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OPINIÓN

El mapa de España

Galicia y los gallegos ya no confiamos en nada que no sea Galicia y en nadie que no sea gallego

Un mapa escala 1:1 (o sea, del mismo tamaño que el territorio) solo es pensable al sur de los Pirineos (no confundir con los perineos). Nadie, ni siquiera Jorge Luis Borges, podría esbozar el de España sin incluir a Portugal, nuestra hermosa vecina. Y tampoco creo que funcionase el mapa de Portugal aislado de la península. Por mucho que Galicia se empeñe en levar anclas y emprender una singladura tan singular como la de la isla del Doctor Doolittle, nunca se desprenderá de las venas que le dan la vida, que son sus ríos, esos que van a dar a la mar que es el morir. El Miño es la aorta, el Sil la femoral y el Mero y el Lagares los capilares, valga el pareado.

Nadie en su sano juicio podría soportar esta cartografía impuesta, esta impostación de satélite, esta vista parcial de Cangas del Morrazo, con el Taj Mahal incluido, y ni siquiera una muralla china entre Viñoás y Varalongo. España tiene su mapa con forma de piel de toro, que vaya usted a saber a quién se le ocurrió eso, y Galicia se autocartografía (¿existe tal verbo?) sin recurrir a Google Maps. ¿Por qué?, se preguntarán ustedes; pues porque Galicia lleva mucho tiempo harta de política y economía. Aquí siempre hemos sido más de petroglifos y metafísica, de licor café y retranca, de partidas de dominó y puñaladas en la espalda. Galicia y los gallegos ya no confiamos en nada que no sea Galicia ni en nadie que no sea gallego, Mariano Rajoy aparte. Somos agrimensores del minifundismo y ya empezamos a saber quién coloca los lindes arrimando el ascua a su sardina.

Ni siquiera el agrimensor K (sí, el de Kafka) sería capaz de medir Galicia sin Portugal en un mapa escala 1:1. Que no tengamos el mismo uso horario estando a la misma altura es un misterio. Hace ya tiempo que estamos tan hartos de la política y la economía española y portuguesa que nos parece escandaloso retrasar o adelantar el reloj saliendo o entrando por O Padornelo o Pedrafita. En cambio nos parece normal en el tránsito a Portugal. Incomprensible. Aun así, nuestra paciencia infinita no conoce relojes ni astrolabios. Les damos margen para que nos sigan hablando de política y economía. La generosidad es nuestra señal de identidad. La tacañería es la suya. ¿La de quién?, preguntarán ustedes. Sólo un ejemplo: la de los superejecutivos de las caixas desmanteladas y la de los bancos recapitalizados a base de descapitalizar administraciones centrales. Mapa igual a territorio, ¡quién lo iba a decir! Ni Jorge Luis Borges lo hubiera sospechado.

Estamos tan hartos de política y economía que ya no sabemos ni dónde están los puertos exteriores ni los interiores. Estamos tan hartos de política interior y de economía exterior que ya no sabemos dónde están los puertos de partida ni los de llegada. Estamos tan hartos de política exterior y de economía interior que ya no sabemos ni siquiera si tenemos aeropuertos. Estamos tan hartos de salir y entrar, de subir y de bajar y de que nadie sepa si salimos o entramos, o si subimos o bajamos, que ya nos están entrando ganas de hacer un túnel hasta Nueva Zelanda para llegar a Lisboa dando un rodeo. Si Escocia decide ser independiente, nos la anexionamos y santas pascuas.

Estamos tan hartos de política y economía, interior o exterior o todo lo contrario, que les vamos a dejar a estos perroflautas de la macroeconomía con su dudas y deudas para siempre. El ejército portugués, por ejemplo, nunca retrocede: da media vuelta y avanza. Esta información, proporcionada por el compatriota Antonio Ojea, se complementa con la inscripción que en algún sitio de nuestra hermosa vecina reza tal que así: "1917: Portugal entra en la Gran Guerra. 1918: Alemania se rinde". ¡Qué mejor brújula para evitar la política y la economía impuestas desde el exterior! Una situación patética y un norte magnético: ese es nuestro destino. Un norte patético y una situación magnética: esa es nuestra maldición. Y un hartazgo de política y economía es el culpable de nuestra indigestión. Nos hace falta mucho bicarbonato.

Un abrazo de María de Varalongo (fuerte, sentido, real, escala 1:1) afirma. ¿Qué afirma? ¿El mapa de Galicia quizá? Es más que probable.

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