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Tamara Rojo clava sus puntas en Peralada

El baile del English National Ballet deslumbra al público en ‘Coppélia’

Tamara Rojo, como muñeca articulada, durante la representación de 'Coppélia' en Peralada.
Tamara Rojo, como muñeca articulada, durante la representación de 'Coppélia' en Peralada. miquel gonzález

La intensa lluvia que cayó sobre Peralada a media tarde del viernes, cesó exactamente a las 21,30 horas, treinta minutos antes de que empezará la función del English National Ballet, en su primera visita a tierras catalanas bajo la dirección de Tamara Roja. Al principio de la velada la humedad de la noche entumecía los huesos del público, que pronto se liberaron y reconfortaron por la pasión y magnífico baile que exhibió la compañía inglesa. El ENB ofreció dos programas en Peralada, el primero una colorista y espléndida versión de Coppéliacon Tamara Rojo en el papel de Swanilda. El célebre ballet, en tres actos, con coreografía de Arthur Saint-Léon, música de Léo Delibes y libreto de Charles Nuitter, inspirado en un cuento de Hoffmann, llega a este festival de verano en una versión de hace treinta años del coreógrafo inglés, Ronald Hynd, quien ha sido respetuoso con la versión original, pero le ha dado más humanidad y realismo a la trama, por ejemplo en su obra la protagonista, Swanilda, tiene padre, es el burgomaestre de la aldea, en otras versiones no tenía familia. La tradicional escenografía y vestuario es de Desmond Heeley y el diseño de luces de David Mohr.

Otro de los aciertos de esta versión es el dinamismo que tiene el trabajo coral. Una particularidad que Tamara ha trabajado junto a Hynd, que en la actualidad tiene ochenta años. Ambos han aprovechado la energía que desprende esta formación de 67 intérpretes para crear una obra que no huela a naftalina y emane frescura y vivacidad. Desde el primer acto, cuando el cuerpo de baile interpretó una intensa mazurca, hasta el último, cuando la compañía baila una danza rápida tras la boda de los protagonistas, Swanilda y Franz, el público quedó hechizado por el disciplinado baile de grupo, su trabajo de pies fue impecable y los giros y saltos de una gran exactitud. El elenco femenino destacó por su juventud y souplesse, especialmente las amigas de Swanilda. Es patente el trabajo que realizan con la gran maestra de danza clásica, Loipa Araújo, el estilo cubano es innegable.

Por su parte, la pareja protagonista fue una auténtica explosión de virtuosismo. Tamara Rojo es una mujer bella e inteligente, con una fuerte personalidad escénica marcada por su elegante gesto. Su cuerpo cincelado en la disciplina de la técnica clásica y contemporánea, muestra un baile virtuoso, en el que destacan sus puntas fuertes como el acero, que se clavan con decisión en el suelo del escenario, su seguridad en el giro, sus elevados développés, y muy especialmente la belleza de su movimiento de brazos, que en esta ocasión brilló con más fuerza, en el doble registro de muñeca articulada y de joven enamorada.

El bailarín cubano, Yonah Acosta, sobrino de Carlos Acosta, —uno de los mejores bailarines clásico de todos los tiempos—, encarnó a Franz. Su espléndido baile estuvo marcado por el dominio de la técnica. Sus grands jetés, sus brisé volés y entrechats fueron de una nitidez apabullante. Además su aspecto juvenil y gesto pendenciero le convirtieron en la pareja ideal de esta picara Swanilda. Mención especial merece el magnífico actor, Michael Coleman, que hizo una convincente interpretación del doctor Coppelius.

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