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¿Por qué el confinamiento perimetral me produce ansiedad si no pensaba salir de Madrid?

Si hay una cosa que nos estresa es pensar en aquello que puede ir mal en el futuro. Si hay algo que podemos hacer para aliviarlo, en caso de que ocurriera, es asumir que todo es temporal

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Mariana Gálvez

Durante los últimos meses hemos aprendido a ponerle todo tipo de apellidos al confinamiento. Está el total, el selectivo, el domiciliario y, ahora que el Gobierno ha anunciado un aumento en las medidas de restricción y movilidad en Madrid, el perimetral. Ha sido salir en la televisión y sucederse las historias de personas que buscan billete para dejar atrás lo antes posible de las grandes ciudades. Lo curioso es que muchos de los que están sintiendo cómo el desasosiego crece en su interior no tenían ningún plan de abandonar su municipio. ¿Por qué, entonces, esa reacción? ¿Por qué estresa tanto la ‘ansiedad perimetral’?

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La respuesta está en el dominio que tienen de sus vidas, o, mejor dicho, en la falta de control que queda patente tras una medida como el confinamiento perimetral. “La sensación de falta de control asusta. No es lo mismo tener la falsa idea de que todo lo controlas que ser consciente de que realmente no puedes controlar lo que pasa alrededor (como en un confinamiento). Ahora estás consciente de que no puedes hacer tus planes, que tienes que quedarte en casa, que no puedes salir de la ciudad, que te falta libertad, y eso genera miedo”, asegura la psicoterapeuta Eva González.

Los recuerdos de la primavera pasada también influyen; buena parte de la población está volviendo a experimentar ese mal sabor de boca que dejó el confinamiento total de marzo. Las personas sienten ansiedad cuando anticipan que algo malo puede ocurrirles, cuando saben que se acerca una situación amenazante sin importar cuándo y en qué condiciones se dará. Que algunas empiecen a padecer insomnio por el miedo que les genera no saber si van a poder celebrar su cumpleaños en compañía de sus amigos y familiares, o que otras sientan pánico ante la idea de que sus relaciones amorosas se vean afectadas debido a la distancia, por ejemplo, es completamente normal. “Tan solo el hecho de pensar o tener la idea de que nos vuelvan a encerrar genera malestar, la ansiedad es una emoción dirigida al futuro”, aclara Cristina Wood, psicóloga especialista en ansiedad y estrés del Centro Área Humana de Madrid.

Esta ansiedad derivada de no poder hacer algo que no planeabas también se explica por la importancia que el lenguaje tiene en nuestros actos. “En el cerebro se producen asociaciones; las palabras ‘covid-19, virus, coronavirus’, están relacionadas con sensaciones y emociones negativas, volver a escuchar la palabra ‘confinamiento’ genera miedo”, dice Wood. Y nos hace sentir lo mismo: “Los síntomas son muy parecidos a los que se experimentaban cuando estábamos totalmente confinados: cansancio, presión en el pecho, falta de aire, tristeza, preocupación por la incertidumbre”.

‘Todo es temporal', una frase que es un antídoto

Uno de los principales malestares a los que nos enfrentamos en estos tiempos de ‘ansiedad perimetral’, según explica Wood, se resume en el “y si…”. ¿Y si me surge un plan y no puedo realizarlo? ¿Y si necesito salir de la ciudad y no puedo hacerlo? “La situación cambiaría si a todos los madrileños nos dijeran: No os preocupéis, que pase lo que pase, si de verdad lo necesitáis, podéis viajar; eso produce alivio porque sabes que si lo necesitas ahí va a estar la posibilidad de cambio, aunque nunca utilices esa opción”. Nos gusta vivir con certezas. Pero no hay muchas.

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Otro factor que explica que solo en pensar un nuevo confinamiento ya nos encierre por dentro, aunque solo sea metafóricamente, es la idea de poner a prueba nuestra capacidad de adaptación, y en los recursos económicos y cognitivos que tenemos para enfrentarnos a él. Y ahí nos diferenciamos los unos de los otros. “El estrés no se puede medir de manera objetiva, depende de cómo la persona lo perciba. No sabemos cuánto va a durar, cada cierto tiempo tenemos noticias nuevas, aparte de la preocupación por la salud y bienestar de los seres queridos, si tienes a tu cargo a una persona dependiente y vulnerable, si tus familiares se encuentran lejos, si ya sufriste la pérdida de alguien amado, la incertidumbre de perder el trabajo; a cada uno le afecta diferente dependiendo de la interpretación que haga de la situación”, dice Wood.

De cara a este nuevo confinamiento perimetral, ambas especialistas recomiendan no luchar contra lo inevitable y enfocarse en lo que sí podemos cambiar. Y aprender de las experiencias pasadas. ¿Qué hicimos en esos meses de confinamiento? ¿Qué nos sentó bien? ¿Qué nos sentó mal? ¿Qué cosas de provecho pudiste haber hecho? ¿Qué libros o series echas de menos haber visto? ¿Con qué amistades te gustaría retomar la comunicación? La clave está en responder esas preguntas de manera sincera, y esforzarse para crear metas y rutinas en casa (que dan la sensación de seguridad y autocontrol), así como cambiar malos hábitos de alimentación o sedentarismo. Consultar a un psicólogo para atender nuestra salud mental y emocional en estos tiempos donde el futuro parece incierto tampoco está de más. Pero, sobre todo, es muy útil recordarse a uno mismo que todo es temporal.

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