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JONAN FERNÁNDEZ | Secretario general de Paz y Convivencia

“Muchísimas víctimas de ETA me han apoyado y animado estos días”

"Estamos condenados a hallar un consenso básico para la convivencia”, asegura

Javier Rivas
Jonan Fernández, antes de la entrevista en la sede de Lehendakaritza en Vitoria.
Jonan Fernández, antes de la entrevista en la sede de Lehendakaritza en Vitoria.l. rico

Ninguna de las decisiones que el Gobierno de Iñigo Urkullu ha tomado en poco más de un mes de vida ha levantado más polémica que el nombramiento de Jonan Fernández (Tolosa, 1962), concejal de HB en los ochenta y que ha trabajado más de dos décadas sobre la resolución de conflictos, como responsable de la política de paz y convivencia del Ejecutivo. El PP, UPyD y algunas de las principales asociaciones de víctimas del terrorismo le han recibido con un rotundo repudio.

Pregunta. ¿Esperaba esto?

Respuesta. Cabía esperar reacciones que no estuvieran conformes con este nombramiento.

P. ¿Y vistas las críticas sigue pensando que es posible un “consenso amplísimo” en materia de paz y convivencia?

R. Sí. Soy un firme convencido, no porque confíe en mis habilidades, sino porque la forma en que la sociedad vive su vida y mira al presente, al pasado y al futuro va a empujar a ese consenso.

P. El PP se plantea no ir a la ponencia de paz. Sin él no puede hablarse de consenso amplio.

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R. La convivencia en este país necesita al PP. Buscaremos cómo construir todos una convivencia compartida. Un país que avanza a la normalización no puede hacerlo si tiene cuatro grandes corrientes políticas dejando una fuera. Tardará más o menos, pero estamos condenados a hallar ese consenso básico para la convivencia. Y desde ahí, que lo demás sea confrontación política, pluralismo.

P. ¿Qué supone una revisión crítica del pasado como plantea el lehendakari?

R. Mirar a la realidad de los hechos objetivos, que son unas vulneraciones de derechos humanos y reconocer que eso ha ocurrido. Y, desde ahí, intentar hacer una valoración crítica y compartida entre todos, sabiendo que habrá interpretaciones diferentes.

P. ¿Usted ha hecho una revisión crítica de su pasado?

R. Sí.

P. ¿Se arrepiente de haber estado al frente de la oposición a una autovía que terminó sin hacerse por la acción de ETA?

R. Plantear en términos de arrepentimiento tiene poco sentido, más allá de ofrecer un titular espectacular. Tengo una perspectiva crítica y autocrítica de mí y de mi trayectoria, del recorrido de este país, y la he manifestado.

Debemos poner las condiciones para favorecer la disolución de ETA”

P. ¿El Gobierno debe negociar con ETA?

R. Ahora ese es un debate anacrónico. Desde hace muchos años está clarísimo que las cuestiones políticas las deben tratar los representantes políticos. Una de mis tareas es empujar a una nueva cultura de convivencia y hay que darle la vuelta a inercias muy fuertes que vienen de una antigua cultura de convivencia.

P. ¿Inercias como cuáles?

R. Como las que nos llevan a esos debates antiguos. Esa pregunta está en las polémicas de estos días, pero qué sentido tiene preguntar si hay que negociar con ETA si nadie está planteándolo, ni siquiera ETA.

P. ETA sí. En sus comunicados plantea hablar con los Gobiernos español y francés.

R. De cuestiones de desarme.

P. De esa negociación hablaba.

R. Es muy distinto. Lo que se está diciendo públicamente es otra cosa. Cuando se usa la idea negociación ETA-Gobierno se recurre a una inercia del pasado.

P. ¿Y el Gobierno debería acercar ya a los presos de ETA?

R. El Gobierno, en opinión de gran parte de las sensibilidades políticas de este país, debería aplicar criterios de normalidad en la aplicación de la legislación penitenciaria y desactivar los criterios de excepcionalidad vigentes los últimos años. Es un primer paso justificado desde todo punto de vista.

Los estatutos de Sortu han marcado un antes y un después”

P. Su nombramiento ha mostrado que existe una fractura y una difícil posibilidad de buscar puntos comunes.

R. Tengo 50 años y aprendí hace mucho que los titulares de dos o tres días no reflejan exactamente la realidad. Hablar de fractura me parece excesivo. He recibido estos días muchísimas llamadas, mensajes, correos electrónicos de víctimas del terrorismo, víctimas de ETA, expresándome su apoyo, su ánimo, realmente conmovedores e impresionantes.

P. ¿Cómo debería ser la memoria de estos 50 años?

R. Muy crítica, muy clara y muy contundente con todas las vulneraciones de derechos humanos. Que diga esto ocurrió, nunca debió ocurrir, y para que no vuelva a ocurrir nos ponemos de acuerdo en esto.

P. ¿Euskadi vivió un conflicto?

R. Según el Pacto de Ajuria Enea, sí.

P. Un conflicto implica dos bandos enfrentados.

R. No, un conflicto significa que hay desacuerdos sobre las posiciones que hay en la realidad.

P. ¿Desacuerdo era una banda que asesinaba?

R. Está mezclando cosas. El área que voy a desarrollar no tiene nada que ver con las cuestiones relativas a las diferencias y conflictos políticos que pueda haber en este país. Está centrada en paz y convivencia, en cómo enfrentamos el pasado, gestionamos el presente y trabajamos el futuro.

Tengo una perspectiva autocrítica de mí y de mi trayectoria”

P. ¿Está estancado el proceso del final de ETA?

R. Desde el cese de ETA han pasado un año y tres meses. Llevábamos tantas décadas con esa carga que nos gustaría pasar página en semanas, pero no es fácil. Y un año y tres meses es poco tiempo.

P. Rompería ese estancamiento que ETA se disolviera.

R. Sí, por supuesto. Una cosa es el deseo que todos suscribiríamos que mañana ocurriese y otra la complejidad de las cosas. ¿Qué debemos hacer? Acelerar y poner las condiciones para favorecer que eso pueda ocurrir.

P. ¿La izquierda abertzale debe condenar con rotundidad a ETA, su historia y sus crímenes?

R. No quiero comunicarme con los grupos parlamentarios a través de los medios. Quiero hablar primero con ellos y no voy a decir lo que creo que tienen que hacer unos u otros a través de los medios. Y los estatutos de Sortu marcan un antes y un después.

P. ¿Cuál es el punto de encuentro posible?

R. En torno al valor superior de la dignidad humana debemos poder encontrar todos un punto de encuentro. La convivencia en una sociedad democrática es compartir unas pocas cosas muy básicas y poder discrepar en todo lo demás. ¿Y qué es ese poco a compartir? Un orden de valores en el que el superior es el respeto a la dignidad humana.

P. ¿Ha asistido a algún funeral por una víctima de ETA?

R. A muchos.

P. ¿Y a manifestaciones por los presos?

R. A alguna. He asistido a manifestaciones que reclamaban el respeto a los derechos humanos de las personas presas. Es un matiz importante.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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