutación genética para evitar la intolerancia a la lactosa de los pueblos que más leche consumen, en el norte de Europa y en el Sáhara. Puigdomènech considerar que la adaptación que se da en los genes es un ejemplo de lo que también tiene que darse en relación a los cambios tecnológicos y sociales.

Cuestiones como la reducción de los recursos, el cambio climático o la necesidad de controlar el aumento de la población mundial son desafíos enormes, y Puigdomènech considera que es urgente abrir un espacio de reflexión. Por lo pronto, todavía están lejos soluciones como la fusión nuclear, que generaría energía sin producir muchos recursos, o el descubrimiento de otro planeta habitable: “Antes de ir a Marte debemos arreglar las cosas en nuestro planeta”.

“No se trata de salvar el planeta, que sin nosotros siempre encontraría un equilibrio, sino de salvar a la Humanidad”, ha dicho Puigdomènech, que considera que los desafíos del futuro pueden superarse siempre que se confíe en el sistema. “Si destruimos nuestro sistema social, entonces llegan las amenazas”, ha asegurado, y ha recordado que en lugares como Siria, donde a causa de la guerra la seguridad social, médica, educativa ha sido destruida, están resurgiendo casos de polio, mientras que en el resto del mundo este tipo de enfermedades está desapareciendo.

“El fin del mundo ya no es un mito, es una posibilidad científica y lo sabemos desde la Guerra Fría y la amenaza nuclear”, ha apuntado Bassets. Puigdomènech ha respondido que las asociaciones globales tienen identificados los problemas, como la posibilidad de que los ejércitos se nutran de autómatas. Aún así, ha reconocido que uno de los dilemas más importantes es el diálogo entre las decisiones locales y las globales, un debate que fenómenos como el Brexit o la elección de Trump han puesto sobre la mesa. “La ciencia da las herramientas para formar e informar a las personas que después tienen que tomar decisiones”, unas decisiones que cree que tienen que ir dirigidas a “dar a nuestros hijos y nietos las mismas condiciones de vida que hemos tenido nosotros”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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