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500 euros de pájaros bicéfalos

El pintor Antonio Ballester crea dos diseños para Loewe basados en el mantón de Manila Los pañuelos estampados con sus creaciones estarán a la venta en el mundo desde mayo

El pintor, Antonio Ballester.
El pintor, Antonio Ballester.LUIS SEVILLANO

En el centro de Madrid, a pocos minutos de la plaza de Las Ventas, se esconde una calle estrecha de casitas bajas. Es como un pueblo ajeno al bullicio de la capital. Allí, tras una puerta azul verdoso, trabaja Antonio Ballester, un joven pintor revelación que ha triunfado internacionalmente en los últimos años. La marca Loewe le fichó para diseñar su nueva línea de pañuelos de seda, una prenda exclusiva con flores enfadadas y pájaros de dos cabezas que puede costar hasta 500 euros.

Ballester abre la puerta y enseña su templo construido a base de lienzos de colores. Varios libros están abiertos sobre la mesa, un caballete sin cuadro descansa cerca de una pared y una mecedora de las de antes espera al pintor, que no tarda en sentarse. “Tenía un color madera horrible, por eso la pinté de rojo”, manifiesta con voz pausada.

Loewe llamó a Ballester hace seis meses y le invitó a colaborar en su nueva línea de pañuelos inspirados en la tradición decorativa del mantón de Manila: flores, pájaros y colores vivos. Ballester era el pintor perfecto para diseñarlos. Su obra, descrita como optimista, naif e incluso anárquica, está repleta de estos motivos. El mantón de Manila, un icono de la tradición española, es un ámbito en el que se siente cómodo. “Lo que me interesa es el arte amateur. La artesanía y la tradición. Me fascina cómo pintan los niños. No sufren, solo disfrutan”, confiesa el artista madrileño. Cuando Antonio Ballester trabaja pretende hacerlo como ellos. Romper con todo.

Hace dos años, cuando el artista apenas había aterrizado en España después de una larga estancia en Berlín, Loewe le hizo la misma oferta. Alguien les había hablado de su trabajo y les gustó. Él les presentó una propuesta económica. “Al poco me llamaron y me dijeron que habían seleccionado a otro”, dice. Un pintor de la misma edad de Ballester y colega suyo. “Me olvidé del tema. No pensé que volverían a contactar conmigo”, afirma.

Pero sí le llamaron, y esta vez sin competición alguna. Lo querían a él. Después de un paseo por la fábrica de la firma le pidieron que se olvidara de todo lo que había visto y le invitaron a dejarse llevar por la frescura y la exuberancia que lo caracteriza, pero los primeros bocetos fueron rechazados. “Me dijeron que eran demasiado formales. Decidí desmelenarme y plantarme con un dibujo de flores enfadadas y de pájaros con dos cabezas. Muy surrealista y sencillo a la vez. Fue todo un éxito”, cuenta.

La colección de pañuelos Mantón de Manila, compuesta por ocho creaciones (de seda, de algodón y de cashmere) se podrá comprar a partir de mayo de 2012. El pañuelo más grande se venderá a 500 euros la unidad. El artista diseñará también los escaparates de las tiendas de la marca en todo el mundo. Además, el director creativo de la firma, Stuart Vevers, participa en esta nueva colección. Su diseño se dibujará en un mantón de Manila tradicional bordado a mano y disponible solo por encargo.

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Tradición más tradición, “es un tema que siento muy mío”, asegura Ballester mientras revuelve unos papeles para encontrar los diseños, que estarán disponibles en cuatro colores. La moda, desde su punto de vista, es también un arte. “Es trabajar con dignidad. Significa cuidar y mimar la labor a la que cada uno consagra su vida”, afirma mientras desvía la mirada de nuevo hacia sus bocetos.

La moda ha entrado en la vida de este pintor. Su sudadera azul oscuro y sus pantalones de marrones destartalados convencerían a cualquiera de que esto no es cierto, pero Ballester afirma que su forma de vestir nunca le pareció importante.

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