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El ITER se retrasa dos años por la complejidad del proyecto

Los participantes en el proyecto descartan acelerar los trabajos para evitar un sobrecoste

Dani Cordero

El ITER avanza, pero con retrasos. Así lo ha explicado hoy su director general, Osamu Motojima, en una conferencia celebrada en Barcelona, en el marco del Simposio Internacional de Tecnologías de Fusión Nuclear, en la que ha admitido que la complejidad del proyecto ha provocado un retraso de hasta 23 meses. El inicio de los experimentos en las instalaciones que intentan demostrar la viabilidad de obtener energía de la fusión de átomos de hidrógeno no será posible hasta finales de 2023, pese a que el calendario inicial marcaba su estreno en noviembre de 2020.

El origen de los problemas se encuentra en la complejidad técnica del centro que se levanta en Cadarache (Francia), un proyecto valorado en más de 13.000 millones de euros en los que están implicados siete actores: China, Corea del Sur, Estados Unidos, India, Japón, Rusia y la Unión Europea. Cada uno de esos países aporta su financiación económica mediante aportaciones en especies, a través de diferentes componentes tecnológicos realizados por su industria local. Esa variada participación dificulta todavía más el proyecto, ha explicado Motojima, ya que se deben adaptar al milímetro los diferentes componentes que aporta cada país participante.

Henrik Bindslev, director de Fusion For Energy (F4E), la agencia con base en Barcelona que se encarga de la licitación y los contratos para fabricar los proyectos europeos para el proyecto ITER, ha señalado que se había llegado a plantear la posibilidad de acelerar los trabajos para llegar a la fecha límite de 2020, pero que se ha acabado descartando esa opción pese a que los países asiáticos eran más partidarios.

"Nos iba a generar un sobrecoste y no vamos a gastar dinero sin que haya ningún beneficio", ha señalado Bindslev, quien ha afirmado que el retraso de apenas dos años también facilitará la posibilidad de asegurar la financiación definitiva del proyecto..

"Era difícil conseguir que todos los países trabajaran juntos en algo para el futuro y lo han hecho aportando su tecnología, aunque sea más lento", ha señalado Joaquín Sánchez, vicepresidente de F4E, quien ha restado importancia al retraso de apenas de dos años.

Bindslev ha señalado que la buena noticia del proyecto es que "los trabajos sobre los componentes de alta tecnología" que necesitará el centro de Cadarache están avanzando "perfectamente", si bien ha reconocido la complejidad de "una colaboración global".

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Cadarache ganó el concurso para albergar el ITER en 2005 en una batalla por la que también pugnó la población tarraconense de Vandellòs. Mientras la ciudad francesa se quedó la central experimental, Barcelona se quedó con la sede de F4E, que ahora busca una sede definitiva.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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