Un encuentro fatídico
La muerte de un joven de 15 años evidencia las disputas históricas entre bandas latinas violentas
Eran las 22.45 del sábado 5 de marzo cuando las emisoras de las policías nacional y municipal alertaban de un crimen en el centro de Madrid. Un español de 15 años moría al ser acuchillado en el corazón. Este homicidio sacaba a la luz la eterna rivalidad entre las bandas latinas violentas que se asientan en la región desde hace más de 15 años.
“Atención reyerta multitudinaria entre 20 personas de origen sudamericano que llevan armas blancas” cantaron las emisoras policiales. En realidad, una veintena de jóvenes perteneciente a los Dominican Don´t Play (DDP) se encontraron con otros cinco chavales en la salida a la calle del Arenal de la estación de Sol. Supuestamente estos últimos eran del grupo rival de los Trinitarios. Al verles se produjo una pelea multitudinaria. Los más numerosos la emprendieron a golpes, patadas y puñetazos e incluso les agredieron con armas blancas, según el relato policial.
Los Trinitarios salieron corriendo despavoridos y por sitios distintos. A uno de ellos le dieron alcance en la confluencia de la calle de la Montera con la Puerta del Sol. Recibió al menos cuatro cuchilladas en el abdomen. Tras ser estabilizado fue trasladado por el SAMUR al hospital Ramón y Cajal con pronóstico grave. A unos 200 metros se produjo el homicidio. El joven de 15 años recibió una cuchillada en el tórax que le partió el corazón. Los facultativos del SAMUR intentaron reanimarle durante 40 minutos. Le abrieron incluso el tórax para sacarle el corazón y darle un masaje directo, pero el arma le había seccionado el ventrículo derecho. El chaval, residente en Vallecas, estaba boca arriba, con los brazos pegados al cuerpo. Vestía unos pantalones vaqueros oscuros. Era pelirrojo y llevaba una cresta.
A partir de ambas agresiones, la policía montó un dispositivo en el que participaron decenas y decenas de agentes por el distrito para tratar de detener a los homicidas. En esas batidas, tres jóvenes fueron localizados en la Gran Vía. Se trataba de dos chicos y una chica. Uno de ellos era conocido dentro de la banda como El Muralla, un chaval de 14 años, que llevaba un machete de 45 centímetros de hoja y 18 de empuñadura, con el mango verde. Llevaba la inscripción “Mad Zombi”. A estas armas se las llama “bolomachetes”. A la chica, menor de edad, le decomisaron una navaja con las cachas metálicas y con una hoja de siete centímetros. Aseguró que no era suya y pertenecía al otro identificado, de 24 años. Los tres fueron trasladados a dependencias policiales.
Los agentes continuaron patrullando por las inmediaciones y encontraron en Montera a cuatro personas cuyas características eran similares a la de los agresores. Tenían entre 16 y 20 años. Otros policías entraron en una hamburguesería de Arenal donde identificaron a siete jóvenes originarios de Ecuador, la República Dominicana y Brasil. Precisamente, en esta calle fue localizada la tercera víctima de los Trinitarios. Se trataba de Adrián G. S., un chaval de 18 años, al que en un primer momento se le acusó de ser el autor material de la cuchillada que causó la muerte al menor de 15 años. Nada más lejos de la realidad. Adrián era la tercera víctima. Presentaba tres heridas incisas en el costado derecho, algunos golpes en el costado izquierdo, una herida detrás de la oreja izquierda y un desgarro en la frente. Tras ser atendido, fue trasladado a un centro hospitalario.
Las últimas identificaciones se produjeron en la plaza del Carmen y en la calle de Tetuán, donde los policías encontraron a cinco personas. Uno de ellos, un guatemalteco de 17 años, intentaba ocultar un arma blanca con una hoja de 17 centímetros. Ingresó en un centro de la Comunidad de Madrid, tras pasar por el Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional y no haber ningún adulto que se hiciera cargo de él.
Los agentes de Homicidios se hicieron cargo de las primeras investigaciones, pero desde el principio se vio que era una riña entre los DDP y los Trinitarios, por lo que el caso se traspasó al grupo de bandas latinas, perteneciente a la Brigada Provincial de Información. El visionado de las imágenes de las cámaras de seguridad del metro y de los comercios junto con los interrogatorios permitieron identificar a los supuestos participantes en la agresión.
La operación Saeta permitió el arresto de siete personas (dos adultos y cinco menores) a principios de la semana pasada. Uno de ellos había huido hasta Santander. Entre los menores, está el presunto autor material de la cuchillada mortal. El inspector responsable de la lucha contra las bandas latinas, Eugenio Gabaldón, explicó que la investigación no está cerrada. Se prevén más arrestos en breve. En los últimos años se han registrado 11 homicidios por disputas entre bandas latinas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.