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El futuro político del Guggenheim

Superados con éxito los primeros 15 años del museo, el nuevo Gobierno deberá abordar con Bizkaia la renegociación del convenio con Nueva York

Ardanza, tercero por la izquierda, habla con el Rey en la inauguración del Guggenheim de Bilbao.
Ardanza, tercero por la izquierda, habla con el Rey en la inauguración del Guggenheim de Bilbao.santos cirilo

El 19 de octubre de 1997, a las 11 de la mañana, el Museo Guggenheim Bilbao abrió sus puertas al público. La noche anterior el Rey, ante 800 invitados vestidos de gala, había apretado el botón que iluminó el museo en la fiesta inaugural, antes de servirse una cena elaborada por chefs de primera fila de la cocina vasca de la época, que contaba con txangurro con lomo de bacalao como plato principal. El Guggenheim pasó la prueba de apertura con buena nota: en su primera jornada de actividad recibió a 4.502 personas, expectantes por conocer el museo por dentro.

Desde entonces, el Guggenheim ha tenido muchas cenas de relumbrón y ha conseguido cumplir los 15 años con más de 14.760.000 visitantes. Este fin de semana es de puertas abiertas para celebrarlo. A pesar de la lluvia, miles de personas formaron ayer largas colas en la explanada del museo para acceder a su interior, con entrada gratuita, y todo hace indicar que volverá a ocurrir hoy, con tarta incluida para la celebración de la efeméride.

El éxito de visitantes, atraídos por el magnetismo del edificio diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry y por la oferta de exposiciones temporales, se suma al apoyo económico de una treintena de empresas, que ha soportado el impacto de la crisis económica. Las sombras han afectado a los problemas en la gestión, desde un desfalco perpetrado por su director financiero a pérdidas en operaciones de cambio de divisas que una comisión investigadora del Parlamento calculó en más de ocho millones de euros. En la legislatura del Gobierno de Patxi López, el Guggenheim ha sido escenario, además, del enfrentamiento político entre los socialistas y el bastión peneuvista de la Diputación de Bizkaia.

El Guggenheim, a pesar de este conflicto ahora silenciado, ha seguido su camino sin variar la trayectoria, pero el horizonte del funcionamiento del Guggenheim, tal y como ha sido en sus 15 primeros años de vida, acaba al término de 2014. Entonces vence el convenio que firmaron las instituciones vascas con la Fundación Solomon R. Guggenheim, de Nueva York.

La efeméride permitió a miles de personas visitar gratis la pinacoteca

La renovación del acuerdo es un asunto estrictamente político, como lo fue la idea de colaborar con la Fundación Guggenheim para puesta en marcha de un museo en Bilbao, destinado a convertirse en fuerza tractora de la renovación urbanística y en revulsivo de la actividad económica. El Parlamento deja al Gobierno que salga de las urnas el 21-O un informe en el que recomienda una profunda transformación en las relaciones con la Fundación Solomon R. Guggenheim y en los aspectos artísticos. Y ese Gobierno tendrá que consensuar con la Diputación de Bizkaia, el futuro del museo, el coste de su funcionamiento en épocas de dificultades económicas y su postura común frente al socio americano. En esa negociación entrará el proyecto de ampliación del museo en Urdaibai, aparcado por la oposición del Gobierno socialista, pero reivindicada por su director, Juan Ignacio Vidarte, como eje del futuro en la celebración del 15 aniversario.

El Parlamento quiere que se acabe la subordinación de Bilbao respecto a las decisiones de Nueva York y que adquiera una interlocución propia en el panorama museístico internacional. El informe parlamentario defiende que la renegociación del convenio debe abordarse en condiciones de igualdad entre los socios, a la vista de que los buenos resultados del museo de Bilbao han alterado las circunstancias que originaron el “régimen de franquicia” que se aprobó en 1991. Después de un año recibiendo información de expertos en el mundo del arte, universitarios, políticos y responsables de la gestión del museo, la ponencia parlamentaria constituida para analizar la trayectoria del Guggenheim concluyó que las instituciones vascas deben ganar protagonismo y conseguir una relación entre iguales con Nueva York en un nuevo marco en el que Bilbao sería “un nudo de primer orden” en la red internacional de la que forma parte.

Queda por saber qué pasará con las recomendaciones del Parlamento

En el futuro que dibuja el informe no encaja el doble papel del Juan Ignacio Vidarte, director general del museo de Bilbao y responsable de Estrategia global de la Solomon R. Guggenheim. Eludiendo decisiones drásticas, se sugiere la posibilidad de no concentrar en las mismas manos los dos cargos para facilitar la visibilidad de los intereses de ambas partes. Los cambios que pide el Parlamento afectan también a la estructura del Patronato con la apertura a artistas, críticos e investigadores, y a su estructura interna, con la reclamación de que se designe un director artístico, cargo del que carece el museo.

La incógnita radica ahora en la postura que adoptará el Gobierno que salga del nuevo Parlamento. La Diputación de Bizkaia mantiene que la relación con la Fundación Guggenheim ha sido satisfactoria y quiere que la renovación quede vinculada a la ampliación en Urdaibai. No solo no ha tenido interés en acercar posturas con el Gobierno de Patxi López, sino que el PNV ha trasladado al Parlamento el enfrentamiento entre ambas instituciones con una oposición radical en solitario a la existencia misma del debate sobre la renovación del convenio del Guggenheim a la espera de que cambie el color político del Ejecutivo. Los programas electorales no han avanzado mucho al respecto. El PNV no cita a Urdaibai, pero se compromete a recuperar el consenso sobre la ampliación del Guggenheim.

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