Mossos fuera de servicio protegen a Puigdemont en su campaña electoral en Francia
La jefatura de la policía catalana investigará lo ocurrido y estudiará si los agentes han podido incurrir en una falta disciplinaria
Agentes de la división de escoltas de los Mossos d’Esquadra protegen a Carles Puigdemont en Francia, desde donde está haciendo la campaña electoral para las próximas elecciones catalanas. Son policías fuera de servicio y sin arma, que aprovechan días de fiesta y de vacaciones para garantizar la seguridad del expresidente catalán, como ya hicieron con anterioridad en Bélgica. En 2019, y después del malestar en el Ministerio del Interior, la dirección de los Mossos les prohibió la acumulación de días libres para proteger al líder de Junts. Fuentes de la jefatura de la policía catalana aseguran que analizarán las imágenes de los actos para identificar a los policías desplazados, estudiarán en qué situación estaban en Argelès, y si la conducta constituye una falta disciplinaria. Junts ha declinado pronunciarse.
La seguridad de Puigdemont desde que huyese a Bélgica ha supuesto una fuente de tensión en la policía catalana. Dos agentes fueron juzgados, y absueltos, por asistir al presidente cuando fue detenido en Alemania. “Tampoco tenemos muchos argumentos para impedirles que vayan”, argumentan fuentes policiales, sobre el posible ilícito que estén cometiendo los policías. Pero admiten la anomalía: si Puigdemont cruzase a España, esos mismos policías que le protegen deberían detenerle. El Departamento de Interior asegura que no controlan lo que hacen los mossos en su tiempo libre, pero insisten en que no se ha favorecido ninguna práctica concreta que permita acumular días de fiesta o de vacaciones para viajar con Puigdemont.
Otros mossos de la división de escoltas han viajado también durante la campaña electoral a Francia para proteger a personas “vips”, cargos políticos, que han acudido a mítines del candidato de Junts. En este caso, los policías han trabajado en el extranjero con permiso del Ministerio del Interior, que es quien debe autorizar que la policía catalana pueda llevar a cabo ese tipo de intervenciones fuera de España. Fuentes del Departamento de Interior recuerdan que hace medio año que esperan una respuesta al compromiso que adquirió el Ministro de Presidencia, Félix Bolaños, de “tramitar” la escolta para Puigdemont, una protección de la que gozan todos los expresidentes.
Desde 2017, la protección de Puigdemont ha comportado tensiones políticas y policiales, e incluso condenas de prisión. El exconsejero del Interior Miquel Buch fue condenado a cuatro años y medio de cárcel, y 20 de inhabilitación, por fingir la contratación del que fuese sargento de los Mossos Lluís Escolà como asesor, para que en realidad protegiese a Puigdemont en el extranjero. Escolà, que ya no es policía, es una de las personas del entorno del expresidente, al que brinda una suerte de seguridad privada. La voluntad es que tanto Escolà como Buch se puedan beneficiar de la Ley de amnistía.
La seguridad del expresidente Puigdemont también ha conllevado un baile constante dentro de la estructura de la policía catalana de una división, la de escoltas, que se convirtió en una patata caliente. Para saltarse el veto policial que se impuso a los agentes en 2019, de que no pudiesen acumular días para viajar con Puigdemont, el expresidente Quim Torra creó una suerte de guardia pretoriana, con unos cuantos agentes, que dependerían directamente de Presidencia, y tendría la misión de dar seguridad exclusivamente a presidentes y expresidentes. Cuando ERC aterrizó en Interior, recuperó de nuevo el área de escoltas, y la hizo depender del director de la policía catalana. Finalmente, en una última reestructuración, la división pasó a depender de la jefatura policial.
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