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¿Alguien da más? Tres pasos para saber si te pagan suficiente en el trabajo

Así se averigua si tu salario está a la altura de tus funciones

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Image Source (Getty Images/Image Source)
Beatriz González

Los hay que dicen que quien solo trabaja por un sueldo siempre se sentirá mal pagado. Seguramente son los mismos que afirman que el dinero no da ni siquiera un poco de felicidad. Para el común de los mortales, la cosa no está tan clara. Todo el mundo quiere un ambiente de trabajo donde la tensión no se corte con un cuchillo, superiores que merezcan el premio a jefe del año y facilidades para conciliar. Hasta tener un futbolín en la sala de reuniones está bien valorado, que uno nunca sabe a qué acabará aficionándose. Pero si todo eso va acompañado de un sueldo mísero, el excelente ambiente laboral pierde todo su atractivo, los chistes del jefe dejan de hacer gracia y la conciliación… bueno, eso siempre se agradece. La cuestión es: ¿cómo se sabe si tu trabajo está mal pagado o tu empresa se está forrando a tu costa? O sea, ¿cómo se averigua que la competencia (o tus propios patronos) están pagando más a otros que desempeñan tus mismas funciones?

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Es una pregunta importante, pero difícil de responder. Más aún en la inestable y volátil era de la covid. Pero se puede saber. El primer paso consiste en recabar suficiente información acerca del área en la que se encuadra tu empleo. En el contexto más general, el salario más frecuente entre los españoles (que no la media, que es unos 5.000 euros más alta), es de 17.482 euros anuales, según los últimos datos del INE. La media salarial de quienes se dedican al sector energético triplica esta cifra, mientras que los trabajadores que desarrollan su jornada laboral en bares y hoteles tienen salarios medios de 14.500 euros al año. “El valor de tu puesto de trabajo va asociado a la demanda que tiene”, explica Mayte Santibáñez, psicóloga y coach experta en orientación laboral. “Es como el mercado inmobiliario: si hay muchas casas disponibles y pocos compradores, el precio bajará, y al contrario. Tienes que ver tu puesto de trabajo de la misma forma”, señala.

Para encontrar información que hable de cifras contantes y sonantes en tu sector lo mejor es acudir a herramientas que pueden ser informes como la última Guía del Mercado Laboral Spring Professional, publicada por Adecco. El documento incluye los salarios de los diez sectores más relevantes durante el último año, además de una previsión de futuro. Otra posibilidad son las calculadoras de salarios disponibles en webs como la de Randstad, en la que se tienen en cuenta variables como el puesto actual, los años de experiencia, el sector y la zona geográfica. Para investigar cuánto están cobrando otros trabajadores en tu mismo puesto y diferentes empresas existen plataformas como Glassdoor o Indeed. Tras este primer análisis ya puedes hacerte una idea general de lo bueno que es tu sueldo, pero hay que ir más allá.

Define salario alto...

Si eres de los que ven el vaso medio vacío, puede que acudiendo a estas plataformas te sorprendas al darte cuenta de que cobras más que otros colegas. Pero también cabe la posibilidad de que te lleves un buen chasco comprobando que, para tus jefes, vales la mitad de lo que te correspondería en otra empresa. Antes de que se te acelere el pulso y despotriques a lo grande contra las injusticias del mundo laboral, conviene hacer un inciso: determinados conceptos de la nómina pueden hacer que las cifras bailen. Y mucho. La razón es que “la retribución que percibe un trabajador podría componerse de un salario fijo, un salario variable, beneficios sociales, dietas, gastos por transporte…”, explica Álvaro Ceballos, sales manager de Randstad. De ahí que lo que cobran dos personas que trabajan en la misma oficina y en un puesto similar pueda no ser lo mismo.

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PM Images / getty

Entonces, ¿es imposible saber cuánto se cobra en un trabajo? No exactamente. ¿Y cómo sale uno de dudas? En opinión de Ceballos, “no hay nada mejor que las referencias directas”. O sea, preguntar a tus colegas, uno por uno, hasta donde llegues. Cuantos más, mejor. El problema en este segundo paso es que no todo el mundo se siente cómodo con una conversación que comienza con la pregunta “¿y tú, cuánto ganas?”. Especialmente si es español... Si es tu caso, es posible que, para no plantearla directamente, te adentres en un laberinto tan enrevesado que el interlocutor no sepa de qué le hablas. O que por una mezcla de temor y pudor bajes tanto el tono de voz que acabes formulando una pregunta inaudible.

Afortunadamente para ti, hay estrategias para plantear la cuestión sin provocar incomodidad. “Lo ideal es que el que pregunta primero exponga bien su interés en conocer la respuesta”, dice Carlos Murillo, coach de orientación laboral, liderazgo y comunicación. “Por ejemplo: ‘Hola, estoy negociando con la empresa asumir un puesto muy parecido al que desempeñas y me gustaría saber el rango salarial para poder negociar bien”, aconseja.

Te encontrarás con colegas que preferirán dejarte educadamente con la incógnita, pero incluso si te dieran una cifra y hasta desglosaran todos los conceptos de su nómina, es posible que su sueldo no sea extrapolable. “Cada vez es más común que el salario se determine por el aporte de valor del profesional”, señala Rocío Millán, directora regional de Spring Professional, la consultora de selección del grupo Adecco. Es decir, que en ocasiones la retribución no depende tanto del puesto como de lo que hagamos ganar a la empresa en función de “nuestras experiencias laborales, nuestros éxitos, nuestros fracasos… Y nuestras habilidades personales y laborales que hemos desarrollado año tras año”, dice Millán asegurando que, aunque es importante tener el conocimiento técnico, resulta igual de relevante tener, por ejemplo, habilidades para trabajar en entornos de incertidumbre como los actuales. Aquí no hay ciencias exactas...

Lo que el contrato dice y no todos leen

La retribución puede variar por arriba o por abajo en función de beneficios sociales específicos, complementos y experiencias personales, pero tu labor detectivesca ya se merece un sobresaliente si tienes las referencias de otros colegas, de las plataformas de empleo, las calculadoras salariales y las guías que analizan el mercado de trabajo. Es suficiente material para hacerte una idea de si estás bien o mal pagado, quizá bastante como para ahorrarte el tercer paso. Pero nunca está de más darlo para comprobar una referencia fundamental para saber cuál es el mínimo que, legalmente, deberíamos cobrar: el convenio colectivo.

Como explica Álvaro Ceballos, una empresa puede decidir si aplicar un convenio sectorial o uno propio. Ambos son públicos y regulan condiciones laborales de los empleados como el número de horas de la jornada laboral, el salario mínimo, las vacaciones... así que acudir a él es clave para saber si todo está en orden. El convenio por el que se rige la relación laboral suele citarse en el contrato de trabajo, pero si no aparece puedes preguntar a los responsables de recursos humanos. Si en tu empresa no los hay o no resuelven el problema, la comisión consultiva nacional de convenios colectivos te sacará de dudas salvo que la empresa no tenga convenio propio ni exista convenio sectorial. Entonces, el Estatuto General de los Trabajadores sería el que habría que poner en práctica, aunque, según Ceballos, lo habitual es que no sea tan complicado averiguar nuestro convenio. “En la mayoría de los casos, las empresas suelen utilizar un software de gestión documental para dar acceso a todos sus trabajadores al convenio por el que se rigen, para que sean conscientes de sus condiciones laborales”, afirma.

Si después de toda esta investigación concluyes que, aunque cobres por encima del mínimo legal, estás mal pagado, como pensaban siete de cada diez españoles entrevistados en 2016 para una encuesta, el dilema será si pedir una subida de sueldo, cambiar de empresa o continuar como si nada esperando que mejore el panorama. Y siempre puedes contentarte con un futbolín nuevo en la sala de reuniones.

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