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La permanente novedad del estoicismo: una filosofía para tiempos de crisis

La búsqueda de la serenidad pone en valor la corriente de pensamiento de autores como Séneca, Epicteto o Marco Aurelio. Pero hay que sumergirse en las traducciones directas, del griego o del latín, anotadas por expertos y, sobre todo, huir de los estratégicos compendios de máximas filosóficas

Estatua ecuestre de Marco Aurelio, en la plaza del Capitolio de Roma. Copia de un original en bronce del siglo II a.C. expuesto en los Museos Capitolinos.
Estatua ecuestre de Marco Aurelio, en la plaza del Capitolio de Roma. Copia de un original en bronce del siglo II a.C. expuesto en los Museos Capitolinos.Ghigo Roli / Photo12 / AFP / Con

La filosofía helenística, que surge tras la muerte de Alejandro, se irá centrando progresivamente en la cuestión práctica del bien vivir (eu zen). En ese marco, y hasta la época romana, una de las escuelas más difundidas fue, sin duda, el estoicismo, un auténtico movimiento espiritual, como defendía Max Pohlenz, que se fue adueñando de la historia de las mentalidades hasta el final de la antigüedad. Lejos quedaban los orígenes de la escuela en 301 a.C., cuando Zenón de Citio la funda en la Stoa poikile (“Pórtico colorido”) de Atenas —de donde toma su nombre—, pues los desarrollos posteriores calarán especialmente en la mentalidad romana, al ofrecer una comprensión global del ser humano en su contexto cosmopolita.

En aquel mundo globalizado avant la lettre que era Roma, y que empieza a ser zarandeado por diversas turbulencias —epidemias, invasiones y usurpaciones— en el siglo II, no es de extrañar que el estoicismo gozara de especial predicamento, con figuras como las de Epicteto o Marco Aurelio. Tampoco sorprende que, en nuestros tiempos postpandémicos, se haya rescatado la búsqueda de la serenidad que proponen estos estoicos. Se ve hoy una incesante avalancha de novedades neoestoicas que proliferan por doquier y atraen a empresarios, políticos o gurús filosóficos muy diversos. Algunos de sus títulos, en avispadas estrategias comerciales de los editores, pueden sonar casi a autoayuda: How to be a Stoic y Live like a Stoic, de Massimo Pigliucci o How to Think Like a Roman Emperor (obviamente referido a Marco Aurelio, no a Nerón) de Donald Robertson.

Lo sabio es aceptar cómo funciona este mundo, regido por la razón divina, y cumplir su cometido esencial, como todos los demás seres vivos

Pero, ¿qué podemos aprender realmente hoy de los antiguos estoicos, más allá del sentido popular del adjetivo? Para ellos la forma de vivir bien empezaba por pensar correctamente: la filosofía es la salvación. Lo sabio es aceptar cómo funciona este mundo, regido por la razón divina, y cumplir su cometido esencial, como todos los demás seres vivos, fijándose en su telos, que en el caso humano es de índole social y colectiva: cooperar con la providencia (pronoia), asumiendo nuestro destino (heimarmene), y llevarlo a la excelencia mediante la práctica (askesis) filosófica. De ella se sigue el mejoramiento individual mediante virtudes como el autocontrol ante las pasiones y las percepciones erróneas o la templanza frente a lo que parece adversidad, lo que facilita una vida “según naturaleza” (kata physin) centrada solo en lo que de uno depende.

Entre los grandes filósofos estoicos —sin desmerecer a Zenón, Crisipo, Panecio o Posidonio—, los más recordados son, sin duda, los de época romana. El caso de Séneca es algo especial, por su personalidad única y su malhadada relación con el poder, desde Claudio a Nerón. Sus escritos, a veces en contradicción con su vida, impresionan en una evolución que culmina en uno de los mejores epítomes del estoicismo, las Cartas a Lucilio. Más tarde, y en lengua griega, tenemos el caso de Epicteto, ex-esclavo cojo que acabó manumitido y se convirtió en una de las mejores cabezas del estoicismo, desde su escuela en una ciudad de provincias. Como de tantos filósofos memorables, más de la oralidad que de la escritura, no tendríamos testimonios si no fuera por un devoto discípulo, Arriano, que compiló sus notas de clase y las dio a conocer en forma de Manual. El epígono del estoicismo romano es, por supuesto, el emperador Marco Aurelio, con esa suerte de diario íntimo que también escribe en griego y nos ha sido transmitido de forma casi milagrosa.

En la obra de Séneca, Epícteto y Marco Aurelio se pondera el desapego de las pasiones y de los aparentes bienes, en busca de una serena autosuficiencia que nos permita ser libres, sobre todo, frente al miedo al futuro o a la muerte

En la obra de los tres se pondera el desapego de las pasiones y de los aparentes bienes, en busca de una serena autosuficiencia que nos permita ser libres, sobre todo, frente al miedo al futuro o a la muerte. Su estoicismo propone liberarse de turbaciones y tomar el control en un movimiento centrípeto de autoconciencia, rechazando las opiniones y apariencias en medio de los muchos reclamos cotidianos que nos distraen constantemente. Esto lo hace quizá muy atractivo al hombre de hoy, asediado por la tiranía de sus pantallas. Como decía antes, el boom de esta filosofía ha venido de la mano de cierta divulgación, a veces excelente, como en el caso de Pigliucci, pero que otras ha devenido en simplificación, cuando no en alteración de sus ideas. Por ejemplo, circulan por las redes una serie de citas apócrifas de Marco Aurelio muy repetidas, que son puro pragmatismo “a la romana”. Hay las totalmente falsas y las que simplifican o manipulan sus ideas sacadas de contexto (“Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad”), malinterpretándolas de forma relativista… Al emperador-filósofo esto le habría horrorizado.

Por eso, mejor que cualquier compendio de máximas estoicas por filósofos, psicólogos o coaches actuales —por muy bienintencionados que sean— es acudir a las obras originales de estos pensadores. Contamos con traducciones renovadas y fiables, como las de Epicteto de Óscar Martínez (Edaf) o Ignacio Pajón (Alianza), las de Marco Aurelio por Jorge Cano (Trotta), Javier Campos (Tecnos), Antonio Guzmán (Alianza) o la mía (Arpa), o las de Séneca, bien traducidas en Gredos, Cátedra o Alianza, etc. La mayor parte ha aparecido desde el año 2020.

Pero hay que precaverse: las traducciones han de ser directas, del griego o del latín, y a cargo de un experto acreditado en esas lenguas, pues, con este revival neoestoico, ha proliferado el rescate de antiguas traducciones por lengua interpuesta, o, lo que es peor, nuevas traducciones a partir del inglés de obras o recopilaciones de fragmentos estoicos, con títulos atractivos y cercanos a la autoayuda. ¡Cuánto mejor es beber directamente de las fuentes de este pensamiento, con mediación de una buena traducción! Un ejemplo realmente modélico me parece la reciente de Jorge Cano (2023), fiel al complejo texto griego de Marco Aurelio y, a la vez, tersa en castellano actual, con numerosas notas aclaratorias y bibliografía actualizada, que ayudan a entender y contextualizar las ideas, y, además, con una traducción de la correspondencia en latín entre el emperador y su maestro Frontón.

En suma, hoy hay que seguir teniendo como principal referencia del estoicismo los grandes textos de sus autores clásicos. Me parece que, en especial, su época tardía, y acaso más desencantada, que desemboca en Marco Aurelio, sigue representando un pensamiento muy apropiado para nuestros días, con sus propuestas para buscar filosóficamente la manera de vivir mejor y más sereno, desde una perspectiva que combina la ética individual y la cooperación comprensiva en el mundo que nos rodea.

David Hernández de la Fuente. Escritor y Catedrático de Filología Griega en la UCM. Su última publicación es una traducción, con introducción y notas, de las Meditaciones de Marco Aurelio (Arpa 2023).

Portada de ‘Manual de estoicismo’, de Epicteto.

Manual de estoicismo

Epicteto
Prólogo, traducción y notas de Óscar Martínez García
Edaf, 2021
128 páginas. 9 euros
Portada de ‘El arte de vivir (en tiempos difíciles)’, de Epicteto.

El arte de vivir (en tiempos difíciles)

Epicteto
Traducción, introducción y notas de Ignacio Pajón Leyra
Alianza, 2023
136 páginas. 11.50 euros
Portada de ‘Pensamientos. Cartas’, de Marco Aurelio.

Pensamientos. Cartas

Marco Aurelio
Edición de Jorge Cano Cuenca
Trotta, 2023
288 páginas, 22 euros
Portada de ‘Pensamientos. Cartas. Testimonios’, de Marco Aurelio.

Pensamientos. Cartas. Testimonios

Marco Aurelio
Estudio preliminar, traducción y notas de Javier Campos Daroca
Tecnos, 2010
336 páginas. 21,50 euros
Portada de '‘Meditaciones’, de Marco Aurelio.

Meditaciones

Marco Aurelio
Traducción de Antonio Guzmán
Alianza, 2020
208 páginas. 13,95 euros
Portada de ‘Meditaciones’, de Marco Aurelio.

Meditaciones

Marco Aurelio
Traducción, introducción y notas de David Hernández de la Fuente
Arpa 2023
224 páginas. 14,90 euros
Portada de ‘Consolaciones. Diálogos. Epístolas morales a Lucilio’, de Séneca.

Consolaciones. Diálogos. Epístolas morales a Lucilio

Séneca
Estudio introductorio de Juan Manuel Díaz Torres
Traducción de Juan Mariné Isidro e Ismael Roca Meliá
Gredos, 2022
480 páginas. 25 euros
Portada de ‘Sobre la providencia. Sobre la ira. Sobre la vida feliz. Sobre la clemencia’, de Séneca.

Sobre la providencia. Sobre la ira. Sobre la vida feliz. Sobre la clemencia

Séneca
Traducción de Fernando Navarro Antolín
Alianza, 2022
488 páginas. 16,50 euros
Portada de ‘El arte de vivir’, de Séneca.

El arte de vivir

Séneca
Introducción de James S. Romm
Traducción de Jacinto Pariente
Koan, 2023
96 páginas. 9,90 euros


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