Arte en el centro de la periferia

“Reconocer una periferia es reconocer un centro poderoso, y hoy las ciudades son más complejas, mejor conectadas… Sin embargo Madrid es muy extensa pero, de manera esquizofrénica, lo niega, concentrándose en el centro donde vive una minoría. Lo que no está cerca del Kilómetro 0, no existe, explica Ferran Barenblit, director del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) en Móstoles, que, además de exposiciones temporales, alberga la Colección de Arte Contemporáneo de la Comunidad de Madrid (quien lo promueve) y la Colección Arco. El año pasado recibió 93.000 visitas.

La Comunidad ha editado una guía, Madrid contemporáneo, que da cuenta de los espacios artísticos madrileños: en ella se indexan las grandes instituciones, la miríada de otros museos y salas que salpican la capital, la alta densidad galerística de Lavapiés, Chueca o Salamanca, e incluso ciertos espacios mínimos. Pero la parte más reveladora es la sección Alrededores de Madrid. Ahí están todos esos centros alejados del centro que permanecen fuera de la rutas tradicionales. Un cinturón que envuelven la ciudad.

“Hay centros dentro del cordón próximo a la ciudad sumamente activos”, explica Mariano Mayer, autor de la guía. “Son espacios centrales en sus zonas que han logrado construir un proyecto 100% contemporáneo y reflexivo, incluyendo a su comunidad”. Se refiere a espacios como el Centro de Arte de Alcobendas (CAA) o el Centro de Arte Tomás y Valiente (CEART) en Fuenlabrada. En la guía se enumeran hasta 13 en la periferia de la región, como el Museo Picasso de Buitrago de Lozoya, la Fundación Berrutti en La Cabrera o la sala Fundación Banco Santander, en Boadilla.

Programar un espacio como estos requiere ciertas condiciones, algunas curiosas: “El tiempo de visita de las exposiciones, por ejemplo, no puede ser menor que el tiempo de traslado al museo”, explica el director del C2AM. “Podemos dedicarnos a proyectos más minoritarios que quizás no responderían a las expectativas en el centro”. ¿Le gustaría estar en el centro? “Si tuviera una varita mágica para reubicar el CA2M, lo pondría exactamente donde está”.

Además de atraer visitantes foráneos, la misión principal de estos centros es hacer de heraldo del arte más actual en su territorio. Por ejemplo, en el CEART están implicados 10 colectivos de artes visuales de Fuenlabrada y hay sala de exposiciones de artistas locales. “Buscamos la conexión con la ciudadanía con un fuerte componente pedagógico”, explica Miguel Rodríguez, director técnico de Cultura del Ayuntamiento.

El CEART recibe más de 60.000 visitas al año y tiene especial querencia por la fotografía con una gran exposición anual que han dedicado a artistas como Cristina García Rodero, Pierre Gonnord u Ouka Leele. También han pasado por aquí obras de Miró, Calder o Tapiès. “La cercanía de la metrópoli a veces es una losa. Algunas cosas que ocurren aquí tendrían repercusión nacional si la sombra de Madrid no fuera tan alargada”.

El CAA, que abrió en 2010, no solo disponen de salas de exposiciones, sino que hay un auditorio, salas de estudio, mediateca, salas de reuniones… “La gente puede venir a un concierto al auditorio y aprovechar para ver una exposición o sacar un CD de la mediateca”, explica la directora Belén Poole. Es un concepto más amplio que un museo tradicional, y le confiere muchísima vida”. En el plano artístico, custodia la nutrida colección de fotografía (de 800 piezas, desde lo documental a lo artístico) del Ayuntamiento de Alcobendas, aunque no hay exposición permanente, sino que se pasan por muestras en el propio centro, la ciudad o el mundo. “Competir con Madrid podría ser complicado pero nos está yendo bien. Cada vez hay más interés”. El año pasado tuvieron 50.600 visitas. “No estamos tan lejos. A 10 minutos de Plaza de Castilla, más cerca que el Reina Sofía”.

También hay espacio para elementos más curiosos, como es el Museo Municipal de Arte de Vidrio de Alcorcón (MAVA). La idea original fue de Javier Gómez, que trabajaba en la cristalería industrial de su familia y comenzó a ver, de forma autodidacta, las posibilidades artísticas del material que le daba de comer. Se la presentó al Ayuntamiento y desde 1997 el MAVA ocupa un peculiar castillo, el de Valderas, que parece un dibujo animado de Disney. Tiene una media de 18.000 visitas por año.

“La infraestructura artística de Madrid es buena", resume Mayer, el autor de la guía. “Hay lugares y tiene que haber más. Pero nos tenemos que acercar, participar, utilizarlos y defenderlos. Y en la periferia se puede encontrar algunas de las mayores sorpresa". Ya lo decía el verso de Pablo García Casado: “Estar en las afueras también es estar dentro”.