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Naufragios de artista: derrota, exilio y tormento en el Mediterráneo

El artista Daniel García Andújar expone en Mallorca un nuevo trabajo sobre los flujos migratorios en el mar a lo largo de siglos de violencia

Exposicion Daniel Garcia Andujar
'Poseidón' (2016), obra de Daniel García Andújar expuesta en Es Baluard (Palma de Mallorca).David Bonet

Cuando citamos nombres como el de Daniel García Andújar, lo hacemos pensando en la quintaesencia del artista ya maduro, bregado en colectivas, retrospectivas y bienales, activador de debates críticos, capaz de colocar ambiciosas imágenes en homenajes periodísticos y displays de toda índole, entre lo nuevo y lo arcaico. En fin, todo lo que se pueda poner en la mochila de este correcaminos global, artivista —­eso sí, un poco más sofisticado que Ai Weiwei— con su irreductible voluntad de describir el medioevo póstumo en el que ya habitamos.

Patente de corso es el título de su nuevo trabajo en Es Baluard de Palma de Mallorca, y apunta a ese permiso que solían conceder los Estados y que impunemente facilitaba la piratería. A partir de este epígrafe, el artista alicantino trabaja sobre los flujos migratorios en el Mediterráneo a lo largo de décadas y siglos, propiciados por la violencia y las guerras de las que son víctimas hombres, mujeres y niños. Desde los republicanos empujados al exilio (durante la guerra civil española, los que acabaron en campos de concentración en el norte de África) hasta los que huyen de la explotación, los refugiados de 2015 (de las primaveras árabes a la guerra de Siria), millones de desplazados y víctimas del colonialismo. Todos, hasta el último cuerpo desaparecido en sus travesías hacia una vida mejor, son números estridentes, cifras deshumanizadas clavadas con chinchetas digitales sobre pantallas de plasma, en esas nuevas cartografías de navegantes que dejan al visitante del museo abandonado en una fría espesura digital.

El visitante deambula entre cifras e informaciones no siempre claras, fruto de su fascinación por el ‘big data’

La muestra, que comisaría Imma Prieto, se concentra en un único espacio y es un archivo simbólico con 300 imágenes que, en palabras del artista, sirve “para rastrear la evidencia de que el ejercicio de la violencia, en particular la práctica del corso, constituye un eje fundamental de las conexiones mediterráneas durante la era moderna”. El elemento más visible está en el centro de la sala. Es la figura de Poseidón acompañada de los vídeos Tráfico, Corsarios y Mare Nostrum. En un cuarto, Juguete de los hados, el dios de las aguas aparece como un protagonista actual, suburbano, capitán y tripulante de la patera Baya Rimes que antes había sido utilizada por los refugiados. De fondo, en una de las paredes se agrupan fotografías, dibujos y documentos de época sobre prisioneros en campos de trabajo. Y enfrente, los mapas antiguos de los 163 puertos reconocidos en el Mediterráneo sobre los que el artista imprime el dibujo robótico de una maraña de líneas que indican los trayectos de los migrantes desaparecidos en el mar desde 2014. La mayoría, claro está, no tiene historia conocida. Son solo cifras hundidas en el mar, pero ahora emergen sobre la pared del cubo blanco como una congestión de números escritos en rojo por el artista, que los irá añadiendo según se notifiquen más desaparecidos.

Estos listones tienen un doble eco, en la pieza sonora Dante Alighieri-Inferno y en la historia del escritor, periodista y músico menorquín Deseado Mercadal (1911-2000), personaje a quien García Andújar recurre para poner rostro al éxodo republicano tras el avance franquista, primero a Francia por la vía pirenaica y posteriormente desde los puertos de Levante hacia esos campos de almendros que relató Max Aub, en el norte de África, donde muchos individuos acabaron torturados y malviviendo en lugares de retención.

Fruto de este estudio es el librito Deseado Mercadal. Derrota, exilio y tormento en el norte de África, la pieza más razonablemente sólida de todo el conjunto, que aliviará al espectador del vagabundeo entre cifras e informaciones no siempre claras, ligadas en exceso a la propia fascinación del artista por el big data que circula a la velocidad de un pestañeo en sofisticadas pantallas. Alguna de ellas está colocada en la sala del museo como si fuera el caballete de un pintor, plana pero omnisciente. Son las nuevas formas significantes del artista, que parece conformarse con ser suficientemente bueno. Los naufragios de García Andújar.

‘Patente de corso’. Daniel García Andújar. Es Baluard. Palma de Mallorca. Hasta el 22 de enero de 2023.

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