Una interpretación soberana de Vicky Luengo en el teatro

¿La ley sirve a la justicia? Suzie Miller, autora que ejerció la abogacía en su Australia natal, aborda este tema con conocimiento de causa en un espinoso ramillete de obras teatrales, entre las que destaca Prima facie, soliloquio estrenado anoche en Madrid con una singular interpretación de Vicky Luengo. La actriz mallorquina encarna a una abogada penalista de extracción social humilde, que se ha ido labrando un futuro profesional mediante la defensa exitosa de varones encausados por delitos de violación.

Para hacerse hueco entre sus compañeros de familia bien, Tessa escruta cada caso. En su imaginario, el juicio es un teatro, pero también una prueba deportiva. Esto se lo dejó claro la decana de la facultad de Derecho de la mejor universidad británica durante su lección inaugural: sus alumnos no debían ser amigos, sino competidores. Solo dos de cada tres saldrían adelante. Miller lo cuenta todo mediante saltos espaciotemporales que ponen a prueba la destreza de la actriz. Luengo imanta la atención del público desde la primera palabra que dice, estirando las vocales y haciendo culebrear las consonantes: “Puuuraassaaangrees”. Su entrada al escenario no podría ser más inquietante y prometedora.

En la función previa al estreno cuajó una interpretación oblicua, ambidiestra, llena de pormenores y de recovecos

Tessa es impía con las víctimas y la justicia sobre la que ella trenza arabescos legales resulta ser un mecanismo frío, implacable, desagradable e injusto, que se volverá contra ella durante el segundo acto, cuando sea violada en medio de una relación no solo consentida sino deseada. Miller lo dispone así para que el asunto sea más interesante: los casos de agresiones sexuales resultan más difíciles de dilucidar cuando el delito se produce en el seno de una relación de confianza, romántica o familiar. En este caso, una indisposición previa que Tessa sufre deja relativamente claro ante el espectador que su pareja se le ha impuesto por la fuerza.

La agresión de Julian, hijo de un consejero judicial de la corona y compañero de trabajo de Tessa, es la de un hombre sobre una mujer, pero también la de alguien acostumbrado a conseguir cuanto desea sobre alguien que no puede pagarse esa costumbre. Lógicamente, Julian tendrá la mejor defensa que comprarse pueda en el Reino Unido, donde abogados y jueces de lo penal siguen llevando costosísimas pelucas de crin de caballo, cuyo uso se generalizó en el siglo XVII. Durante su declaración, Tessa recuerda un hecho clave, que aunque pone las cosas en claro, no basta para probar su versión. Revelar ese dato tan hacia el final de la función supone un gran golpe teatral. Sin embargo, Miller cierra su pieza con un alegato sentido pero un tanto obvio y retórico. Poco importa, porque Vicky Luengo negocia de maravilla cada curva del texto y aprieta firme en las rectas: a todo le saca partido. En la función previa al estreno cuajó una interpretación soberana, oblicua, ambidiestra, llena de pormenores y de recovecos. Algo relativo a las circunstancias y las expectativas del estreno (al que asistió la vicepresidenta Yolanda Díaz), hizo que bajara el pistón. Hoy volverá todo a su lugar.

‘Prima facie’. Texto: Suzie Miller. Dirección: Juan Carlos Fisher. Madrid. Teatros del Canal, hasta el 17 de septiembre. Luego en San Sebastián, Carballo, Vitoria, Logroño, Pamplona, Alicante…

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