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El excapitán de A Coruña contradice a Sors sobre el primer vertido del buque

Ángel del Real asegura ante el juez al juez que el ‘Prestige’ era “un buen barco”

 Ángel del Real Abella  excapitán del Puerto de A Coruña, durante su declaración como testigo en el juicio
Ángel del Real Abella excapitán del Puerto de A Coruña, durante su declaración como testigo en el juicio Cabalar (EFE)

Una de las claves para determinar el o los responsables de la catástrofe del Prestige está en dilucidar si tras sufrir un golpe y abrirse un boquete en su casco cuando navegaba frente a Fisterra el 13 de noviembre de 2002, el petrolero estaba o no sentenciado y si las dimensiones de la contaminación inicial que provocó hacía irremediable o no el desastre.

El excapitán marítimo de A Coruña Ángel del Real, en su segundo día, ayer, de declaración como testigo en el juicio que se celebra en A Coruña, defendió con firmeza la versión oficial del Estado y de su entonces superior y ahora acusado José Luís López-Sors, exdirector de Marina Mercante: alejar al buque lo más lejos posible de la costa “era menos peligroso” que cualquier alternativa, como buscarle una zona de refugio para intentar un trasvase. El Prestige estaba “en riesgo inminente” de hundimiento, insistió reiteradamente Del Real. “Sin lugar a dudas” volvería a adoptar las mismas decisiones que hace 10 años con el barco herido, aseveró quien fue uno de los protagonistas de la gestión de la catástrofe durante el primer mes —cesó como capitán marítimo en diciembre de 2002— e inicialmente imputado durante el primer año de instrucción de esta causa.

No obstante, el ahora presidente de la Autoridad Portuaria de Ferrol contradijo en varios puntos a López-Sors. Mientras el segundo esgrimió como argumento para alejar lo más posible al petrolero herido que “vertía fuel a borbotones”, Del Real redujo ayer a “poco” el escape de combustible al día siguiente del accidente. “Perdía poco, pero perdía”, admitió. Aunque subrayó varias veces estar totalmente de acuerdo con sus superiores en que la única solución era enviar mar adentro el barco herido. Y delegó en López-Sors la decisión de no haber consultado a ningún experto independiente. Pero el excapitán marítimo enmudeció cuando el abogado de Mare Shipping, propietaria del Prestige, le preguntó si las autoridades no deberían “haberse replanteado la orden inicial de alejamiento” dado que el 14 de noviembre era poco el vertido, el tiempo había mejorado y se había logrado hacer firme el remolque. “Es una opinión que no voy a dar”, musitó Del Real.

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Fue el quien firmó el día 15 la denuncia que llevó a desembarcar, detener y luego encarcelar al capitán del buque, Apostolos Mangouras, principal acusado en este macrojuicio. Y no lo hizo evacuar “por razones humanitarias”, como arguyó López-Sors, sino “porque decían que no obedecía” a las autoridades españolas. Molesto con las severas críticas contra la decisión de alejar el barco vertidas la víspera por el exjefe de la Torre de Control y Salvamento de Finisterre, José Pose, Ángel del Real le responsabilizó ayer de haber firmado el documento que acusaba a Mangouras de desobediencia. El excapitán marítimo también hizo hincapié en reprochar al marino griego su decisión de lastrar con agua el Prestige para enderezarlo tras su accidente. “Empeoró las circunstancias” y aumentó los daños en la estructura del barco. Luego Del Real suavizó sus críticas: si Mangouras no optó por otra solución para reducir la fuerte escora, como verter fuel al mar, “sería porque no podía”. “Nunca criticaré a un capitán, fue positivo que quedara a bordo”, admitió el exresponsable de Fomento. También reconoció a preguntas del abogado de Mangouras que el Prestige “era un buen buque, con todos los certificados para navegar”. “Nunca le puse pega alguna”, añadió para sorpresa incluso del presidente de la sala que aseguró “no haber visto un testigo tan afirmativo” en toda su carrera. Del Real, guarda un amargo recuerdo de la catastrófe: “Un aciago caso por que el que fuimos vapuleados”.

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