‘Duelo sin brújula’, de Carme López Mercader: el cráter que deja la muerte del ser amado
La viuda de Javier Marías escribe un texto valiente sobre una desaparición que significa el fin de un mundo: un conjunto compartido de palabras, películas, espacios, logística, bromas repetidas, códigos privados
Duelo sin brújula trata de la pérdida y la desolación. “No es ni siquiera un libro, sino una reflexión sobre el duelo y especialmente sobre mi duelo por Javier”, explica su autora, Carme López Mercader. Javier es su marido, el escritor Javier Marías. Se presenta también como la última publicación de la exquisita editorial Reino de Redonda, que llevaban entre los dos. En ella han aparecido títulos como Revolución en el jardín, de Jorge Ibargüengoitia, Historia de una demencia colectiva, de Friedrich Reck-Malleczewen, El espejo del mar, de Joseph Conrad, relatos de Arthur Machen, recopilaciones de entrevistas de Faulkner o Mansura, de Félix de Azúa. Este año han salido los dos volúmenes de Cordero negro y halcón gris, el impresionante clásico sobre los Balcanes de Rebecca West.
Duelo sin brújula es un texto valiente y contenido sobre el cráter que deja el ser amado. Esa desaparición es el fin de un mundo: un conjunto compartido de palabras, películas, espacios, logística, bromas repetidas, códigos privados, diferencias que se vuelven juego. A veces parece también el fin del mundo, y sin duda de una manera de ser para el superviviente. “La identidad cambia con la pérdida, porque, tras años de estrecha convivencia, parte de nuestra manera de ser y de estar en el mundo se ha ido conformando con el intercambio con el otro”, escribe López Mercader.
Otro de los temas del libro tiene que ver con la muerte de una figura pública: con la imagen siempre inexacta que los demás tienen de ella
Duelo sin brújula puede hacer pensar en un libro como El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, pero sin la coquetería del escritor profesional. Se trata del testimonio de una persona desorientada por el dolor: un dolor que vemos en los demás, sobre el que leemos, pero sobre el que en realidad no sabemos nada hasta que lo sufrimos y para el que nunca estamos preparados. Es una descripción precisa, con reflexiones inteligentes sobre los sentimientos propios y la relación con los otros, y observaciones perspicaces sobre frases que se dicen con buena intención y son horrendas (dejar la basura atrás al empezar el año, etc.). “El duelo es malo de una manera absoluta, completa y sin resquicios”, escribe la autora, “es como si vieras a los demás pasar por encima del hielo de puntillas, con sus cucos eslóganes, mientras tú estás debajo, ahogándote en agua congelada”.
Habla de acompañar a su pareja en la enfermedad, de la transformación robótica del que está junto al convaleciente y del componente físico, animal, del dolor tras la muerte. El tono es sereno y rotundo, cercano sin exhibicionismo ni afectación, y aunque es un libro triste tiene atisbos de humor, como cuando critica la teoría de las fases del duelo o cuando describe la exasperación que le pueden producir los demás aunque la quieran y que a veces parece generarse ella misma.
Otro de los temas del libro tiene que ver con la muerte de una figura pública: con la imagen siempre inexacta que los demás tienen de ella, con la tendencia kitsch a crear reliquias. “La intimidad es sagrada”, escribe López Mercader, y una de las virtudes del Duelo sin brújula es respetar esa intimidad y a la vez sugerirla. Sabemos que está hablando de un gran escritor, y los manuscritos, ediciones, lecturas, excentricidades literarias y dedicatorias forman parte de la vida cotidiana. La parte pública de la existencia del novelista no es importante en el retrato de la pareja, que se traza a través de detalles humanos y evocadores: los gestos y la interlocución —como recuerda la autora citando a Marías, el matrimonio es una institución narrativa—, costumbres, expresiones y bailes, gestos y payasadas, un idioma privado y una memoria táctil que se desvanecen pero vuelven en un sueño o un momento de confusión. Es un libro sobre el duelo, pero también es un libro de amor. Y, como en las grandes historias de amor, incluido el Quijote, se produce una inversión: la racional autora de este libro hermoso y conmovedor intuye que sería apresurado descartar la existencia de los fantasmas.
Duelo sin brújula
Reino de Redonda, 128 páginas
2024, 12 euros
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