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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Quién te defiende?

Si los distintos partidos de la oposición pretenden romper el argumentario del PP, harán bien en ventilar cuanto antes sus elecciones primarias

Esteban González Pons arremetió este fin de semana contra los socialistas y su proceso de primarias con el argumento de que estaban ensimismados, sólo preocupados por sus cuestiones internas y no ayudaban al PP a solucionar los problemas de España. Puede que Esteban González Pons sea un demagogo, pero no es idiota. Sea suyo el argumento, o de quienes se dedican a estas cosas en el PP, la andanada es eficaz, por más que quien la lance no tenga mucha credibilidad después de anunciar que el PP iba a crear 3,5 millones de empleos, cuando lo bien cierto es que, desde que gobierna Rajoy, el paro ha crecido en un millón de personas. La invectiva del diputado valenciano forma parte del relato que pretende asentar el PP, según el cual las cosas estaban muy mal, pero ellos están trabajando para que vayan bien y los leves signos macroeconómicos de recuperación son el avance de una mejoría que, más pronto o más tarde, llegará al conjunto de la población.

Si los distintos partidos de la oposición pretenden romper este argumentario, harán bien en ventilar cuanto antes sus elecciones primarias y en cualquier caso, en intentar que, por encima de la lucha personal, el proceso sirva para que los candidatos lancen mensajes propositivos, anticipando las alternativas que plantearán a la ciudadanía si son elegidos. El problema fundamental con el que se va a enfrentar los partidos progresistas en las elecciones europeas, y a partir de ella en las municipales y autonómicas, es el movilizar a su electorado natural, evitando que el descrédito del PP se traduzca en el todos son iguales. El calvario judicial que le espera al PP es tan largo, que la oposición debería de olvidarse de machacar a sus dirigentes con el tema de la corrupción porque eso va de suyo. La cuestión no debe ser ¿quién roba?, sino ¿quién te defiende? No está mal recordarle al ciudadano, por ejemplo, que Fabra recortará este año mil millones de euros en sanidad y educación, aunque eso ya lo perciba como usuario de los servicios públicos. Pero mucho más importante que ese recordatorio, sería conseguir que los posibles votantes confiemos en que con la llegada al gobierno de los partidos progresistas se invertirá la tendencia según la cual los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres y se reducen las clases medias.

El informe presentado ayer por Intermón-Oxfam es demoledor: 85 individuos acumulan tanta riqueza como los 3.570 millones de personas que forman la mitad más pobre de la población mundial; las 20 personas más ricas en España poseen una fortuna similar a los ingresos del 20 por ciento de la población más pobre; y además una considerable cantidad de esta riqueza está oculta en paraísos fiscales. Pero constatar esta tragedia no sirve de nada si no va acompañado de propuestas alternativas. Y el espacio político para plantear y debatir esas alternativas es Europa. Los partidos progresistas tienen la obligación de transmitir que es posible reformar la política económica europea, transformar sus instituciones financieras y armonizar una radical reforma fiscal que permita la recuperación de los más desfavorecidos y de las exhaustas clases medias. Que no se equivoquen, ese y no otro debería ser el debate de cara a las elecciones del 25 de mayo.

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