En la senda de Oasis

Si no fuera por ellos nada hubiese sido igual. Eran los más mayores, personas que en los noventa debían tener veintitantos años. En ocasiones cantaban entre tema y tema como si estuviesen en el Etihad o en Old Trafford y siempre remataban sus manos con un buen vaso de cerveza, a ser posible el más grande. Ni que decir tiene que en cuanto sonó “you can fight the feeling” la primera frase de Everybody’s On The Run, con ese tono tan Oasis, se volvieron locos. Y así siguieron hasta el final. Eran los ingleses, los compatriotas de Noel Gallagher, los reyes de la fiesta en el concierto que el hermano sensato de la camada Gallagher ofreció en una noche tan de fiesta como la de un sábado. Y la cerveza corrió.

Fue un concierto razonable, razonablemente interpretado, con razonables arreglos de metal en buena parte del repertorio y con una entrada razonable que evitó aglomeraciones y apreturas. No fue muy razonable el sonido, asignatura pendiente de un local tan ingrato como el Sant Jordi Club, pero en un concierto en el que el público está dispuesto a disfrutar, y lo son casi todos, ni un mal sonido es barrera. Aunque volumen lo hubo, y bastante, con unos teclados que disfrutaron de una presencia más que notable en su empuje de la banda. A su frente Noel, que a diferencia de su hermano Liam no canta flexionando las rodillas para situarse por debajo del micro, sino que lo enfoca de arriba abajo.

Esa postura singular de Liam era lo que se echaba en falta al escuchar temas de Oasis, uno de los cuales Wonderwall, desparrame general de los fans, brazos al aire, cerveza rebasando la boca de los vasos, Noel cantó en una versión algo diferente para intentar, quizás, olvidar a su hermanito.

Presencia de guitarras

Hubo bastantes recuerdos a Oasis, casi la mitad del repertorio, cerrado triunfalmente con Don't Look Back In Anger, así como con numerosas canciones de Chasing Yesterday, segundo disco de Noel representado entre otras piezas por títulos como Look At The Doors, Riverman o You Know We Cant' Go Back, que siguiendo la senda de Oasis apuntaban una fuerte presencia de guitarras y un empuje muy rockero, como en The Mexican. Con este intercalado de melodías pop y guitarras, Gallagher protagonizó una actuación entretenida que tuvo como principal atractivo saber que las canciones de Oasis todavía se pueden oír en directo. Los fans lo agradecieron. Mientras haya un Gallagher vivirá en directo Champagne Supernova.