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El ‘afilador’ Xosé Fernández Ferreiro entra en la Academia

Ferrín dice que “se puede cambiar de opinión”, en referencia a su renuncia

Rivas felicita a Fernández Ferreiro durante el acto de ingreso.
Rivas felicita a Fernández Ferreiro durante el acto de ingreso.XURXO LOBATO

"Tras da roda", era la contestación, más llena de lógica que de chiste, que Manuel Rivas dice que daban los afiladores para justificar cómo habían llegado a Manhattan o Nueva Zelanda. Así, detrás de la rueda de afilar, con su movimiento continuo hacia atrás y hacia delante, ha llegado el periodista y escritor Xosé Fernández Ferreiro (Nogueira de Ramuín, 1931) al puesto que dejó en la Real Academia Galega Francisco Fernández del Riego y antes Florentino López Cuevillas.

Fernández Ferreiro tuvo una primera etapa como viajero en Madrid y en grupos de emigrados galleguistas —"adelante, ilustre miembro de Brais Pinto", le invitó a entrar en la sala su compañero de aquel grupo madrileño y ahora presidente de la RAG, Xosé Luís Méndez Ferrín—. Tras varias experiencias periodísticas, recaló en la redacción de La Voz de Galicia y allí compaginó sus facetas de periodista y escritor, que generaron hijos comunes como Morrer en Castrelo de Miño, la segunda de docena y media de novelas. "Un buen periodista es un buen escritor, pero un buen escritor casi nunca es un buen periodista", citó al malogrado novelista chileno Roberto Bolaño, en un discurso, Breves reflexións sobre os escritores e os xornalistas, en el que resaltó las diferencias entre ambos oficios, y desgranó desde la crisis editorial a la reivindicación de la novela o el rigor informativo, con alguna interrupción porque —confesó— los folios se le habían traspapelado en el taxi. “Hay que numerarlos, así no hay tanto lío” murmuró de forma bastante audible entre el público otro brais pinto, Bautista Álvarez.

"Hoy es un día grande para la Academia, para las letras gallegas, para la literatura y para el periodismo. Entra un afilador", contestó Rivas al discurso de su nuevo compañero, antes de reconocer que de chaval era lector de sus reportajes. Y como día grande, el salón de sesiones de la RAG estaba lleno. Muchos compañeros de redacción de Ferreiro, encabezados por el editor, Santiago Rey. Y también, se supone, algunos expectantes ante lo que previsiblemente era el último acto oficial como presidente de un Xosé Luís Méndez Ferrín que cerró la sesión reconociendo que era "un día especialmente emocionante" para él, sin citar el motivo.

Después del acto, interrogado por enésima vez sobre si su decisión de dimitir como presidente y como académico era firme, Ferrín contestó a la periodista que le había planteado la cuestión "siempre se puede cambiar de opinión. ¿Tú no cambias de opinión con mucha facilidad?" y, ante las repreguntas, continuó: "En inglés, ¿cómo se dice? Maybe, ¡ah! y también se dice perhaps... Estamos en la Galicia plurilingüe, tenemos un decreto que nos hace plurilingües". Externamente, todos los académicos se saludaron con todos, y todos los consultados hicieron votos por que el actual presidente agote el mandato, "y lo demás son cosas internas de la institución". Sin embargo, también había quien daba por hecho que en la comida posterior habría quien no se dirigiría la palabra.

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