_
_
_
_
_

Ameztoy íntimo

El Koldo Mitxelena reúne 50 obras y objetos personales del artista

Una persona observa uno de los cuadros expuestos en 'Etxe-Ondotik'.
Una persona observa uno de los cuadros expuestos en 'Etxe-Ondotik'.JAVIER HERNÁNDEZ

Vicente Ameztoy (San Sebastián, 1946 - Villabona, 2001) ha vuelto a casa. El centro cultural Koldo Mitxelena le recuerda, desde hoy y hasta el 23 de marzo, con la muestra Etxe-Ondotik, en referencia al nombre de la casa familiar de Villabona en la que vivió durante 20 años y en la que creó muchas de las 50 obras que se exponen en la sala Ganbara. "Es una forma metafórica de sugerir, de algún modo, que nos abre de nuevo las puertas de una casa que tuvo una gran importancia para él", según los organizadores, ello además en un centro al que siempre estuvo muy ligado, como ha recordado su viuda, Virginia Montenegro, durante la presentación, acompañada de su hija, Virginia Ameztoy, comisaria de la muestra, y la diputada de Cultura de Gipuzkoa, Ikerne Badiola.

"Etxe-Ondo es un elemento fundamental en mi actitud vital, ya que durante 20 años ha sido mi hábitat. Gran parte de mi discurso artístico está condicionado por este lugar unas veces mágicos, otras maldito, pero siempre amado", apuntaba el propio pintor.

A través de los pasteles, carboncillos, grabados y litografías expuestos se descubre a un Ameztoy íntimo, no sólo porque muchas de las obras son inéditas, o lo eran hasta que el Ayuntamiento de Villabona decidió organizar la muestra por el décimo aniversario del fallecimiento del artista y que ahora recala en el Koldo Mitxelena, sino porque también se reúnen objetos cotidianos, su pipa, mecheros, gafas de sol o los azucarillos que siempre llevaba encima.

"Descubrimos la gran capacidad de Ameztoy de responder a los acontecimientos", ha recordado el director del centro, Francis López Landatxe, porque en el mundo onírico y surrealista del pintor también hay un hueco para la "implicación social", como demuestra, entre otros, la inclusión de un control policial en un lienzo de 1976, casi escondido, distante pero latente.

La exposición del Koldo Mitxelena incorpora, a diferencia de la de Villabona, otras tres obras. Un óleo de gran tamaño de 1977, el cartel original que Ameztoy pintó para el Maiatza Dantzan en 1988 y la caja Ostias XXL de hachís. También reúne una selección de los diversos carteles que el artista diseñó para diversos eventos culturales, como la Quincena Musical de San Sebastián, el Festival de Cine, un homenaje a Gabriel Celaya o otro sobre Marx por el centenario de su muerte.

La muestra se completa con la proyección de un vídeo, una recopilación de fragmentos de entrevistas realizadas al propio Ameztoy. Otra forma de contar con la presencia del artista en la muestra, según ha detallado su hija, y "verle en su entorno, cómo trabajaba y cómo se expresaba".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_