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ARTE

Cuando Leonora Carrington tiraba las cartas del tarot

Un nuevo libro reúne por primera vez la totalidad de la baraja pintada por la artista surrealista, descubierta en México en 2018

La carta dedicada al loco en la baraja que ideó la artista surrealista.
La carta dedicada al loco en la baraja que ideó la artista surrealista.Estate of Leonora Carrington/ARS

Desde muy pequeña, Leonora Carrington (Clayton Green, Reino Unido, 1917 - Ciudad de México, 2011) oyó a su madre y a su abuela irlandesa decir que por sus venas corría sangre gitana. Algo que no resultó anodino en el universo fantástico de una niña cuyos ojos negros y cabellos oscuros contribuían a alimentar tal aseveración. Su infancia transcurrió en un ir y venir entre distintos internados, de los que sería expulsada, y una aristocrática mansión con torreones. Fue en esos días cuando se fraguó buena parte del imaginario que compone su obra, de la que Buñuel diría que estaba destinada “a liberarnos de la miserable realidad de nuestros días”.

Uno tiende a pensar que la artista pudo entroncar esta supuesta ascendencia gitana con su gusto por la adivinación. La magia, la revelación y la atracción por lo esotérico articularon la travesía artística y espiritual de esta hija rebelde de un adinerado industrial textil inglés, que a los 18 años fue presentada a la corte de Jorge V. Tan solo dos años antes de conocer al pintor Max Ernst, 26 años mayor que ella, y de huir con él al sur de Francia, dispuesta a ahondar en la senda abierta por los surrealistas. Un camino lleno de revelaciones míticas, traducidas en imágenes y relatos, desbrozado mediante la incursión en terrenos inexplorados que conducen al estado menos domesticado de la mente. Para la preparación de ese periplo solía echar mano de distintos oráculos, entre los cuales el tarot encontró un lugar especial.

La carta del sol en el tarot de Leonora Carrington.
La carta del sol en el tarot de Leonora Carrington.Estate of Leonora Carrington/ARS

Era bien conocido entre los estudiosos de su obra que el tarot supuso para la artista una continua fuente de inspiración —algo común entre los miembros del grupo surrealista—, pero se desconocía la existencia de una baraja pintada por ella misma, en 1955, durante su residencia en México. Una serie pintada al óleo sobre cartón, que ilustra los arcanos mayores: 22 cartas que vienen a simbolizar algunos de los arquetipos fundamentales de la psique. Los naipes forman parte de un colección privada y fueron descubiertos en 2018 por las historiadoras Tere Arcq y Susan Aberth. Se expusieron por primera vez en la exposición Leonora Carrington, cuentos mágicos, celebrada en el Museo de Arte Moderno de México, durante ese mismo año. El libro The Tarot of Leonora Carrington, publicado por Fulgur Press, reúne ahora la baraja completa.

A Carrington siempre le fascinaron aquellas fábulas exóticas en torno a gitanos que dominan el arte de la cartomancia, la interpretación del futuro a través de una bola de cristal y los sortilegios. A su hijo, Gabriel Weisz Carrington, le contó que fueron unos gitanos quienes la ayudaron a librarse de sus captores, una vez hubo abandonado el sanatorio mental del doctor Morales, en Santander, en 1940. Un episodio traumático en su vida, narrado por ella misma en Memorias de abajo. “Gaby, venimos de los tinkers [chatarreros], an luch siúil [nómadas irlandeses en gaélico], o gente errante”, le aseguraba. “Fantaseaba con vivir y viajar en una caravana de gitanos tirada por caballos Vanner por las carreteras del campo irlandés”, recuerda su descendiente, en un texto que se incluye en el nuevo monográfico. La figura del caballo salvaje, muy habitual en su obra, vendría a definir la imaginación desenfrenada de la artista.

Conexión con lo esotérico

Weisz fue testigo del proceso de elaboración del tarot de su madre y lo describió como “un objeto personal surrealista”, un vehículo compuesto por objetos subliminales separados del mundo racional, destinado no solo a un proceso de adivinación sino a la exploración del subconsciente y de aquellos dominios donde las percepciones y las sensaciones quedan silenciadas. Un viaje por una senda superior de realización y autoconocimiento a través de elementos psicológicos y espirituales, asociado con el automatismo y al azar objetivo, dos de los conceptos fundamentales del surrealismo.

Si bien es verdad que la artista no dudo en buscar inspiración en las cartas del tarot de Rider-Waite, y en las de Marsella, se trata de una interpretación muy libre. No solo refleja su intenso vínculo filosófico con las materias del ocultismo sino que ofrece una nueva perspectiva sobre muchos aspectos de la obra de la artista, y revela una conexión muy profunda con lo esotérico. “No podemos subestimar el significado de estas pinturas para una autora que dedicó varias décadas al estudio del tarot”, señalan Aberth y Arcq. “El simbolismo de la baraja permeaba gran parte de su arte y, de forma continua, lo volvía a combinar adecuándolo a su pensamiento esotérico y a su propio desarrollo”.

La carta de la luna, según Carrington.
La carta de la luna, según Carrington.Estate of Leonora Carrington/ARS

El ahorcado es la carta con la que más se identificaba. Aparece representado, de una forma u otra, en varias de sus obras pictóricas y literarias. “Es particularmente hermoso”, señalan las historiadoras, que apuntan que “emana serenidad, rodeado por un suave color lila, que en la teoría del color de la teosofía viene a indicar una alta espiritualidad”. El demonio es una interesante mezcla de hombre y mujer. El loco es descrito por Carrington como “el fantasma de la psique”. Conocido el profundo interés de la artista por la mitología egipcia, la estrella podría aludir a Nut, la diosa del cielo, normalmente representada como una mujer desnuda rodeada de astros. Se trata de la carta más poderosa del conjunto. “Los fans de Carrington reconocerán inmediatamente a esta figura etérea, blanca lunar y de ojos dorados como su adorada diosa blanca, de la que supo por primera vez en 1948, a través del libro de Robert Graves que lleva el mismo título, y que cambiaría su actitud y su obra artística”, destacan las autoras. “La diosa blanca de la estrella es la sanadora de la naturaleza, protectora del misterio, y en su sabiduría Carrington predijo que la necesitaríamos ahora más que nunca. El tarot de Leonora está dotado de una iconografía subliminal, una ventana abierta a una representación de lo prodigioso”, escribe Weisz Carrington. Es una invitación “a soñar despiertos”.

The Tarot of Leonora Carrington. Susan Aberth y Tere Arcq. Fulgur Press. 120 páginas. 45,95 euros.

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