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Claus Guth muestra en ‘Lucio Silla’ la teatralidad de Mozart

El director alemán firma en el Liceo un inquietante montaje de la ópera

De izquierda a derecha, Petibom, Kalna, Streit, Sala y Tro durante una escena de Lucio Silla.
De izquierda a derecha, Petibom, Kalna, Streit, Sala y Tro durante una escena de Lucio Silla. antoni bofill

Hay aspectos visionarios en las óperas de juventud de Mozart que le sitúan más cerca del moderno teatro musical que de las estrictas reglas de la ópera seria de su tiempo. Lo afirma el director teatral alemán Claus Guth en la presentación del montaje de Lucio Silla que dirige en el Liceo del 21 de junio al 7 de julio. El montaje, coproducido con el Theather an der Wien, llega a Barcelona bajo la dirección musical de Harry Bicket, con el tenor Kurt Streit, la soprano Patricia Petibon y la mezzosoprano Silvia Tro Santafé en los papeles estelares. "Me fascina la capacidad de Mozart para explorar el lado oscuro de los personajes y convertir cada aria en un cosmos, en una puerta que nos conduce a otro mundo", afirma Guth.

Las sopranos Ofelia Sala e Inga Kalna y el tenor Antonio Lozano completan el primero de los dos repartos que actuarán en las 10 funciones programadas en el coliseo barcelonés. El montaje, de arquitectura futurista, con escenografia y vestuario de Christian Schmidt e iluminación de Manfred Voss, sitúa a los personajes en un espacio cerrado, un búnquer que potencia la oscuridad, la opresión y las escenas tenebrosas. Siempre obsesionado por la psicología de los personajes, Guth ilustra las convencionales y virtuosas arias da capo con un movimiento escénico que intenta reproducir lo que pasa por la mente del personaje.

Mozart estrenó Lucio Silla —ópera en tres actos, con libreto de Giovanni de Gamerra modificado por Pietro Metastasio— en 1772 en Milán. Tenía 16 años y había tardado apenas seis semanas en escribir los 23 números de una obra cuya acción transcurre en Roma, en el año 79 a. C. y narra las maniobras del dictador romano Sila para obtener el amor no correspondido de Giunia, prometida del senador poscrito Cecilio. A pesar de su éxito, fue el último encargo operístico que recibió de Italia, el país donde esperaba alcanzar la fama.

Aunque el final felíz de la ópera, con el dictador perdonando a todos sus enemigos, responde a las convenciones del género y exalta el valor de la clemencia, Guth encuentra rasgos teatrales de sorprendente modernidad en Lucio Sila. "Nadie se explica cómo es posible crear una obra tan fascinante e inquietante a los 16 años" explica Guth. "No es solo la genialidad del lenguaje musical, lo que más que inquieta es la enorme oscuridad de la obra, el retrato del régimen del terror del dictador Sila y al tiempo la capacidad para mostrarnos sus propios miedos y obsesiones en un espacio cerrado donde vive los conflictos políticos y personales en escenas tenebrosas" .

Para el director musical del montaje, Harry Bicket, de amplia trayectoria en el Liceo, Lucio Silla "marca de alguna manera el nacimiento de Mozart como genio del teatro musical, con una ópera de estructura clásica, pero de de gran fuerza expresiva en el tratamiento de las voces y la orquesta". Bicket elogia la "significativa mejora" de la orquesta del Liceo.

También la soprano Patricia Petibon da pistas sobre la soprendente modernidad de una obra en apariencia inofensiva por su sometimiento a las reglas de la opera seria, al servicio de la coloratura y el lucimiento vocal. "Mozart utilizó la voz como nadie en su época. Más allá de las acrobacias vocales, es capaz de mostrar el alma humana con una intensidad única. Su arte de la coloratura lo exige todo, pero nunca olvida la dimensión expresiva, el elemento trágico que determina la acción", explica Petibon.

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