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Argentina atraviesa el peor brote de dengue de su historia

El Gobierno de Milei descarta incluir la vacuna contra la enfermedad que transmite el mosquito ‘Aedes aegypti’ en la sanidad pública como hizo Brasil

dengue en argentina
Pacientes esperan en el Hospital General de Agudos Bernardino Rivadavia, en Buenos Aires, este martes.Enrique García Medina

Argentina registra la mayor explosión de casos de dengue de su historia: el país ha contabilizado más de 100.000 positivos en los primeros tres meses de año, una cifra 11 veces mayor que la del primer trimestre de 2023, cuando hubo 8.300, según el último boletín epidemiológico nacional. El incremento se nota en las exigidas guardias de algunos hospitales públicos, donde los pacientes acuden a atenderse por síntomas como fiebre, dolor muscular o sangrados. La Organización Panamericana de la Salud emitió recientemente una alerta por el aumento de contagios en la región, donde Brasil cuenta ya 1,5 millones positivos en 2024 y Paraguay 160.000. El Gobierno argentino, sin embargo, ha rebajado la emergencia mientras algunos legisladores piden incluir la vacuna contra esta enfermedad, que transmite un mosquito, en el calendario de la sanidad pública.

Los 102.898 casos registrados en el país en el primer trimestre del año representan el 85% de los 120.007 positivos contabilizados desde el comienzo de la temporada de dengue, el pasado julio. Desde entonces hubo 79 fallecidos, el brote más letal de la historia del país. Los casos se concentran en el norte y centro del territorio, sobre todo en Buenos Aires, Chaco y Santa Fe, que acumulan entre las tres más de 60.000 positivos, pero hay registros en las 24 provincias.

“Estamos en un momento de brote epidémico y están subiendo los casos”, avisa la bióloga Victoria Micieli, que es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En Argentina, circulan principalmente dos de los cuatro serotipos que existen del virus del dengue. “Cuando circulan más de un serotipo o serotipos diferentes a los que han circulado en temporadas previas se pueden dar las formas graves de dengue”, explica la científica y aclara que un serotipo da inmunidad para ese serotipo, pero no contra los otros tres. “Entonces, cuando un mosquito nos pica con un serotipo diferente del que fuimos infectado previamente tenemos una sobrerreacción y hay una probabilidad de que se dé una forma hermorrágica de la enfermedad”, agrega. Desde julio, el 0,20% de los enfermos han sido diagnosticados con casos graves.

El incremento de contagios, explica Micieli, se relaciona con la abundancia de adultos de Aedes aegypti, el mosquito que transmite el dengue; con el brote en países limítrofes, como Brasil y Paraguay, y con una situación inédita para el país: “El invierno no es un momento en el que hay casos de dengue autóctono, porque la cantidad de mosquitos adultos baja, pero ahora en algunas partes de Argentina las poblaciones están activas todo el año”. “Esto está muy relacionado con varios factores, como el climático, y además se está estudiando si están adquiriendo una adaptación a temperaturas más bajas”, continúa la bióloga.

Pacientes al exterior del Hospital de Infecciosas Francisco Javier Muñiz, este martes.
Pacientes al exterior del Hospital de Infecciosas Francisco Javier Muñiz, este martes.Enrique García Medina

Los hospitales públicos han activado, en algunos casos, protocolos especiales para la atención de pacientes. En algunas provincias, por ejemplo, las cirugías no urgentes fueron reprogramadas para tener disponibilidad de camas. Las guardias de algunos centros, ya exigidas antes del brote, también se han visto colapsadas por la demanda de pacientes con síntomas de dengue, como reconocen algunos trabajadores que no quieren ser identificados. En el hospital Rivadavia, en la ciudad de Buenos Aires, la fila de pacientes llegó a dar la vuelta a la cuadra y este martes, aunque la atención se había agilizado, algunas personas con fiebre alta, dolor detrás de los ojos o malestar gastrointestinal esperaban sentadas en el piso o de pie.

A Irma López, de 66 años, le diagnosticaron dengue el sábado, cuando llegó al hospital sin fuerzas, con dolores en los huesos y migraña, sin ganas de comer ni tomar agua. Este martes volvió al centro de salud para una nueva consulta. Llegó a las siete de la mañana acompañada por su hermana Julia y se hizo de nuevo los estudios, que demoran dos horas en dar los resultados. Pasada la una de la tarde aguardaba a ser atendida por un médico. Cuando finalmente entró al consultorio cerca de las dos de la tarde, no obtuvo el alta: debe seguir tomando agua y Paracetamol, el tratamiento que aconsejan los médicos. “La atención es buena, pero tarda mucho”, asegura la paciente, que es encargada de un edificio en la capital argentina. Otros repiten lo mismo, que los profesionales no dan abasto.

Campaña de prevención

Para frenar la epidemia, creen los expertos, es importante informar a la ciudadanía sobre cómo se previene la propagación del mosquito que transmite el dengue, que se reproduce en recipientes que acumulen agua, como macetas o bebederos de animales. Una de las estrategias más efectivas es el control y eliminación de todos los contenedores de agua en las casas y espacios públicos, que funcionan como criaderos. Las recomendaciones incluyen tapar tanques, dar vuelta baldes, verter agua hirviendo en las rejillas… La fumigación, aseguran los expertos, “no es una medida de prevención suficiente” y “debe ir siempre acompañada” de acciones como las anteriores.

Aunque el Ministerio de Salud difunde información, por ejemplo, en redes sociales o en su página oficial, el Gobierno de Javier Milei ha descartado destinar dinero de la publicidad oficial a concientizar sobre el dengue en medios masivos hasta que haya “alguna emergencia”. “Por ahora, el caso del dengue no está dentro de esa posibilidad”, dijo el portavoz presidencial, Manuel Adorni, en la rueda de prensa diaria del Gobierno este lunes cuando una periodista le preguntó sobre la posibilidad de reactivar la pauta publicitaria, que el Gobierno suspendió por decreto para profundizar “los criterios de austeridad” que impuso desde la llegada a la Casa Rosada.

Adorni también aseguró que el Ejecutivo no considera “necesario” incluir en el calendario obligatorio la vacuna contra el dengue, como hizo Brasil en febrero. Brasil fue el primer país en empezar a inmunizar contra esta enfermedad en la sanidad pública con una vacuna desarrollada por el laboratorio japonés Takeda, que en Argentina se vende por 70.000 pesos (70 dólares al cambio paralelo), un valor difícil de asumir con el salario mínimo de 200 dólares. El portavoz argentino argumentó la postura del Gobierno diciendo, entre otras cosas, que “la efectividad no está comprobada”, a pesar de que la vacuna fue aprobada en Argentina en abril de 2023.

Dos diputados nacionales de Santa Fe, una de las provincias más afectadas por el brote de dengue, presentaron este lunes un proyecto de ley para establecer “medidas de prevención” contra la transmisión de la enfermedad y hacer que la vacuna se incluya en el calendario obligatorio.

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